Potenciar la educación en valores como parte de una formación integral de los niños y niñas, es uno de los objetivos principales de la educación.
Es importante pararse a pensar que tipo de adultos queremos que lleguen a ser nuestros hijos e hijas. Para ello deberemos concretar cómo vivir los valores en la familia. Los valores configuran profundamente la personalidad de los hijos. Los valores se adquieren por repetición actos y dan a la persona la facilidad de obrar en un determinado sentido.
Algunos de estos valores como es de la responsabilidad y el esfuerzo son los que a continuación vamos a trabajar.
El desarrollo del esfuerzo vendrá de la mano de una exigencia por parte de los padres. Una actuación responsable implica una aceptación personal y libre de la tarea y una motivación interna para llevarla a cabo.
La responsabilidad se va aprendiendo de forma progresiva y de acuerdo con desarrollo evolutivo de los niños. Motivar a los hijos/as para que sean responsables es una de las metas de las madres y los padres.
Los padres deben explicar a sus hijos la importancia de asumir responsabilidades domésticas de acuerdo con su edad.
Conforme el niño/a crezca irá aumentando el número de situaciones de las que puede responsabilizarse y su sentido de la responsabilidad se irá ampliando.
Para ayudar a los hijos/as a desarrollar el sentido de la responsabilidad y el esfuerzo durante la infancia y la adolescencia es necesario que sus padres sean comprensivos, tolerantes y pacientes al tiempo que claros y coherentes.
- EL ESFUERZO.
Para poder inculcar en sus hijos el valor del esfuerzo y una educación basada en el mismo, es necesario tener en cuenta unos criterios generales.
Criterios para fomentar en los niños el valor del esfuerzo:
▪ El ejemplo por parte de los adultos tiene una gran importancia, especialmente el de los padres.
▪ Los chicos necesitan motivos valiosos por los que valga la pena esforzarse y contrariar los gustos cuando sea necesario. Hay que presentar el esfuerzo como algo positivo y necesario para conseguir la meta propuesta: lo natural es esforzarse, la vida es lucha.
▪ Es necesario cierta exigencia por parte de los adultos. Con los años, es lo deseable, se transformará en autoexigencia.
▪ Hay que plantear metas a corto plazo, concretas, diarias, que los adultos puedan controlar fácilmente: ponerse a estudiar a hora fija, dejar la ropa doblada por la noche, acabar lo que se comienza, etc.
▪ Las tareas que se propongan a los niños han de suponer cierto esfuerzo, adaptado a las posibilidades de cada uno. Que los chicos se ganen lo que quieren conseguir.
▪ Las tareas tendrán una dificultad graduada y progresiva, según vayan madurando. Conseguir metas difíciles por sí mismos, gracias al propio esfuerzo, les hace sentirse útiles, contentos y seguros.
▪ Muchas veces el fracaso será más eficaz que el éxito, en la búsqueda de una voluntad fuerte.
Y es que a nuestro entender, son dos los conceptos claves para la promoción del esfuerzo: voluntad y motivación.
- LA VOLUNTAD
Se puede trabajar y entrenar día a día con el fin de automatizar los comportamientos y así, disminuir la sensación de esfuerzo. La paciencia es el soporte esencial de la voluntad y si es el adulto no es capaz de tenerla, mal va a poder enseñarla al niño.
No hay esfuerzo si no hay motivo. Sin MOTIVACIÓN es imposible que alguien luche por una meta. Sin una meta, sin un objetivo… no existe el movimiento. Será de la motivación de donde surja la disposición para el esfuerzo. Detrás de cada actividad que realizamos siempre hay una motivación que actúa como el motor que nos va a permitir realizar el esfuerzo necesario para alcanzar las metas.
Por tanto, es básico conocer, aplicar y generar las motivaciones que impulsan al niño, para lo que se deberá conocer y escuchar a los hijos, entrenándoles en la capacidad de motivarse a sí mismos. Esperar la suerte, la lotería, ser “elegido”… son respuestas pasivas que no implican apenas esfuerzo. No hay esfuerzo cuando se tiene todo lo que se desea, no hay esfuerzo cuando antes de abrir la boca se tiene una necesidad cubierta.
La combinación de voluntad y motivación necesita ser “regada” por una abundante dosis de alegría, ilusión, cariño y ejemplo.
Un buen medio para fortalecer la voluntad consiste en seguir una DISCIPLINA y una exigencia. Por eso son convenientes los juegos y deportes: en ellos deberán observar unas reglas elementales que les creen hábitos de disciplina: horarios de entrenamiento, obedecer al entrenador, cuidar de su material, etc.
Es importantísimo que los niños lleguen a comprender el valor de la OBEDIENCIA. Haciendo caso a los adultos, los chicos actúan con un objetivo concreto y preciso en vez de seguir los impulsos de las propias ganas o apetencias. Obedeciendo encauzan sus energías y capacidades lo que les ayudará a construir una personalidad fuerte y definida. Pero para que haya obediencia ha de existir autoridad efectiva de los adultos: no hay que tener miedo a exigir.
Contar con un horario les ayudará a desarrollar su CAPACIDAD DE AUTOEXIGENCIA. Es bueno que los chicos cumplan un plan. Si desde pequeños se acostumbran a hacer en cada momento lo que deben y no lo que les apetece, habremos avanzado decididamente hacia una voluntad fuerte. Dentro del horario tiene una particular importancia la puntualidad en el comienzo de las tareas.
