PERSONAJES HISTÓRICOS (24)

Relación de personajes que han tenido que ver con nuestra historia

CAMILO, Francisco (1614-1673)

Pintor nacido en Madrid.

De padre italiano y madre española, quedó huérfano de padre muy niño. Su madre casó en segundas nupcias con el pintor Pedro de las Cuevas (fallecido en 1644), conocido por sus excelentes condiciones de profesor, siendo maestro de muchos pintores de la misma generación de Camilo (Giusepe Leonardo, Pereda, Carreño, Arias, Montero de Rojas, Burgos Mantilla, etc.).

Parece que a los dieciocho años había pintado un lienzo de «San Francisco de Borja» para la Casa de los Jesuitas de Madrid. A los veinte se halla en Zaragoza colaborando en la serie de Reyes de Aragón para el palacio del Buen Retiro en construcción. Diez años más tarde pintará un cuadro de las «Santas Justa y Rufina» en la capilla de la Catedral de esa ciudad.

A los veinticinco años es elegido para la decoración del Salón Dorado o de las Comedias del Alcázar de Madrid juntamente con otros pintores; las pinturas eran retratos sedentes de reyes de Castilla . En 1641 trabaja en la galería de Poniente del Alcázar, preparada para recibir a la segunda esposa de Felipe IV, pintando escenas de las fábulas de Ovidio «Escenas de las Metamorfosis de Ovidio».

«El Apóstol Santiago a caballo» o «Santiago Matamoros«

obra de Francisco Camilo, ubicada en el Museo del Prado.

(www.es.wikipedia.org)

En 1646 realiza una serie de lienzos con escenas de la vida de Santo Domingo para el convento de Santo Domingo el Real de Madrid y en 1649 establece contacto con los cartujos del Paular que se mantuvieron a través de muchos años.  La especial sensibilidad devota de Camilo hizo que tuviese buenas relaciones con todas las órdenes religiosas de Madrid y su contorno.

Realizó diversos cuadros: «Cristo del Perdón» de los dominicos del Rosario; «Santiago Matamoros» (catedral de Ciudad Rodrigo),  «Santiago en la Batalla de Clavijo (Capilla de Cerralbo», Ciudad Rodrigo), «San Antonio Abad» y «San Pablo ermitaño» (Museo del Prado, ambos procedentes de la Cartuja del Paular).

En la década de los cincuenta pinta algunos de sus lienzos más afortunados: «San Juan de Dios», «Ascensión del Señor»,  el «Martirio de San Bartolomé»  o el «Descendimiento» (iglesia de San Justo de Segovia),  «San Jerónimo azotado por los ángeles» y «Martirio de San Bartolomé» (Museo del Prado, procedente de los Carmelitas Descalzos de Madrid).

Entre 1666 y 1673 pinta grandes lienzos como «San Pedro consagrando a San Torcuato» (Museo del Prado) y «San Carlos Borromeo en la peste de Milán» (catedral de Salamanca).

«San Carlos Borromeo en la peste de Milán«,

cuadro de Francisco Camilo ubicado en la Catedral Nueva de Salamanca.

(www.alamy.es)

Murió en 1673 y se le enterró en la iglesia de San Sebastián de donde era parroquiano.

CAMPERO, Juan  (finales del siglo XV- en torno a 1547)

Apodado el Viejo. Maestro de cantería.

Al parecer era natural de Retuerto, en la merindad de Trasmiera (Cantabria), como declara en un documento de 1515.

Estaba casado con María de Aliaga y tenía varios hijos e hijas, de los que se sabe que al menos tres siguieron el oficio del padre: Sebastián, Hernán y Juan Campero el Mozo.

Las primeras noticias que de él se tienen le muestran trabajando en la zona de La Mancha, tanto en Huete, Carboneras (Cuenca), como en Torrelaguna (Toledo), donde trabajaba para el cardenal Cisneros.

Fue uno de los maestros que participó en la Junta que discutió sobre las trazas y ubicación de la Catedral Nueva de Salamanca. Aunque se le nombró aparejador de la obra a las órdenes de Juan Gil de Hontañón, el cardenal Cisneros le obligó a volver a Torrelaguna, donde trabajó en el convento y en un acueducto. A partir de 1515, aparece en Ávila cuando firma una compañía con el cantero Pedro de Guelmes para hacer las iglesias de Santiago y de San Juan de Ávila. Después tuvieron un pleito por haberse separado, al parecer instigados por Vasco de la Zarza y otros.

Vista aérea de las dos catedral salmantinas.

(www.salamancapasoapaso.blogspot.com)

Entre 1524 y 1530 su actividad se desarrolla más en torno a Segovia y puntos cercanos. En Segovia se encargó de trasladar el claustro de la catedral y su portada a un nuevo emplazamiento, hizo las casas del licenciado Peralta y, en 1529, levantó el último cuerpo de la torre del Parral. Trabajó también en Valviadero (Valladolid), y en 1529 pidió que se tasara la torre de la iglesia de Guadalix (Madrid). En 1530 hace la capilla de los Cáceres en San Francisco de Segovia.

En 1531 dio poder a su hijo Sebastián Campero para cobrar lo que había hecho en Ávila y su obispado y otro poder al cantero Alonso de Ruescas y a su criado, Diego de Gamboa, para cobrar sus obras de Segovia. Se sabe que en ese año empezó a hacer también el cuarto que miraba hacia San Francisco del monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila.

En 1536 daba su informe sobre la ruina de una bóveda de la girola de la catedral de Ávila. En 1538, junto a Lucas Giraldo y unos carpinteros, realizó un informe sobre la obra efectuada en la capilla mayor del monasterio de Gracia por Juancho de Mendiguna y Juan de Aguirre.

Hizo las trazas para distintas iglesias de la provincia abulense. Una de sus obras más importantes es la cabecera de la capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, que debió de terminar alrededor de 1544, fecha en que aparece en una ventana. Es una obra centralizada, acorde con el destino funerario del recinto, relacionable con obras proyectadas por Rodrigo Gil de Hontañón, a lo que se añade la decoración de bolas, muy usadas en el medio abulense. Por esta obra sostuvieron sus hijos Elvira, Diego y Sebastián un pleito con el patrono Diego Álvarez de Bracamonte, quien no quería pagar la elevada suma que había tasado Juan de Plasencia.

Interior de la Capilla de Mosén Rubí de Bracamonte.

(www.instigart.wordpress.com)

En 1547 habría ya fallecido, pues su mujer declara ser viuda en un poder que da junto a su hijo Diego Campero contra Juan Campero el Mozo.

CANO, Melchor (1509-1560)

Fraile dominico y teólogo nacido en ¿Pastrana? (Guadalajara).

El lugar y la fecha de nacimiento de Melchor Cano han sido objeto de controversia. Varios lugares se disputaban el honor de ser su lugar de nacimiento, sobre todo Tarancón (Cuenca) y Pastrana (Guadalajara), su verdadera patria. El principal argumento es el acta de profesión religiosa, donde se le cita como “oriundo de Pastrana”.

Los estudios de Gramática y Latinidad debió cum­plirlos en Pastrana, bajo la mirada de su padre, quien, convencido de las dotes del hijo y deseoso de que adquiriera estudios superiores, lo en­vió a estudiar a Salamanca. Cuando estaba iniciando su formación en Artes, debió conocer a los religiosos dominicos de San Esteban y optó por seguir esa vo­cación. En agosto de 1523, tomó el hábito de dominico en el convento de San Esteban. Un  año más tarde emitía su profesión y tomaba el nombre en religión de fray Melchor de Santa Marta. Inmediata­mente inició sus estudios superiores en el citado convento y tuvo allí a maestros en Teología, como Francisco de Vitoria.

Imagen de Melchor Cano, en un grabado de Esteban Boix de 1791

(www.es.wikipedia.org)

En 1531 recibió la ordenación sacerdotal y fue en­viado por sus superiores al Colegio de San Gregorio de Valladolid, donde ingresó como colegial el 3 de octubre. Tuvo como compa­ñero también a fray Luis de Granada, quien había ingresado como colegial el 11 de junio de 1529 y per­maneció hasta 1534.

Los superiores religiosos de Cano pronto captaron sus grandes cualidades intelectuales y preparación científica y en el mismo Colegio de San Gregorio empezó a enseñar en 1533. Recibió el cargo de maestro de estudiantes en 1534 y dos años después consiguió el título de lector de Teología que le habilitaba para la enseñanza superior en la Orden dominicana. El Capítulo General de Roma de 1536 le confirió el título de bachiller en Teología. Siendo delegado en el citado capítulo le fue conferido allí el título de maestro en Sagrada Teología, como había sido solicitado por el capítulo provincial de Benavente de 1541. La Provincia le incorporó a sus maestros en el Capítulo de Toledo en 1543.

