Dicen que lo bueno se hace esperar… ¡Vaya que sí! Por unas cosas u otras esta entrevista se había hecho esperar, pero ha llegado, y lo ha hecho por todo lo alto. Quizá por la percepción que tenemos de los científicos aquellos que no lo somos, había ido a este café con otras expectativas muy diferentes de las que me fui. ¡Qué emocionante es el mundo de la ciencia! La desinformación de la sociedad nos lleva al desconocimiento, y ese desconocimiento, al desinterés. A veces hace falta un soplo de aire fresco que nos haga poner los pies en la tierra.
Decía Isaac Newton, físico inglés: “Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano”. Y todo esto es lo que me ha transmitido nuestra entrevistada de hoy en nuestra charla. Porque aún queda mucho por descubrir, y para que esa gota de la que habla Newton se haga más grande, necesitamos a gente como Eva Martín del Valle, que dedica su vida a la investigación para mejorar la calidad de vida de las personas.
Con sus raíces en Valverdón, municipio vecino, Eva realizó los estudios de Licenciatura y Doctorado en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Salamanca. Apasionada de la medicina, ha dedicado gran parte de su vida profesional a la investigación, tanto es así, que se ha llegado a convertir en su mayor hobby. Eva ama lo que hace, y eso se nota.
Para todos aquellos que no la conocemos, ¿Quién es Eva Martín del Valle? ¿Cómo te definirías? ¿Cuáles son tus hobbies?
Eva es una persona que le gusta lo que hace, que se dedica a la Universidad, a formar y a investigar. Y dentro de la vida normal, pues una persona normal, que sale, que tiene amigos, que le gusta la gente… Digamos la normalidad. En cuanto a mis aficiones, decir que mi hobby es la investigación suena un poco raro, pero realmente yo creo que soy afortunada porque me gusta lo que hago y disfruto con lo que hago. Tengo un entorno de trabajo con gente joven muy agradable, comprometida… con lo cual sí que es uno de mis hobbies en cierta manera. Fuera del hobby del trabajo, me gusta viajar, me gusta la pintura, y me gusta el arte bastante. Me gusta disfrutar de la lectura, pero no de una lectura convencional, sino una lectura que tiene que ver un poco con la filosofía, directamente relacionada con la religión. Digamos que todo el pasado me atrae bastante.
¿Siempre tuvo claro a que quería dedicarse? ¿Su profesión es vocacional?
Yo no creo mucho en las vocaciones, yo creo en descubrir el día a día. El que yo me dedique ahora a la investigación en Biomedicina viene condicionado. Me gustaba bastante la Medicina, yo me matriculé en Medicina, pero por una serie de motivos, cambié a la Química, y dentro de este campo, a la Ingeniería Química. Después descubrí la relación de la Ingeniería Química con la Biomedicina, y digamos que lo conjugué, y descubrí un mundo que me apasionó. Es decir, me gusta muchísimo lo que hago porque estoy descubriendo continuamente, y estoy estudiando y formándome continuamente. La investigación es un continuo aprendizaje. A día de hoy se puede decir que estoy todavía motivada y que tengo afán por conocer y por descubrir; es decir, el día a día es el motor para seguir adelante.
Durante aquellos años de juventud en Valverdón, ¿en algún momento pensó que podría llegar a donde ha llegado?
Yo creo que no he llegado a ningún sitio, simplemente he cumplido con la obligación del trabajo que se me ha impuesto, y he elegido de alguna manera. El ayudar a que la gente tenga calidad de vida mejor, es la satisfacción del día a día pero no se puede considerar como meta. La meta es conseguir que tu trabajo ayude, que las personas puedan tener una mejor calidad de vida. La definición de ingeniero es aquellos que trabajan para mejorar la sociedad; de hecho, la relación de Ingeniería Química con Biomedicina tenemos la obligación de que nuestro trabajo ayude no solamente a aumentar el conocimiento, sino a tratar de mejorar la calidad de vida de las personas. A día de hoy, tienes calidad de vida si tienes una vida de la que disfrutar, en la que tienes cierto placer en lo que haces y, por otra parte, que cuando tienes un problema haya medios que te ayuden a que se solucionen tus problemas desde el punto de vista médico. Esa es nuestra obligación. Yo no lo considero como una meta sino lo considero como una obligación que me da satisfacción. Para mí, ir a trabajar no es un suplicio, ni un castigo; a día de hoy puedo decir que tengo un trabajo que me da satisfacción al realizarlo, que no todo el mundo puede decirlo.
