CURIOSIDADES DE NUESTRA HISTORIA (27)

LA REPOBLACIÓN DE LAS ZONAS NORTE Y ESTE DE LA PROVINCIA.

ALBA Y LEDESMA

El proceso de repoblación de la provincia se puede pensar, a raíz de la documentación existente, que fue lento, muy lento. Sí se puede afirmar que durante la primera mitad del siglo XII se dedicó la población que llegó a nuestros territorios a establecerse en el norte del Tormes, sobre todo en la Armuña, y a consolidar la población de la ciudad de Salamanca, pero siempre protegidos por la fortaleza natural del río.

Las expediciones contra los musulmanes que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XII, permitió a los grupos de salmantinos conocer con cierto detalle las características del territorio que iban a dominar, y enriquecerse con el botín conseguido, de modo que algunos ya proyectaron ir controlando la gran superficie, casi totalmente baldía, situada entre el Tormes y el sur de la provincia.

Después, durante la segunda mitad del mismo siglo, algunos se empezaron a establecer primero en la vega más próxima (Tejares), y luego más al oeste (Baños de Ledesma, por ejemplo), hasta llegar a Vitigudino o asentarse en Ciudad Rodrigo.

A partir de principios del siglo XIII se multiplican las menciones de poblados por todo el territorio de la provincia de Salamanca, incluso en los espacios serranos.

Se pudiera pensar que se va a ir culminando la repoblación salamantina pero la realidad es que solo se han puesto los cimientos, pues, con el paso del tiempo, va a ser necesario rellenar los enormes huecos que existen. Como ejemplo podemos decir que en la misma capital Alfonso IX tiene el reto de cubrir los espacios libres tanto al Norte como al Este y al Oeste del recinto amurallado y lo hace formando barrios de las órdenes militares de Alcántara y Santiago así como del Monasterio de San Vicente.

Miniatura del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela

que representa al rey AlfonsoIX

(www.es.wikipedia.org)

Aunque las crónicas de la época nos muestran a los salmantinos como guerreros empeñados en frecuentes expediciones contra los musulmanes, junto a las milicias de Ávila y Segovia participaron en diferentes batallas o enfrentamientos en Extremadura (Coria o Cáceres), en la conquista de Córdoba o en la incorporación de Sevilla a los reinos cristianos a mediados del siglo XIII, es cierto que la aristocracia salmantina no tenía solo funciones militares, sino sobre todo ganaderas.

Estos caballeros dedicaban gran parte de sus esfuerzos a la defensa de sus rebaños, que pasaban largas temporadas entre Salamanca y la Sierra. Al mismo tiempo practicaban la cría de ganado estante, en las dehesas del concejo próximas a la ciudad (Zurguén, Montalbo, Marín, etc); cada vecino podía llevar a ellas los animales utilizados con más frecuencia: cuatro vacas de leche, caballos, mulos y asnos o los bueyes empleados en el transporte de material para la construcción de las iglesias.

Los vecinos de la ciudad también encontraban al sur de la misma los montes que les proporcionaban frutos, castañas, bellotas, así como madera para la construcción de viviendas o carbón y leña para el fuego. Hay que señalar que los guardas del monte se encargaban de que se respetaran los cotos de los frutos, vigilaban que no se destruyeran los árboles y que las castañas quedaran a disposición de los vecinos el día de San Miguel.

En la Armuña y en la zona de Villoria se detecta un aprovechamiento agrícola bastante intenso. Los pocos fueros agrícolas que se conservan de la época se refieren a aldeas armuñesas y están destinados a regular las relaciones entre los señores de los lugares y los campesinos que puedan estar interesados en acudir a explotar esas tierras ajenas.

Se trataría de campesinos vasallos que se comprometen a reconocer el señorío mediante el pago de tributos específicos o a ser penalizados por el dueño con determinadas multas cuando cometan cualquier irregularidad.

Esquema de construcción de una vivienda medieval

(www.salamancartvaldia.es)

Caso diferente es el del campesino que realiza su trabajo dirigido por el señor terrateniente. La situación más frecuente es la de yuguero, término utilizado en el fuero de Salamanca y que designa al trabajador que se encarga de desarrollar todo el ciclo del cultivo de cereal, desde la preparación de la siembra con el arado hasta la recolección. Además tenía que tener bien atendidos a los bueyes e incluso construir el establo que servía para recoger a los animales, guardar la paja y, en ocasiones, era su propia vivienda.

Por lo que respecta a la repoblación de Ledesma y Alba, los datos que se tienen de estas dos plazas son muy escasos.

Ni las narraciones acerca de los núcleos repoblados en el siglo X, ni los cronistas de la segunda mitad del siglo XIII que se refieren escuetamente a la repoblación de Salamanca, Ávila y otras villas de la Extremadura, hacen referencia a la repoblación de Alba.

Según parece fue el propio Raimundo de Borgoña el que, repoblada Salamanca o quizás a la vez, procediera a repoblar Alba, si bien tras algún fracaso inicial debido a la gran actividad que desplegó para repoblar Ávila y Salamanca y al poco interés que le planteó la villa tormesina.

(www.entreletormesybutarque.es)

Según todos los indicios, la villa no pasó de ser durante mucho tiempo una pequeña aldea dedicada a la agricultura, parte integrante del cinturón productivo que se había desplegado en torno a la ciudad de Salamanca. Cuando a partir de mediados del siglo XII el interés repoblador se centra en la zona occidental de la provincia, Alba todavía no había sido objeto de una acción repobladora importante.

Y es que aunque la producción agraria era muy importante y vital para el abastecimiento de la ciudad de Salamanca, si tomamos en consideración la importancia militar la fortificación de la villa podía resultar irrelevante ya que la proximidad de Salamanca garantizaba suficientemente la seguridad no solo de Alba sino del entorno en el que se asentaba la villa.

