PERSONAJES HISTÓRICOS (28)

Relación de personajes que han tenido que ver con nuestra historia

CARMONA, Luis Salvador (1708-1767)

Escultor y académico, nacido en Nava del Rey (Valladolid).

En el taller de ebanistería de su padre inició el oficio de escultor, aunque realmente el aprendizaje lo realizó en el taller de Villabrille y Ron durante  seis años (1723-1729).

En el taller madrileño de su maestro sobresalió por su habilidad entre los demás aprendices y ayudó a Villabrille en la ejecución de las estatuas de San Isidro Santa María de la Cabeza en el puente de Toledo (1723) y en la de San Fernando del Hospicio de Madrid (1726). Además de estas esculturas que proporcionarían al escultor experiencia en la labra en piedra, hizo siete esculturas. Muerto su maestro, trabajó con el yerno de éste hasta 1731.

Entre 1740 y 1767 hay unos años de gran actividad del escultor acompañado por un éxito que irá en aumento. Luis Salvador Carmona contactó con Olivieri, escultor carrarés llegado a España en 1740, para ponerse al frente del obrador del Palacio Real, ya que en 1743 aparece colaborando en los adornos, máscaras y trofeos que se estaban realizando según el plan trazado por Sachetti.

Imagen de Jesús Flagelado (Iglesia del Espíritu Santo de Salamanca)

(www.pasos-palios.blogspot.com)

El trabajo en el Palacio Real y las actividades académicas hicieron que Salvador Carmona estuviera muy bien considerado en los medios artísticos de la Corte y gozara de una amplísima clientela. Entre ella se contaban altos eclesiásticos, como el obispo de Oviedo, Agustín González Pisador, quien concedió indulgencias a algunas imágenes realizadas por el escultor cuando aún se encontraban en su obrador. Es el caso del Cristo del Perdón de Nava del Rey.

También Álvaro de Mendoza, arzobispo de Farsalia y capellán del Rey, concedió indulgencias a la Divina Pastora que tiene en su casa Luis Salvador Carmona” y que el escultor regalaría al Convento de Capuchinas de Nava del Rey. El obispo de Puebla de los Ángeles sufragó la Magadalena de Torrelaguna. Formaban también parte de su clientela la mayoría de los conventos de la Corte, masculinos y femeninos, los jesuitas y las parroquias, oratorios y cofradías de Madrid.

También algunos nobles y hombres ilustres de la corte y caballeros de Santiago y del Real Consejo que pertenecían a la Real Congregación de San Fermín de los Navarros. Esta extensa clientela hizo posible los encargos para Madrid y provincias y la difusión de su obra por diversos puntos de la geografía española, Filipinas e Indias.

Su colaboración en Palacio comprende, además de algunos adornos, los seis reyes pertenecientes al programa del padre Sarmiento entre los que destacan Felipe IV, inspirado en los retratos de Velázquez, la hermosa doña Sancha y sobre todo Juan V de Portugal.

El otro plano de su actividad, el de la escultura en madera, exigió al escultor la asimilación de la memoria del pasado de la tradición imaginera. Hizo una difícil síntesis de la imaginería castellana y andaluza.

Entre lo castellano la influencia de su maestro Villabrille y Ron debió de ser determinante. La sugestión de Gregorio Fernández se deja sentir en el Crucificado del Museo Nacional de Escultura (Valladolid) y en el Cristo Flagelado del Olivar de Madrid.

Virgen de la Quinta Angustia, más conocida como La Piedad (catedral Nueva de Salamanca)

(www.es.wikipedia.org)

Entre lo andaluz, ejerció sobre él una gran seducción Pedro de Mena, quien le inspira el modelo para las Vírgenes Dolorosas de La Granja, de la Quinta Angustia de León y Salamanca o el Cristo Flagelado ubicado en la Iglesia del Espíritu Santo (Clerecía) de Salamanca.

En 1748 elevó un Memorial solicitando el título de escultor del Rey, solicitud que le fue denegada..

Fue necesario esperar hasta 1752 en que, establecida la Academia de Bellas Artes, fuera nombrado en ese año teniente director de Escultura. A raíz de este nombramiento su asistencia a la Academia fue regular y continua. A la muerte de Olivieri fue elegido por votación Pascual de Mena para sucederle, frustrándose así las expectativas de Carmona.

