De la A a la Z (23)

Relación de términos y expresiones (incluidos insultos)  de nuestra historia.

BERGANTE:

Palabra procedente del término gótico “brikan” (golpear, luchar), del que derivan el término catalán “bergant” (individuo de una brigada de trabajo) y del término español “bregar”

Persona pícara o sinvergüenza.

El Diccionario de Autoridades lo describe como picarón, sinvergüenza, de malas costumbres y condición, no solo vil sino perversa y maliciosa.

Es un término muy usado en los siglos XVI y XVII en ambientes del hampa perteneciendo a la  jerga de pícaros y truhanes. Se utilizaba para señalar al hombre de mundo que va con gente alegre, mercenario o malhechor.

Bergantín Brillante.

Óleo de J. Mordina (1852

(www.laamericaespanyola.wordpress.com)

BERGANTÍN:

Palabra procedente del término francés “brigantin” y éste del término italiano “brigantino” (bandido)

Buque de dos palos y vela cuadrada o redonda.

Embarcación de diez a doce remos y bancos de un hombre cada uno.

Apareció originalmente en el siglo XIII en el Mediterráneo. Debido a su velocidad y maniobrabilidad era uno de los buques preferidos de los piratas; a eso debe su nombre, pues brigantino o brigantin es “bandido”. Además se utilizaron para el tráfico mercante.

Dadas sus características, las armadas de los distintos países incorporaron a sus flotas estos navíos haciéndoles portar piezas de artillería en la cubierta para la lucha contra la piratería.

BERLINA:

Palabra procedente del término francés “berline” y este de “Berlín”, ciudad donde se ideo este tipo de coche de caballos hacia el año 1670.

Berlina de Gran Gala.

Coche de la Corona Real, realizado para el rey Fernando VII en 1829.

Patrimonio Nacional.

(www.twitter.com)

Antiguo coche cubierto y suspendido, tirado por caballos, de dos asientos y cuatro ruedas, provisto de ventanillas.

En los coches de los ferrocarriles, departamento que se diferenciaba del resto por llevar una sola fila de asientos.

La expresión “poner en berlina” era utilizada a principios del siglo XIX para decir que a una persona se la ponía en ridículo.

BERMA:

Palabra procedente del término francés “berme” y este del neerlandés “baerm” (borde, margen).

Espacio al pie de la muralla y declive exterior del terraplén que servía para que la tierra y las piedras que se desprendían de ella al batirla el enemigo, se detuviesen y no cayeran dentro del foso y evitando su relleno.

Berma del castillo de los duques de Alburquerque, del siglo XV.

Mombeltrán (Ávila)

(www.glosarioarquitectonico.com)

BERMEJO:

Palabra procedente del término latino “vermiculus” (gusanillo).

Dicho de un color: rojo o rojizo.

Hacia 1140 se utilizaba este término como adjetivo, con el significado de “encarnado”, por el uso que se hacía de la cochinilla para producir el color rojizo.

El término ha derivado en “bermellón” en los siglos XIII y XIV, para indicar los artículos importados de Oriente.

cinnabar (vermilion)

Cinabrio bermellón

(www.es123rf.com)

BESAMANOS:

Palabra compuesta.

Acto en que se manifestaba adhesión al rey y personas reales besándoles la mano; más tarde se redujo a una simple visita.

El besamanos en la Edad Media indicaba un homenaje del vasallo a su señor de que se reconocía dependiente y al que juraba obediencia. Si el señor se hallaba ausente en el acto en que debía prestarse el homenaje, la ceremonia se practicaba en el umbral de la puerta del castillo y el beso se daba en este caso a la aldaba de la puerta de todo lo cual se levantaba el correspondiente testimonio.

Las Partidas de Alfonso X marcaban cuándo y cómo se debía realizar el acto del besamanos: al hacerse vasallo un hombre de otro, los ricos hombres al rey, los principales personajes del reino al nuevo rey, el vasallo a su señor cuando éste le hacía caballero y le ceñía la espada y se despidiera de él.