Posteriormente se demostraría que esta desidia en repoblar y fortificar Alba resultó una equivocación importante dado que con la división de los reinos de Castilla y de León llevada a cabo por Alfonso VII Alba pasó a ocupar un lugar estratégico como posición fronteriza frente a Castilla. Tanto es así que, a causa del interés económico por su potencial agrícola, se convirtió en un objetivo fácil para el ejército castellano que ocupó y saqueó la villa en el año 1196.

Se sabe que Alfonso VII, para potenciar tal vez la repoblación iniciada por Raimundo de Borgoña, otorgó un fuero a la villa en el año 1140 (primer testimonio de la acción directa de la monarquía sobre la villa). Este fuero se conoce indirectamente a través del privilegio que Alfonso X había otorgado en Sevilla en el año 1279 con el fin de confirmar el traslado del original que se había perdido.

Miniatura medieval de Alfonso X del Libro de los Juegos

(www.es.wikipedia.org)

Pero sin duda fue Alfonso IX quien incentivó la repoblación de la villa, aunque no se debió tratar de una repoblación militar sino de una inmigración de campesinos procedentes de las zonas norteñas del reino de León, lo que indica la importancia que se le daba al aspecto económico sobre el político o el militar en los territorios orientales del concejo de Salamanca. A esta repoblación debemos el fuero cuya redacción ha llegado hasta nosotros.

Caso muy distinto es el de la repoblación de Ledesma que no se puebla hasta 1161.

Hasta esa fecha Ledesma no era más que una aldea integrada en el alfoz de Salamanca desde la repoblación de ésta, aunque presentara diferencias importantes con respecto a los lugares orientales de la provincia.

Puerta de la muralla medieval que se conserva y que data del siglo XII

(www.turismoreinodeleon.com)

Ángel Barrios (“Repoblación de la zona meridional del Duero”) ha observado la permanencia de algunos topónimos que aparecen en la documentación medieval, algunos de los cuales han desaparecido, como “mazán” (relacionado con la existencia de estructuras militares), “muéllades” (que denota la presencia de población muladí, campesinos convertidos al Islam), además de un número relativamente elevado de aldeas con nombres propios cristianos que sólo han tenido difusión durante el siglo X. Estos hechos han inducido al autor a sugerir “una temprana y paulatina repoblación popular de una zona marginal que daría lugar a nuevos asentamientos al lado de otros más antiguos habitados por una población islámica residual”.

Tanto la composición étnica de la población como su distribución en el espacio reafirman la tesis de la permanencia de grupos residuales de población y de una colonización campesina al margen de las iniciativas del poder (tanto de la monarquía como de la nobleza).

Todo parece indicar que en la zona de Ledesma, sobre todo al norte del curso del río Tormes, pervivía un grupo de población que había llegado en la mitad del siglo X. Algunos grupos se habían asentado con anterioridad a la repoblación de Ramiro II, pero la mayoría lo había hecho con posterioridad.

Minitura del Tumba A de la Catedral de Santiago de Compostela

que representa a Ramiro II de León

(www.es.wikipedia.org)

Y en estos territorios, marginales durante décadas a las vías de avance de la expansión colonizadora y militar, las estructuras de convivencia han permanecido un tanto fosilizadas máxime si tenemos en cuenta que son zonas un tanto alejadas de las vías más importantes de comunicación cada vez más transitadas a medida que la repoblación y la colonización van potenciando el tránsito y los intercambios comerciales. A este aislamiento debieron contribuir también las pobres condiciones del terreno que no permitían la práctica de la agricultura, lo que debió desalentar el impulso colonizador del campesinado.

Estos hechos explicarían que el territorio de Ledesma mantuviese unas características propias, diferentes, con aspectos diferenciadores respecto a la zona de Salamanca y Alba. Quizás por ello se pudiera producir el retraso en su repoblación y su segregación de los territorios del alfoz salmantino.

Ledesma, al asignársele un amplio alfoz en la que se integra todo el territorio norteño de la provincia, se convierte en centro coordinador de un espacio vital para la articulación política y para las comunicaciones entre los territorios septentrionales (León, Toro y Zamora) y orientales (Salamanca y Alba) del reino de León con la frontera meridional que es de donde llega el peligro militar procedente de la vecina Portugal y del sur andalusí.

De todas las maneras, y como ocurrirá con Ciudad Rodrigo, la desmembración no significa la ruptura completa de la vinculación con la ciudad salmantina y es que el fuero pertenece a la familia del de Salamanca, lo que supone que la organización interna del nuevo concejo reproducía con bastante fidelidad la del concejo salmantino.

Recopilación de los Fueros Leoneses de Zamora, Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes

de Américo Castro

(www.amazon.es)

Para la realización del presente artículo se han tenido en cuenta los siguientes documentos:

ÁNGEL BARRIOS GARCÍA: “Repoblación de la zona meriodional del Duero. Fases de ocupación, procedencias y distribución espacial de los repobladores”. Studia Histórica. Historia Medieval. Usal Revistas. Vol 3 (1985)

– BONILLA HERNÁNDEZ, J.A.; HERNÁNDEZ DÍAZ, J.M. y MARTÍN MARTÍN, J.L. “Historia de Salamanca”.  Ediciones GRUPOSA. Salamanca, 1996

– MÍNGUEZ, J.M.  “La repoblación de los territorios salmantinos. Las repoblaciones del siglo XII”.  correspondiente al capítulo I de HISTORIA DE SALAMANCA II  (coordinador J.M. Mínguez, director  J.L. Martín),  Centro de Estudios Salmantinos. 1997

Continuará …..

 

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