VILLAMAYOR SE MUERE

Pueblo otrora vivo, ahora apenas alcanza a respirar su último aliento.

Dejadez, desidia, apatía describen un pueblo que se deja llevar por el vaivén de los vientos como barco sin rumbo.

Parques abandonados, contenedores llenos, carreteras socavadas, aceras pestilentes, niños y ancianos sin transporte que los acerque a su destino, es el lienzo fiel de una realidad cada vez más evidente.

Vecinos abandonados por elegir un sector u otro, sin importar necesidades o carencias básicas, todos los caminos llevan a Roma menos los que pasan por aquí. Te venden el edén y terminas en el desierto de los Monegros.

Jardines devorados por la maleza y paseos fluviales fiel recreación del mismísimo Jumanji.

Comerciantes cual presos de galera fustigados a impuestos, sobreviviendo a duras penas a los devaneos que imponen normas que solo ponen piedras sobre sus hombros, sin constatar su importancia en un pueblo fructífero que no es. Devorados por sus calles oscuras y desiertas, sin luces, ni colorido son el fiel reflejo de la realidad que nos persigue.

Canteras que en otro tiempo lucieron doradas, insignia de la capital, ahora plagadas de maleza, grafitis grotescos y abandonadas a su olvido. El antes admirado oficio de cantero  queda relegado a quien tiene piedra  no la extrae y quien quiere trabajarla no puede.

El que debiera ser el nuevo motor del pueblo, aquel parque que nos vendieron creador de puestos de trabajo y panacea de la ciencia solo se hace visible cuando lo visitan las altas autoridades ó le conceden un premio, gran desconocido para el resto de vecinos.

Ilusiones apagadas, sueños desvanecidos de todos aquellos que quisieron forjar aquí una vida y se ven avocados al destierro.

Comparte: