Los Reyes Magos llenan de color e ilusión a los niños de Villamayor al ver la Cabalgata que pasaba por sus calles al ritmo de los acordes de la banda municipal de música

Los vecinos de Villamayor, esta noche de Reyes, han salido con sus hijos a las calles para recibir con orgullo y alegria la colorida Cabalgata que ha desfilado con sus majestades al ritmo de la música de la Banda Municipal de Música.

El 5 de enero es una noche en la que los corazones infantiles palpitan aceleradamente y cuando cierran los ojos sueñan con ilusión que los Reyes Magos de Oriente les traigan los regalos ansiados. Esperan que la carta que enviaron hace tanto tiempo con el encabezamiento «Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar» llegue a su destinatario sin problemas. Es tanta la emoción y el nerviosismo de los más pequeños que, en el silencio de la noche, de tanto pensar en ellos, les parece oír el sonido de sus pasos y el roce de sus túnicas de seda por los pasillos.

En la actualidad, la festividad de los Reyes Magos viene cargada de tradiciones como la de la Cabalgata del día 5 de enero, en la que, como antesala de lo que ocurrirá durante la noche, los tres Reyes Magos desfilan en maravillosas carrozas acompañados de sus séquitos. Los Magos reparten caramelos y los pajes de cada rey recogen las cartas de los niños más rezagados.

Otra costumbre de la Noche de Reyes es dejar los zapatos de cada miembro de la familia en el balcón para que Sus Majestades depositen dulces en su interior. Esto tiene su origen en una curiosa leyenda: dos amigos del niño Jesús, apenados de verle siempre descalzo debido a la pobreza de su familia, quisieron darle sus propios zapatos; pero como eran usados, en un intento de que parecieran nuevos, y para que tuvieran mejor aspecto, los generosos niños se esforzaron en limpiarlos al máximo, así que los lavaron y los dejaron por la noche en el balcón para que se secaran. Al día siguiente, milagrosamente los zapatos aparecieron llenos de regalos y dulces como premio a su buen corazón. Los Reyes Magos habían pasado aquella noche por allí y habían recompensado la bondad de los dos niños.

Muchos escritores famosos le han dedicado versos a esta noche tan mágica recogemos aquí algunos:

La llegada de los Reyes Magos – Lope de Vega

Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Reyes que venís de Oriente
al Oriente del sol solo,
que más hermoso que Apolo,
sale del alba excelente.

Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

No busquéis la estrella ahora,
que su luz ha oscurecido
este sol recién nacido,
en esta Virgen Aurora.

Ya no hallaréis luz en ellas,
el niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas,
la estrella oscurece ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Los tres Reyes Magos – Rubén Darío

-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.

Vengo a decir: La vida es pura y bella.

Existe Dios. El amor es inmenso.

¡Todo lo sé por la divina Estrella!

*

-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.

Existe Dios. Él es la luz del día.

La blanca flor tiene sus pies en lodo.

¡Y en el placer hay la melancolía!

*

-Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro

que existe Dios. Él es el grande y fuerte.

Todo lo sé por el lucero puro

que brilla en la diadema de la Muerte.

*

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.

Triunfa el amor y a su fiesta os convida.

¡Cristo resurge, hace la luz del caos

y tiene la corona de la Vida!

Soneto – Luis Rosales

Con dulce y grave majestad ferviente,
mientras arde cantando la retama,
llegan los Reyes cuando el sol derrama
su niña antigüedad de oro inocente.

Con boca y labio de abejar riente
donde vuela la miel de rama en rama
besaron al Señor, que les enrama
de alegre mirto el corazón creyente.

Con toque y mano de fluvial espuma,
le ofrecieron el oro desvalido
y el lento incienso de ascensión trigueña:

¡todo en el aire es pájaro y es pluma,
está el cielo en el ser restablecido
y en la indefensa carne el tiempo sueña!

Los Reyes Magos – G. K. Chesterton

Andamos muy despacio, llueva o nieve,
en busca del lugar donde rezan los hombres.
Es tan llano el camino que no es fácil
seguirlo sin perderse.

Aprendimos de jóvenes
a resolver oscuros acertijos
y los tres conocemos
la antigua tradición del laberinto.
Somos los reyes magos de otros tiempos
y excepto la verdad sabemos todo.

Dimos vueltas y vueltas en torno a la montaña,
y perdimos la vista del bosque entre los árboles,
y para cada mal aprendimos un nombre
interminable. Honramos a los dioses dementes;
a las Furias llamábamos Euménides.

Los dioses de la fuerza les quitaron el velo
a la imaginación y a la filosofía.
La serpiente que tantas desdichas trajo al hombre
muerde su propia cola retorcida
y se llama a sí misma Eternidad.

Humildemente vamos… Bajo nieve y granizo…
Las voces apagadas y el farol encendido.
Tan sencilla es la senda que podríamos
perder la orientación.

El mundo está volviéndose blanquísimo y terrible,
y blanco y cegador el día que despunta.
Rodeados de luz andamos, deslumbrados
por algo que es tan grande que no puede mirarse
y tan simple que no puede decirse.

El niño que existía
antes de que los mundos comenzaran
(… Sólo necesitamos andar un poco más,
sólo necesitamos abrir la cerradura),
el niño que jugaba con la luna y el sol
juega ahora con el heno.

La morada en la cual los cielos se alimentan
-esa antigua y extraña morada que es la nuestra-
donde no se pronuncian palabras engañosas
y es la Misericordia sencilla como el pan
y tan duro el Honor como la piedra.

Vamos humildemente, humildes son los cielos,
y brilla intensamente la estrella, baja, enorme,
y descansa el pesebre tan cerca de nosotros
que habremos de viajar lejos para encontrarlo.

¡Escuchad! Se despierta como un león la risa,
resuena su rugido en la llanura
y el cielo entero grita y se estremece
porque Dios en persona ha nacido de nuevo,
y nosotros tan sólo somos niños pequeños
que bajo lluvia y nieve prosiguen su camino.

En la festividad de los Santos Reyes – Santa Teresa de Jesús

Pues la estrella
es ya llegada,
vaya con los Reyes
la mi manada.

Vamos todas juntas
a ver el Mesías,
pues vemos cumplidas
ya las profecías.
Pues en nuestros días,
es ya llegada,
vaya con los Reyes
la mi manada.

Llevémosle dones
de grande valor,
pues vienen los Reyes,
con tan gran hervor.
Alégrese hoy
nuestra gran Zagala,
vaya con los Reyes
la mi manada.

No cures, Llorente,
de buscar razón,
para ver que es Dios
aqueste garzón.
Dale el corazón,
y yo esté empeñada:
vaya con los Reyes
la mi manada.

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