¿Por qué decidió centrar una parte de sus investigaciones en el campo de la medicina?
Yo trabajé en Estados Unidos. Me formé parte en Estados Unidos, después fui a Inglaterra, y al volver a Salamanca y dedicarme a la Ingeniería Química, traté de buscar un nicho que no estaba muy desarrollado. Vi que dentro había un pequeño campo que se empezaba a desarrollar, impulsado por Estados Unidos, que era el aportar a la medicina las herramientas de la Ingeniería. Esto no es algo nuevo, para que te hagas una idea el riñón artificial se desarrolló en los años 70, pero sí que es cierto que el desarrollo de la nanotecnología, el pasar a baja escala, junto con el desarrollo de nuevos materiales, abría una ventana que necesitaba que alguien lo cogiera y lo aplicara a la medicina. Ese fue el hecho por el cual empecé a trabajar en ese campo. Después, mi colaboración a nivel personal con diferentes personas del área de Medicina, del Servicio de Oncología y el Servicio de Cirugía Torácica me abrió un pequeño camino hacia el cáncer de pulmón. Esa fue la fuerza impulsora que abrió este camino que estamos desarrollando a día de hoy.
El año pasado salió a la luz una noticia sobre el proyecto europeo que lidera Eva para la administración de fármacos contra el cáncer de pulmón a través de micro y nanopartículas. Ese proyecto ha cosechado importantes resultados, al probar su efectividad tanto in vitro y puede que en un futuro llegue a ser una alternativa a la conocida quimioterapia, que tantos efectos secundarios tiene en los enfermos.
Hace un tiempo, la prensa se hizo eco del avance que puede suponer el descubrimiento realizado por el equipo multidisciplinar que usted dirige y que podría eliminar el uso de la quimioterapia en los cánceres de pulmón. Háblenos de ello y del tiempo que puede transcurrir para, poderlo aplicar en enfermos.
A nivel general, para la gente que no está metida en la materia lo entienda, nosotros estamos vivos por dos cosas: porque comemos y porque respiramos. Entonces nosotros pensamos: si las células que constituyen todo el organismo necesitan comida y oxígeno para vivir, vamos a ver qué es lo que pasa si podemos eliminar de forma selectiva a las células que constituyen los tumores, o bien, el oxígeno, o bien, el alimento. El oxígeno no pudimos porque son tantísimas las complicaciones, que no pudimos. Pero sí que vimos una alternativa, una vía mediante la cual pusimos de manifiesto que las células tumorales, de forma bastante grotesca, generan energía de forma distinta que las células sanas; es decir, una célula sana come de una forma y una célula tumoral come de otra. Con lo cual, desarrollamos o vimos una forma en la cual podíamos bloquear esas células tumorales para que no pudieran tener alimento, de tal forma que si no tienen alimento, no pueden crecer y reproducirse. Un tumor es un crecimiento de forma masiva y de forma muy rápida de las células tumorales, entonces empezamos a trabajar con cáncer de pulmón y tomamos esa vía. Probamos esa vía y vimos que la teoría que habíamos desarrollado se validaba a nivel in vitro, es decir, en dos dimensiones del crecimiento de los tumores, que no crecían, se bloqueaban porque no tenían alimento y con el tiempo, en tres o cuatro días, desaparecían dejaban de crecer. En ese momento dijimos: si las células tumorales de pulmón las podemos dejar sin energía, vamos a ver si esa forma en la cual comen o generan energía otros tipos de células tumorales es la misma. Así, empezamos a probar cinco tipos de cáncer distinto. Es el mismo proceso en todos, de tal forma que a día de hoy, in vitro hemos validado que cinco líneas tumorales las podemos abolir o destruir sin ningún agente quimioterápico, es decir, sin ninguna droga tóxica; porque a día de hoy todos los tratamientos van destinados al uso de venenos. Venenos que matan indiscriminadamente células tumorales y células sanas, de ahí los efectos secundarios. Esto es una alternativa completamente distinta, que si se puede desarrollar de forma satisfactoria y las siguientes etapas que van a ser validarlo en crecimiento de tumores en tres dimensiones y luego en vivo, en animales pequeños, puede ser un cambio drástico en los tratamientos actuales.
