¿VIVIMOS EN UNA ISLA ENERGÉTICA?

España depende del exterior para hacer frente a la demanda energética. Según Eurostat necesitamos importar el 72,9% de la energía que consumimos. La actual interco­ne­xión con Francia du­pli­ca nuestra anterior capacidad de intercambio eléctrico. Pero sigue siendo insuficiente.

Para producir la electricidad que utilizamos se emplean varias fuentes de energía primaria: hidroeléctrica (agua), térmica (carbón), nuclear (uranio), solar (sol), eólica (aire), etc. En España, la de origen nuclear supone alrededor del 22% y siempre ha provocado gran controversia entre los ciudadanos. En Francia el 77% de la energía es producida por centrales nucleares. Pocos partidos políticos en el país vecino se plantean un cambio en el modelo energético. Producen la electricidad más económica que la de otros países y menos agresiva en emisiones de CO2. Nuestro país suspende en emisiones de CO2, dependencia del exterior y precios de la energía (el mapa nuclear en http://www.nuklearforum.ch/de/en/nuclearplanet).

En muchas centrales eléctricas a partir de las fuentes de energía primaria se produce la energía mecánica de rotación necesaria para generar electricidad. En las centrales nucleares para que la energía nuclear produzca electricidad debe ser liberada. La fisión de átomos de uranio por impacto de un neutrón libera una gran cantidad de energía que calienta el líquido que circula por unos tubos, convirtiéndolo en vapor que, a su vez, acciona una turbina y un alternador asociado a ella para producir electricidad.

Al emplear energía nuclear para producir electricidad se reduce la cantidad de energía procedente de combustibles fósiles (carbón y petróleo), lo que disminuye las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero (CO2) que provocan el calentamiento global, el cambio climático y la lluvia ácida.

Otra ventaja está en la cantidad de combustible necesario. Con poca cantidad de uranio se obtienen grandes cantidades de energía. Esto supone un ahorro en materia prima pero también en transportes, extracción y manipulación del combustible nuclear. Su coste es el 20% de la energía generada.

Una central nuclear puede producir electricidad de forma continua y genera energía eléctrica durante prácticamente un 90% de las horas del año. Esto reduce la inestabilidad en los precios, al contrario que en otros combustibles como el petróleo.

Esta continuidad favorece la planificación eléctrica. La energía nuclear no depende de aspectos naturales. Con esto se solventa la gran desventaja de las energías renovables, como la solar o la eólica, donde las horas de sol o de viento no siempre coinciden con las horas de más demanda energética.

Uno de los inconvenientes más importantes es la difícil gestión de los residuos nucleares, ya que tardan muchísimos años en perder su radioactividad y peligrosidad. Tampoco hay que olvidar los graves efectos de un accidente nuclear, aunque es cada vez más difícil que éstos sucedan al haber mejorado sensiblemente las medidas de seguridad en las centrales.

La tecnología nuclear adquiere una gran importancia en el sector industrial concretamente se utiliza para mejorar procesos, para las mediciones, la automatización y el control de calidad. Se aplica a la investigación, el mantenimiento y el estudio del desgaste y corrosión de instalaciones y maquinaria. También se utiliza en la fabricación de plásticos y en la esterilización de productos de un solo uso.

Uno de cada tres pacientes que acuden a un hospital recibe los beneficios de algún tipo de procedimiento de medicina nuclear. Se emplean radiofármacos, técnicas como la radioterapia para el tratamiento de tumores malignos, la teleterapia para el tratamiento oncológico o la biología radiológica que permite esterilizar productos médicos.

La tecnología nuclear resulta de gran utilidad en el control de plagas de insectos, en el máximo aprovechamiento de los recursos hídricos, en la mejora de las variedades de cultivo o para establecer las condiciones necesarias para optimizar la eficacia de los fertilizantes y el agua. Las técnicas nucleares también juegan un papel fundamental en la conservación de alimentos.

Otras aplicaciones son la datación, que emplea las propiedades de fijación del Carbono-14 a los huesos, maderas o residuos orgánicos, determinando su edad cronológica. Y los usos en Geofísica y Geoquímica, que aprovechan la existencia de materiales radiactivos naturales para establecer las fechas de los depósitos de rocas, carbón o petróleo. También en la minería o en la industria espacial.

En la provincia de Salamanca abunda el mineral de uranio que durante años se ha venido extrayendo en minas a cielo abierto. Pero la mayor fuente de radiactividad natural es el gas radón. Su origen está en la desintegración de otros dos productos naturales, el radio y el uranio, presentes en los suelos y en materiales de construcción. El radón, por ser gas, emana del subsuelo hasta la superficie y penetra en las viviendas, a través de pequeñas fisuras y orificios. Se incorpora a nuestro organismo cuando lo inhalamos al respirar.

Para disminuir la concentración de radón se utiliza la aireación natural en el interior de la vivienda. Es recomendable ventilar con frecuencia los lugares cerrados, sobre todo los sótanos, en los que se acumula mayor cantidad de radón que se difunde hacia los pisos superiores. Aunque con esto sólo se reduce un porcentaje mínimo.

Tenemos una exposición continua a la radiación proveniente de fuentes naturales y artificiales. Las principales son: el radón (34%), los rayos gamma (13,5%), los rayos cósmico (10%), alimentos y bebidas (8,7%) y usos médicos (30,3%). La radiación cósmica es casi tres veces mayor a 2000 metros que a nivel del mar. Si viajas en avión dependerá de la altitud a la que vueles. Si vives a menos de 30 km de una central nuclear la radiación que recibes es prácticamente nula, muy inferior a cuando estás delante del televisor. La exposición a la radiación en una radiografía de tórax es equivalente a la que recibimos en nuestro entorno natural durante 10 días.

Para abastecernos de la energía eléctrica que necesitamos consumir es necesario un adecuado mix energético (conjunto de fuentes de energía) que nos garantice el suministro y reduzca la contaminación y los precios de la energía. La energía de origen nuclear, hoy por hoy, parece ser una buena solución para lograr estos objetivos. La radiación natural existió desde que existe nuestro planeta, y los seres humanos siempre hemos estado expuestos a ella.

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