El DOMINIO DE SÍ MISMO es otra buena escuela para el fortalecimiento de la voluntad. El autodominio consiste en controlar los impulsos espontáneos que no vengan a cuento: levantarse mientras se estudia, gritar, lanzarse a por su comida preferida, incluso antes de que se ponga el plato encima de la mesa…
- LA RESPONSABILIDAD
Para enseñar responsabilidad son necesarias las normas, los deberes y el conocer las consecuencias de no asumir la responsabilidad de su cumplimiento. Existe una generación de padres y madres que suelen asociar las normas con imposición, castigo, etc. y que huyen del establecimiento de normas claras y por lo tanto de una cierta disciplina.
Establecer normas y consecuencias de su incumplimiento estimula que el niño se haga cargo de sus responsabilidades. Cuando a un niño se le adjudica la responsabilidad de sacar la basura o poner la mesa y necesita que sus padres se lo recuerden constantemente, son éstos los que se hacen cargo de la responsabilidad del cumplimiento de la tarea, el niño sólo lo hace o no. Si los padres no se lo dicen una y otra vez el trabajo queda sin hacer ¿en quién recae la responsabilidad de que se haga o no la tarea?
Enseñar responsabilidad implica que los padres sean responsables estableciendo pautas y las consecuencias de su incumplimiento. El simple castigo sólo sirve para controlar la conducta pero no educa.
Quizá es en la adolescencia de nuestros hijos cuando más nos preocupamos de este tema pero la responsabilidad se forja desde que nuestros hijos son pequeños y podemos ya en la infancia encomendarles pequeñas tareas: recoger sus juguetes, ayudar a hacer la cama, ayudar poner la mesa, etc.
En la adolescencia es muy adecuado establecer unos derechos que el adolescente tiene y los deberes que conlleva el disfrute de esos derechos; por ejemplo; “tienes derecho a salir con tus amigos y la obligación de llegar a las once a casa”. Ahora viene lo más importante ¿cómo reaccionamos si nuestro hijo se salta la hora de llegada y se retrasa? Quizá nuestra reacción al entrar por la puerta sea “Mañana no sales, estás castigado” u otras similares. Aquí está la clave de la cuestión, si queremos que nuestro hijo sea una persona responsable tendremos que hacerle ver que si él no ha cumplido con su deber de llegar a la hora está renunciando a su derecho a salir al día siguiente, de esta manera le haremos ver que cada derecho lleva aparejado un deber, que no somos nosotros los que le castigamos porque sí, si no que ha sido él libremente y como responsable de sus actos el que renuncia al disfrute de su derecho. No sólo le estaremos educando en responsabilidad sino también consolidaremos su personalidad. Recordemos que Educar en la responsabilidad es educar para la vida.
- ACTIVIDADES CONCRETAS DE RESPONSABILIDAD:
HASTA LOS SEIS AÑOS
- Recoger sus juguetes.
- Poner y quitar su plato y sus cubiertos de la mesa.
- Llevar la ropa sucia al lugar indicado para ello.
- Dar correctamente los recados.
- Colaborar en la preparación de su mochila, poniendo el bocadillo.
- Colaborar en la preparación de su fiesta de cumpleaños.
- Comer solos.
- Cepillarse los dientes, lavarse la cara y las manos.
- Compartir sus cosas con otros hermanos, amigos.
- Esperar su turno, saber esperar.
- Ir a la compra con los adultos, coger las cosas que se le indique.
- Cuidar una mascota o una planta con supervisión del adulto.
- Manejar un poco de dinero para comprar un helado, papas, pipas,….
ENTRE LOS SIETE Y LOS ONCE AÑOS
- Preparar la mochila con todos los materiales que necesitan llevar al colegio
- Realizar de forma autónoma las tareas que indique la profesora.
- Recoger sus juguetes, libros, cuadernos, pinturas,…..
- Ordenar su habitación. Colaborar para hacer su cama.
- Preparar la mochila de las actividades extraescolares: fútbol, natación,….
- Aseo personal: cepillarse los dientes, lavarse las manos, peinarse
- Preparase la ropa para la ducha.
- Anotar en la lista de la compra alimentos relacionados con su consumo
- Colaborar en la realización de la compra familiar.
- Ayudar a colocar y ordenar la compra
- Acostarse a una hora prudente.
- Colaborar en la preparación de su maleta cuando se van de viaje.
- Preparase juegos, música, libros,… cuando se van de viaje.
- Escuchar a los demás. Respetar el turno de palabra.
- Manifestar sus necesidades sinceras y reales. Demorar los caprichos.
- Saber hasta dónde pueden meterse en la playa.
- Decir la verdad aunque te perjudique.
ENTRE LOS DOCE Y LOS DIECISEIS AÑOS
- Hacer todos los deberes escolares sin que nadie se lo recuerde.
- Ordenar su habitación incluyendo armarios y la cama bien hecha.
- Organizar sus fiestas de cumpleaños.
- Acudir a las actividades extraescolares con el equipamiento adecuado.
- Aseo e higiene personal. Ducharse diariamente dejando el baño recogido.
- Fregar los platos, quitar el polvo, fregar el suelo.
- Doblar y recoger su ropa
- Prepararse el almuerzo y la merienda. Cocinar comidas sencillas.
- Organizar su ocio y tiempo libre.
- Llevar las llaves de casa.
- Anotar en la lista de la compra cosas que faltan.
- Realizar compras.
- Organizar sus libros, sus CDs de música.
- Prepararse la maleta cuando se van de excursión, viaje, campamento, ..
- Levantarse a la primera vez que se les llama o poniéndose el despertador.
- Tomarse la medicación pautada por el médico.