Con diferentes estancias en su carrera profesional, Eva cursó su segundo doctorado en la Universidad de Huntsville (Alabama, EE.UU.), donde obtuvo una media de 4.0 en sus calificaciones, la máxima en todas las asignaturas. Componente del departamento de Investigación de la multinacional Procter&Gamble, regresó a la Universidad de Salamanca, donde se ha convertido en Catedrática de Ingeniería Química y Directora de Departamento. Eva es imparable.
Nos consta que para haber llegado a este punto de la investigación, los conocimientos adquiridos en sus estancias en el extranjero habrán sido muy importantes. Háblenos de su experiencia tanto en Estados Unidos como en Inglaterra y qué fue lo que la hizo regresar a su tierra.
Cuando yo terminé mi tesis doctoral aquí, me fui a Estados Unidos. En Estados Unidos estuve en Alabama, en Hanceville, que es un lugar no muy conocido, pero que desde el punto de vista científico es muy importante porque allí está la primera base de NASA. Yo estuve trabajando para ellos en precipitación de proteínas en ausencia de gravedad. Allí hice mi segundo Doctorado en Ingeniería Mecánica del Aeroespacio y me especialicé en mecanismos de generación de capsulas, en vehículos para transportar cosas. Yo no sabía que me iba a dedicar a la Biomedicina, siempre trabajé en Biotecnología. Posteriormente tuve una oferta de la multinacional Procter & Gamble, que es la multinacional que hace Pantene, Ariel, Fairy… Es la décima multinacional del mundo y tiene un centro técnico en Inglaterra. Yo tenía curiosidad por saber cómo se funcionaba en el mundo de una multinacional, de una empresa, y trabajé para ellos. Allí, fui la responsable de desarrollar la línea de investigación en Microcapsulación. La verdad que estaba encantada, porque viví muy bien y me trataron fenomenal, tenía un puesto de trabajo estupendo. Allí me nombraron la mejor investigadora del año en el desarrollo de capsulación. Finalmente, volví a España con el Programa Ramón y Cajal de Investigadores Distinguidos, porque la Universidad me gustaba mucho. Había probado la Universidad en el extranjero, en una Multinacional, pero la Universidad de Salamanca me gustaba, y por eso volví. De ahí pasé a ser profesor titular y después pasé a ser Catedrática.
¿Cuál es tu relación o vínculo con la Universidad de Salamanca? Háblame de esta emblemática institución.
Yo he pasado por diversas universidades, pero dentro de la universidad española, la Universidad de Salamanca no es una universidad convencional; es decir, es una universidad que tiene 800 años, es una universidad muy buena a nivel nacional, lo que ocurre que como todo en este país, aquello que se tiene no se valora. Lo valoras cuando comparas; pero sin comparamos la Universidad de Salamanca con la universidad española, yo puedo decirte que la conozco desde dentro a todos los niveles, que es una universidad muy buena. Hoy mismo se ha publicado los rankings de los grados y las diferentes titulaciones en las universidades españolas y no aparecemos en muchos rankings. ¿Qué es lo que ocurre? Somos una ciudad pequeña, en Madrid tú tienes 12 universidades para elegir, pero también tienes 4 millones de habitantes; mientras que aquí en Salamanca tenemos 160 mil habitantes y 35 mil estudiantes, es decir, la relación no es comparable con otras ciudades. Quizá también el problema de la Universidad de Salamanca es que no nos sabemos vender bien. Nos dedicamos a trabajar y no nos vendemos bien, pero sin embargo es una universidad tremendamente conocida a nivel internacional. Es una universidad que es buena, pero no porque tenga 800 años, sino porque la gente que ha formado parte de ella y los profesores que actualmente se están jubilando hicieron una apuesta muy fuerte y trajeron un impulso renovador a ella, hace unas 3 o 4 décadas. Ahora está existiendo un cambio generacional, es decir, una universidad consolidada por gente que se está jubilando ahora pero creo que han sabido sembrar la semilla adecuada para dejar unas buenas líneas de trayectoria o continuidad en diferentes disciplinas.
El papel de la mujer en el mundo de la ciencia puede que esté un poco infravalorado. Como mujer científica, ¿ha tenido que superar algún obstáculo para llegar hasta donde ha llegado? Cuéntenos su experiencia.
Desde mi punto de vista y mi experiencia personal yo nunca me he sentido discriminada en ningún tipo de elección ni selección. El hecho de que yo me dedique a la Ingeniería, que sabemos que no ha sido un campo muy proclive al papel de la mujer, ha supuesto que me haya movido bastante en un entorno donde predominaba una masa crítica de hombres. Pero sí que es cierto que en ninguno de los lugares donde he trabajado me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer. Yo creo que muchas veces, y aunque parezca políticamente incorrecto, el hecho de que se establezcan comisiones paritarias llega a establecer una confusión si eres llamada para formar parte de un comité o una comisión por tu valía o porque tienes que cubrir un cupo. La mujer tiene que estar donde tiene que estar por su valía, no por el hecho de ser mujer y hay campos que a día de hoy todavía no está en una ración del 50% con los hombres.
Descontenta con el lugar que se le da a la Investigación en nuestro país, considera necesaria la divulgación científica para que la ciencia pueda subir un escalón más en la sociedad. Estar con gente joven, asegura, es lo mejor de su trabajo, aunque reconoce que hay momentos difíciles donde las cosas a veces no salen como uno quiere. A pesar de ello, siempre saca algo positivo de todo supuesto fallido.
¿Existen muchas diferencias entre el apoyo que se le presta a la investigación en los países que ha estado con relación a España?
Yo creo que sí. A parte de la inversión pública, hay algo en los países anglosajones, sobre todo en Estados Unidos, que es el mecenazgo. El mecenazgo es ese capital privado que la gente utiliza concienciada para utilizar en ciencia. En España, el tanto por ciento que se utiliza es un porcentaje muy pequeño si lo comparamos con otras inversiones. Y luego sobre todo, no hay una concienciación social para investigaciones que inicialmente pueden ser básicas, pero que cuando son buenas son aplicadas. Es decir, las investigaciones que llegan a la sociedad son aquellas que repercuten en ella directamente: cuando tú vas al médico y te cura, cuando te rompes una pierna y te ponen un implante… Donde hay que concienciar es que cuando llegas a esa etapa, hay mucha investigación de gente que no está ahí en la palestra y que ha contribuido a desarrollar esa prótesis, a que no se infecten… Es decir, que el médico es la última pieza de un circuito donde hay muchas personas involucradas, y el papel de la divulgación científica que a mí me parece que en este país es algo que no se explota demasiado, los científicos tenemos cierto miedo de hablar con los periodistas porque ha habido desde mucho tiempo atrás un sentimiento de que si tú hablas de ciencia de forma divulgativa, estás despreciando tu trabajo y es al contrario, tú tienes que acercar tu trabajo a la sociedad para que sea valorado. Alguien no puede valorar algo que desconoce.
De su trabajo, ¿Qué es lo mejor y qué es lo peor?
Lo mejor, el estar con gente joven motivada, y también, evidentemente, la satisfacción de ese resultado después de mucho tiempo, de muchas horas trabajando. Nuestro trabajo en investigación tiene que ser vocacional, no puede ser algo que la gente elija por hacer algo. Para que te hagas una idea, mis chicos van sábados, domingos, festivos… Cuando tienes un experimento no puedes decir “paro a las 3 de la tarde”, si tienes que ir un sábado o un domingo, tienes que hacerlo. Lo mejor es estar en contacto con gente joven motivada que siente y la capacidad de transmitir en entusiasmo lo que haces a determinadas personas. Eso es lo mejor.