A la vuelta del Capítulo General de Roma fue in­vitado por la Universidad de Bolonia y allí recibió un nuevo título de maestro en Sagrada Teología. Por esta misma fecha quedó vacante la cátedra de Prima en la Universidad de Alcalá; los superiores le encomenda­ron que hiciese oposiciones a dicha cátedra, que ob­tuvo por sus ya relevantes cualidades y de la que tomó posesión el 19 de marzo de 1543. Allí enseñó hasta que, habiendo quedado vacante la cátedra de Prima de la Universidad de Salamanca por la muerte de Fran­cisco de Vitoria el 17 de agosto de 1546, el convento de San Esteban pensó en Cano para sucederle. A esta cátedra renunció en el mes de septiem­bre de 1552, al ser designado obispo de Canarias.

En el año 1550 salieron a luz en Salamanca, a cargo del impresor A. Portonariis, dos obras: «De sacramentis in genere»  y «De paenitentiae sacramento».

La obra teológica que ha dado un puesto singular a Cano en la historia de la Teología lleva por título «De locis theo­logicis», publicada como póstuma en Salamanca en 1563.

Portada del libro «De locis theologicis», impreso en Salamanca en el año 1563.

(www.vicentellorero.com)

Al retornar a su convento de San Esteban lo único que le preocupaba era no rebajar el punto de excelencia en que Vitoria había dejado el pensa­miento teológico y la gloria de la Universidad de Sa­lamanca.

Estuvo presente en la segunda sesión del Concilio de Trento por encargo del Emperador. En enero de 1551 recibe el permiso de la universidad e inmediatamente se pone en camino hacia Trento, acompañado de su hermano de hábito y sustituto en la cátedra, Diego de Chaves. Participó en la segunda sesión del concilio  y dejó alta impresión de su saber, como lo demues­tran sus intervenciones que constan en las Actas so­bre la eucaristía (9 de septiembre), sobre la penitencia (20 de octubre) y sobre el sacrificio de la misa (9 de diciembre).

A la vuelta del concilio, y antes de reintegrarse en la cátedra, Cano fue presentado al obispado de Las Pal­mas o de Canarias, como entonces se llamaba, por el Emperador y fue aceptado en Roma en el consistorio papal del 24 de agosto. Hoy parece cierto que el papa Julio III despachó las bulas del nombra­miento y que Melchor Cano recibió la suprema orden del episcopado en Segovia a finales de 1552, previa renuncia a su cátedra de Prima en septiembre. Pero pronto la nueva dignidad desagradó a Cano y, antes del año, dirigía una carta a Felipe II pidiéndole que mediara ante el Emperador para ser relevado de esta dignidad, lo cual se hizo pronto efectivo. El mo­tivo de tal renuncia entra en las apreciaciones subjeti­vas de los historiadores, que proyectan sus simpatías o fobias con Cano.

Tomó entonces la decisión de re­tirarse al convento de Piedrahita, que era uno de los primeros conventos de la reforma dominicana, y dar allí término a su obra teológica. Pero pronto requirie­ron sus servicios los superiores religiosos. En octubre de 1556 la reina viuda María de Hungría, hermana de Carlos V, le escoge como confesor y para ello se tras­lada a la Corte de Valladolid. Fue designado como regente de estudios nuevamente en el Colegio de San Gregorio, aunque sin ejercer el profesorado (1556) y la Corte requirió sus servicios en situaciones compro­metidas y complejas. En 1557 es elegido prior de su convento de San Esteban de Salamanca y, a conti­nuación, en octubre del mismo año, es elegido pro­vincial en el capítulo provincial de Plasencia, en el que participaba como definidor.

Falleció en el convento de San Pedro Mártir de To­ledo durante la visita canónica el 30 de septiembre de 1560.

Para la realización del presente artículo se han tenido en cuenta los siguientes documentos:

– M. DE SANTIAGO CIVIDANES: “Salmantinos Ilustres”. Publicaciones de la Excelentísima Diputación Provincial de Salamanca, 1934

– REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA: “Diccionario biográfico español

 

 

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