Tomando un café con… EMILIANO JIMÉNEZ, Profesor de Geología en la Universidad de Salamanca

Los miércoles se han convertido en el mejor día de la semana.  Digo el mejor, porque dice el refrán, que nunca te acostarás sin haber aprendido algo nuevo. Y los miércoles no es que aprenda algo nuevo, que también; sino que termino el día con la sensación de haber crecido como persona,  solo por el hecho de conocer y tratar a sujetos tan importantes para nuestra sociedad, pero a la vez, tan desconocidas para muchos de nosotros.DSC_0711

Bill Cosby, el actor y cómico estadounidense, aseguraba: “Para triunfar, tu deseo de tener éxito debería ser mayor que tu miedo a fracasar” y si algo es necesario a la hora de triunfar, son las ganas y dedicación. Y si juntamos ambas palabras nos sale un nombre propio: Emiliano Jiménez. El “protodoctor” de Salamanca en geología. Profesor de la Universidad de Salamanca y experto en paleontología.

Muchos somos los que desconocíamos la tremenda labor de este madrileño, que llegó a Salamanca hace más de cinco décadas con el fin de sacar una plaza en la universidad. Y la sacó. Siempre dedicado a su trabajo, encontró el amor y formó una familia. Él no encontró los fósiles, asegura, los fósiles le encontraron a él. Emiliano Jiménez tiene mucho que contar.

¿De dónde es y cuándo llegó a Salamanca?

Yo nací en Madrid, y llegué a Salamanca en 1965. Terminé la carrera y un profesor que tuve había sacado la cátedra de geología de aquí; yo estaba recién terminado y me trajo como su profesor adjunto. Al mes siguiente hice las oposiciones, las saqué y me he quedado aquí toda la vida, de manera que llevo aquí 51 años. Llegué a Salamanca con 22 años y me casé inmediatamente, y aquí tenido todos mis hijos y todos mis nietos.

Para aquella gente desconozca el mundo de la geología, cuéntenos, ¿a qué se dedica un geólogo?

La geología, como su propio nombre indica es la ciencia que estudia la tierra. Te tendría que dar aquí una clase, porque claro la geología tiene muchísimas ramas. Unas dedicadas a la investigación mineral, conocida como geognosia; la que estudia los fenómenos externos que se dan, conocida como la geodinámica externa, o internos, conocido como geodinámica interna; la petrología, dedicada al estudio de las rocas; o bien, la historia  del planeta, sería la geología histórica, depende la estratigrafía, o la paleontología, el estudio de los fósiles.

¿Cuál ha sido el proceso hasta llegar hasta a ser tan reconocido en el ámbito de la Paleontología?

Cuando yo llegué aquí, un compañero y yo nos tuvimos que dedicar a todo, porque éramos los únicos geólogos de Salamanca y Castilla y León. Tuvimos que hacer absolutamente de todo, empezando por el mapa de Zamora, luego se hizo el de Salamanca. Hacíamos todo lo que salía, siempre para ayudar a la ciencia. En aquel entonces era Decano, y después fue Rector, Felipe Lucena. Yo hice la primera tesis doctoral de geología en Salamanca. Soy el “protodoctor” de Salamanca en geología. Una vez, un periodista me preguntó cómo había encontrado yo los fósiles, y yo le contesté que los fósiles me encontraron a mí, porque no había estudiado paleontología, sino mineralogía. Pero haciendo de todo, un día en el Teso de la Flecha encontré un hueso y otro día en un pueblo de Valladolid, encontré unos huesos, y otro día más en Corrales salieron unas placas de tortugas, y al llevarlas a Madrid, el catedrático de Paleontología me animó a que las estudiase yo, sin tener ni idea. Me puse hacerlo y me convertí en uno de los grandes de Europa. Pero mi éxito no está en los estudios que yo haya hecho, ni en las especies nuevas que haya creado, sino en hacer de Salamanca la capital mundial de la Paleontología de tortugas.

¿Cuál ha sido su papel en la Universidad de Salamanca?

Yo he sido profesor adjunto durante 47 años. Yo, además de la geología para geólogos, químicos y biólogos, he impartido cristalografía, mineralogía, paleontología, geodinámica externa… Todo lo que hacía falta porque hubo un tiempo en el que no había profesores y tenía que darlo yo. A parte de la labor como investigador, ya que tengo más de 180 publicaciones. Esa ha sido mi función en la Universidad.

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Erudito de la geología, pero amante de la escritura en sus ratos libres. Sus “ocurrencias” le permiten estar al pie cañón cada lunes con todos los salmantinos que quieren disfrutar de sus palabras. Una medalla de bronce ha marcado su carrera profesional, pero lo que realmente le define es la Sala de las Tortugas, un gran tesoro “enterrado” en el sótano de la Facultad de Ciencias, que no consigue ver la luz, a pesar de sus intentos.

Sabemos que es un apasionado de la escritura ya que colabora con un periódico digital de Salamanca, ¿desde cuándo escribe y qué es lo que cuenta en sus escritos?

Fue una idea de una periodista muy amiga, Lira, que me dijo si quería colaborar. Le pregunté las condiciones y si tenía que escribir un tema en concreto, y me dijo que de lo que se me ocurriera. Y dije “ya está, ocurrencias”, y se llaman “Ocurrencias”. Escribo todos los lunes desde hace dos años, ininterrumpidamente, soy el único que no ha faltado ni una semana a la cita. Cuento lo que se me ocurre: unas veces sobre Villamayor, otras sobre paleontología, de rugby, ya que yo fui jugador…

Algún hecho o acontecimiento dentro de su carrera profesional que quiera destacar.

Lo más destacable es lo que hice en París, en la revista “Studia Paleocheloniologica”. Se presentó en París internacionalmente y me concedieron la medalla de bronce del Museo de Historia Natural del lugar donde se creó la paleontología. Era el primer español que le daban esa condecoración. He tenido muchos reconocimientos, uno de ellos, aquí en Villamayor el año pasado, que me disteis una placa preciosa que la tengo en la pared.

Háblenos sobre la Sala de las tortugas, dónde está, qué podemos ver allí…

La Sala de las Tortugas es un museo, aunque oficialmente no tiene esa denominación porque se requieren unas condiciones que no tiene. Pero funciona como un museo,  donde todo lo que entra se registra, enumera y se guarda o se expone si merece la pena. Se encuentra en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca. Contiene la mejor colección de Europa de tortugas terrestres; la mejor colección de España, en general, de tortugas, debe ser la cuarta o la quinta del mundo, en ese sentido; la mejor colección de España de cocodrilos fósiles y luego además tiene peces y “copolitos”, que son excrementos fósiles, aunque en realidad son contramoldes fósiles de excrementos. Además, tiene algunos restos de huevo de dinosaurios y algún tronco fósil. Dentro de esa sala, de Villamayor podemos encontrar una mandíbula de mamífero, el mejor diente de “Iberosupus” (un cocodrilo) o y el cocodrilo de Medes. El problema de la sala es que está en un sótano sin vigilancia, por lo que está cerrada. Así que, siempre que alguien lo pide, se abre. Todos los viernes, un colegio la visita.

¿Qué es la Asociación Amigos de las Tortugas? ¿A qué se dedica?

Es una asociación que hicieron unos alumnos hace cuatro años. Unos alumnos muy voluntariosos y maravillosos que consiguieron muchas cosas. Este año, esos alumnos han sido sustituidos por otros, porque terminaron la carrera y se marcharon. Entonces, estos alumnos, ayudan en lo que pueden aunque poco pueden hacer, porque hay muy poca voluntad política de ayudar a la Sala de las Tortugas. En principio, estos alumnos me sustituyeron en las visitas, y los nuevos, poco están haciendo ya que creo que aún no han explicado las salas. Luego se ha hecho otro intento de que en vez de ser los alumnos, fuera gente que quisiera, pero se opusieron los alumnos.

 

DSC_0709Amante de la arenisca de Villamayor, admira el espectáculo que se produce al fusionar los rayos del sol con la piedra. Siempre colaborando e impulsando la arenisca, ha participado en las ferias que se han celebrado en el municipio. Esta labor fue reconocida el año pasado al otorgarle una placa en agradecimiento a su labor en este ámbito. Famoso por su intervención con el cocodrilo de Medes, asegura que el mejor hallazgo del pueblo es el del “Iberosucus”, el por aquel entonces “rey de la selva”. Siempre hablando desde la experiencia, el conocimiento y la pasión por su trabajo.

Como buen geólogo, ¿qué opina de la Piedra de Villamayor?

No solo experto en geología, sino también en la arenisca de Villamayor. Yo participé en un libro que se hizo en torno al año 81, para conmemorar el centenario. Hice un libro, que creo que es una maravilla, y ahí explico todo lo que pienso sobre la piedra de Villamayor. La arenisca de Villamayor es una piedra excepcional, y eso yo creo que no lo saben ni en Villamayor. Esta piedra, yo lo he visto muchas veces desde mi despacho. Veía como al atardecer, parecía que ardía la piedra, salía como un fulgor. Eso, solamente hay otra ciudad en el mundo donde se produce ese espectáculo y está en la India.  Porque tiene unas determinadas características que produce ese efecto y eso solamente lo tiene la arenisca de Villamayor. Y dentro de lo que hoy en día se denomina arenisca de Villamayor, es una denominación de origen. Pero que yo sepa solamente esta piedra produce ese efecto.

Sé que usted ha participado en las ferias en torno a la Piedra de Villamayor, háblenos de su experiencia.

En el año 2001 tuvo lugar la primera feria, y en el colegio se hizo una exposición maravillosa. En esa feria dejé una vitrina vacía para que los vecinos de Villamayor que quisiesen, expusiesen sus tesoros paleontológicos. Sin ningún compromiso de que fuera a quedármelos yo. Hubo cuatro que lo hicieron. En la segunda exposición se presentó una tortuga muy famosa: la tortuga bisexual, que también fue la admiración de todo el mundo por la historia que representaba. La tortuga bisexual es macho en la mitad derecha y hembra en la mitad izquierda, aparentemente. Fue todo un éxito.

Su fama viene por los fósiles encontrados en la Piedra de Villamayor. Cuéntenos el momento en el que encontró el primer fósil.

En primer lugar, en Villamayor no he encontrado nada. Todo lo que han encontrado en Villamayor lo han hecho otros. Bueno, en realidad, encontré una placa una vez en las Cuevas de Sanchón, que en realidad no eran unas cuevas, sino unas explotaciones subterráneas de la arenisca. ¿Lo mejor de Villamayor? El cocodrilo de Medes, que todavía hay mucho que hablar sobre él, porque hay que limpiarlo pero no hay gente para hacerlo. Villamayor tiene unos fósiles maravillosos pero poco difundidos. Han salido, aparte de los cocodrilos y las tortugas, mamíferos de muy buena calidad.

Es muy conocido el llamado “Cocodrilo de Medes”, ¿qué nos puede contar sobre ese tema?

Este cocodrilo, por lo visto salió entero de una cantera. Los obreros, al intentar sacarlo, se les cayó y se les rompió. Una parte fue a parar al Botica y otra parte la tenía Medes. Un sábado un periodista fue a comer al restaurante de Medes y el domingo aquel, salió en primera página un trozo grande de roca con placas de cocodrilo. La noticia era “¿Lagarto o lagarta?” y entonces decía “en el Museo de Medes, hay unos restos de un reptil que no se sabe si es lagarto o lagarta. Retamos a los profesores de la facultad de Ciencias que nos lo resuelvan”. Entonces  yo lo leí, y al lunes siguiente subí a verlo y había un trozo de mandíbula en el cual se veía claramente que era un “Diplocynodon”. El hecho es que lo mandé al periódico y la noticia se difundió por toda España. En ese momento, Medes no me dio la pieza. Yo no le insistí mucho y me lo dio su hijo hace dos años, pero no se ha estudiado porque requiere un trabajo muy arduo. El cocodrilo ya no está entero, aunque se puede hacer un estudio interesante. Pero el cocodrilo de Medes no es lo más interesante de Villamayor, ya que es un cocodrilo normal, de rio. Hay otro cocodrilo, el cocodrilo terrestre. Se llama “Iberosucus”, lo llamó así un portugués, porque tiene unos dientes con sierras. Ha habido una serie de descubrimientos sucesivos en torno a este cocodrilo. El último descubrimiento es que era venenoso: si mordía  a un mamífero se iba desangrando. La baba de este cocodrilo debía tener una serie de bacterias que impedían la coagulación de la sangre, entonces bastaba con morder a un mamífero para que este se desangrase y el seguía la sangre de este animal, hasta que lo encontraba, lo atacaba y se lo comía. Así que, por una placa de tortuga se encontró este cocodrilo.

 

Una tarde más, el Bar Mistyca, que siempre nos acoge con tanto cariño, desapareció para mí. Durante casi una hora en la que pude charlar con Emiliano Jiménez, me vi rodeada de explotaciones subterráneas, placas, fósiles, hallazgos y animales. Esta tarde, en la que pensaba conocer un poco más ese mundo tan desconocido para mí como es la geología, conocí un poco más algo de lo que estamos rodeados constantemente y no solemos apreciar. La arenisca. Ese tesoro tan preciado que tenemos en Villamayor. Eso que adorna la mayor parte de los edificios emblemáticos de SalamaDSC_0706nca, y que no sabemos estimar y respetar.

Emiliano, de corazón, gracias. Gracias por enseñarme a saber admirar algo que nos pertenece. Gracias por dedicar tanto tiempo de tu vida a la base de este pueblo. Y gracias por tu dedicación y respeto hacia la piedra.

Hoy me siento orgullosa de poder formar parte de un lugar único. Un lugar que cuenta con la piedra más bonita de todo el mundo, un lugar del que emana una riqueza inigualable. Villamayor y su piedra. Emiliano, te debemos mucho.

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