¿Lo peor? No sé, muchas veces cuando te encuentras que has estado trabajando durante mucho tiempo o has hecho un esfuerzo tremendamente grande en tiempo a un experimento, y no obtienes el resultado esperado. Pero siempre sacas algo satisfactorio de ello.
Vecina de Los Almendros, Eva se siente muy orgullosa de vivir en el municipio. A pesar de lo grandes cambios que ha sufrido Villamayor en las últimas décadas. Aboga por la necesidad de potenciar el Parque Científico (por la parte que le toca), y defiende las diferentes actividades culturales que se celebran dentro del mismo, pues ayudan a la interconexión entre los vecinos.
Como vecina que es de Villamayor, ¿qué nos puede decir del mismo? ¿Algo que habría que tratar de mejorar?
Yo estoy bastante integrada. No es que haga aquí mi vida diaria, porque mi día a día está en mi centro de trabajo, pero yo hago uso de los servicios: yo compro, yo voy a tomar un vino a un bar determinado… Yo creo que el Ayuntamiento y los diferentes partidos políticos han tratado de potenciar siempre la interconexión con las personas. Tenemos una Escuela de Música que funciona perfectamente y actividades culturales que potencian la interconexión entre los vecinos. Es obvio que tratar de aunar personas en un pueblo que se ha transformado en una ciudad dormitorio, es algo complejo que necesita un tiempo de evolución para establecer las interconexiones; es decir, todo cambio no puede ser de la noche a la mañana, necesita un avance continuado a través del tiempo. Yo creo que las actividades deportivas que conllevan que las personas, esos niños que van creciendo, que está interconectados por las diferentes actividades que se potencian desde el Ayuntamiento, yo creo que son los medios adecuados para crecer y para favorecer el contacto entre las personas. Luego evidentemente Villamayor cuenta con algo que, desde el punto de vista que a mí me afecta, es bastante importante: la interconexión entre el pueblo y el Parque Científico de la Universidad. Eso yo creo que es un diamante en bruto del cual se puede sacar muchísimo valor. No se puede ver como un núcleo de edificios que están allí con una serie de personas que van a trabajar. Es decir, no sé cuáles pueden ser las iniciativas o las perspectivas o cuál puede ser la vía pero desde luego el que Villamayor fuera elegido para que la Universidad desarrolle ese Parque Científico, tiene que potenciarse de alguna manera. Tiene que hacerse partícipe de alguna forma la Universidad dentro del pueblo.
Por último, ¿cree que estamos en vías de conseguir la curación del cáncer?
No sé si el cáncer tiene cura. Yo no soy médico, pero sí que tengo conocimiento de ello, yo creo que el cáncer se va a establecer como una enfermedad crónica. Lo que sí que estoy segura es que el diagnóstico precoz y la mejora de los tratamientos va a condicionar que la prevalencia de las personas que sean diagnosticadas con mayor anticipación, y los tratamientos que se les van a acondicionar, van a mejorar y va a favorecer que esta enfermedad que a día de hoy es tan terrorífica, le podamos quitar el miedo que le tenemos. Esa es mi predicción.
Quizá porque me habían hablado muy bien de ella, quizá porque ha superado mis expectativas. No lo sé. Solo sé que Eva ha conseguido cautivarme. Cautivarme porque me he dado cuenta que es una mujer de pura cepa, luchadora y trabajadora. Una mujer que ha conseguido todo lo que tiene a base de trabajo, ilusión y afición. Una mujer que día a día se levanta con el único objetivo de intentar mejorar la calidad de vida de las personas, una mujer que está consiguiendo importantes avances en nuestra medicina. Una mujer que investiga pero que también dedica parte de su tiempo a formar a jóvenes que como ella, tienen una pasión: la Ingeniería Química. Pero sobre todo una mujer cercana, amable, elocuente y abierta. Una mujer que como ella misma define “ama la normalidad”. Porque los científicos también pueden sentarse a tomar un café contigo y charlar de todo. Y eso, lo he aprendido con Eva.