Con posterioridad siguió la práctica no solo en la ceremonia de acceso al trono del nuevo rey sino también en otros eventos: cumpleaños, días especiales, etc.

Parece que la primera excepción que se encuentra es la del príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, el cual en la ceremonia de su jura (1650) no consintió que le besaran la mano los prelados del reino, aunque sí accedió a que se la besaran los grandes del reino y su mismo tío don Juan de Austria. Desde entonces, Felipe II, para manifestar su consideración al estado eclesiástico, no permitió ya que le besasen la mano los sacerdotes.

Siguió la misma costumbre su sucesor. Felipe III,  en cuyo reinado ocurrió lo del  estudiante de Salamanca, a quien los reyes no dieron a besar la mano pensando que era un clérigo por los hábitos largos que vestía.

En el reinado de Felipe IV continuaron los eclesiásticos gozando de esta prerrogativa hasta que el mismo clero promovió su abolición con objeto de ser los primeros en dar ejemplo de la adhesión que se debe al monarca.

«Un besamanos en el Palacio Real de Madrid, reinando Carlos IV»

Grabado de 1804.

(www.alamy.com)

BESTIARIO:

Palabra procedente del término latinobestiarius” (bestiario, luchador con las fieras en el circo)

En la literatura medieval colección de fábulas, relatos, descripciones e imágenes referentes a animales reales o fantásticos.

Por extensión, conjunto de poemas, narraciones, etc. cuyos temas se refieren a diversos animales.

En el contexto del lenguaje simbólico de los animales en la literatura y el arte cristiano de Occidente, estos primitivos manuales de historia natural se solían acompañar con una lección moral, reflejando la creencia de que todo en el mundo, real o imaginario, era la creación de Dios y que cada ser tenía su función en él. Algunos autores diferencian «bestiarios reales de signo positivo» (palomas, cigüeñas, águilas y leones), y «de signo negativo» (serpientes, monos, liebres, cerdos, cabras, etc.) de los «bestiarios fantásticos», en los que abundarán arpías, basiliscos, centauros, dragones, sátiros o sirenas.

El primer bestiario conocido en la forma en que más tarde ganaría popularidad era un antiguo volumen griego anónimo de entre los siglos II y IV  conocido como Physiologus.

Tras él, San Isidoro de Sevilla y San Ambrosio expandieron el mensaje religioso con referencias a pasajes de la Biblia. Ellos y otros autores copiaron o modificaron libremente modelos preexistentes, refinando el contenido moral.

Sin embargo, los coloristas relatos sobre estas bestias fueron ampliamente leídos y, en general, tomados como ciertos. Algunas observaciones encontradas en los bestiarios de la época, como la migración animal (principalmente en los pájaros), fueron descartados por naturalistas de épocas posteriores, solo para ser redescubiertas por la ciencia moderna.

Uno de los bestiarios medievales más representativos es el Bestiario de Aberdeen, aunque se conservan más de cien ejemplares similares, incluido el compuesto por Leonardo da Vinci.

El único bestiario escrito en castellano que se conserva en el mundo data de 1570 y está titulado Bestiario de Juan de Austria, cuyo original se encuentra en el Monasterio de Santa María de la Vid (Burgos).

Páginas del Bestiario de D. Juan de Austria. S.XVI

(www.delpergaminoalaweb.wordpress.com)

Para la realización del presente artículo se han tenido en cuenta los siguientes documentos:

– AA.VV.: “Diccionario de Lengua Castellana”. Madrid. Real Academia de la Lengua. 1776

– AA.VV.: “Diccionario de Lengua Española”. Madrid. Real Academia de la Lengua. 2014

– BASTÚS Y CARRERA, V.J.: “Diccionario Histórico enciclopédico. Tomo I”. Barcelona. 1833

– BASTÚS Y CARRERA, V.J.: “Diccionario Histórico enciclopédico. Suplemento” Barcelona, 1833

– CERDÁN, P.: “Inventario general de insultos”. Ediciones del Prado

– COROMINAS, J.: “Breve diccionario etimológico de la lengua castellana”. Editorial Gredos. Madrid 1987

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