Su actividad académica prosiguió sin interrupción hasta 1765 en que pidió la jubilación debido a sus achaques y falta de vista, lo que le concedieron con voz, voto y sueldo.

CARNERO MARTÍN, Antonio (1845-1904)

Pintor, nacido en Peñaranda de Bracamonte.

La  Diputación Provincial de Salamanca, a través de las pensiones concedidas a  jóvenes pintores salmantinos, entre los que destaca  Antonio Carnero Martín (apodado el Mudo), facilitó el trabajo de varios artistas, destacados del modesto panorama pictórico local en el último tercio del siglo XIX.

Estudió entre los años 1861 y 1863 en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy.

Posteriormente realizó sus estudios  en Madrid y allí expuso, en 1871, un Retrato de Amadeo I de Saboya, que se encontraba, según Fernando Araujo en su obra “La Reina del  Tormes”, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. En 1872 presentó la obra “Salomé”, copia de un original de Tiziano y  “Martirio de San Lorenzo”, copia de Ribera, a un concurso de la Escuela de San Eloy de Salamanca.

Portada del Palacio de Arias Corvelle,

sede de la Escuella de Nobles y Bellas Artes de San Eloy

(www.salamancatierramia.blogspot.com)

A esta etapa corresponde también la obra “Fray Luis de León en prisión” (en paradero desconocido).

Fue pensionado en Roma durante cinco años (de 1881 a 1886), desde donde remitió varios cuadros, como prueba y testimonio del aprovechamiento en sus estudios y los avances experimentados en contacto con el ambiente artístico romano de finales del siglo XIX, lienzos que forman parte de la colección de la Diputación Provincial y del Museo de Salamanca.

Es autor del fresco de la iglesia de los Carmelitas Descalzos de Salamanca.

Falleció en Salamanca el 23 de marzo de 1904.

CARNICERO MIGUEL, Alejandro (1693-1756)

Escultor y grabador, nacido en Íscar (Valladolid)

Apa­rece desde fecha muy temprana vinculado a la fami­lia de los Churriguera, en cuyo ámbito se produce su formación y junto a los que continuó trabajando en años posteriores. El establecimiento durante la mayor parte de su vida en la ciudad del Tormes le convirtió en el representante más destacado de la escuela escul­tórica salmantina de la primera mitad del siglo XVIII, la cual ejerció una importante influencia en provin­cias limítrofes, como Zamora o Cáceres.

Fue un escultor que dominó la talla en pie­dra y en madera y que practicó también el grabado a buril. Se formó dentro del gusto barroco, aunque abandonó los exce­sos dramáticos en favor de unas composiciones equi­libradas en las que domina el virtuosismo técnico, la belleza formal y la gracia y dulzura en las actitudes, con lo que abrió el camino al academicismo que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XVIII.

Apenas se poseen datos de su familia ni de su in­fancia, considerándose su primera intervención es­cultórica la colaboración junto a su maestro, José de Larra Domínguez, en el retablo mayor de la catedral de Zamora (1712-1716).

Poco después, en 1715, Carnicero ya está documentado como escultor inde­pendiente en Salamanca, donde estableció su taller, realizando en esta etapa varias figuras en piedra para la catedral, así como distintas tallas para importan­tes parroquias y congregaciones de la ciudad, como la Virgen del Rosario que entregó a la parroquia de San Román, el grupo de la Virgen del Carmen con San Simón Stock para la Venerable Orden Tercera del Carmen, el paso de la Flagelación para la cofradía de la Vera Cruz o  San Juan de Sahagún de la catedral de Salamanca. En 1726 realiza los Tableros de la sillería de coro de la catedral de Salamanca y un año más tarde el San Estanislao de Kotska de la misma catedral.

Conjunto escultórico de la Flagelación, de la Cofradía de la Vera Cruz.

(www.es.wikipedia.org)

De esta misma época son diferentes grabados, como Virgen de las Angustias, de la ermita de la Vera Cruz; San Pedro de Alcántara,  San Andrés Avelino,  Virgen de la Esclavitud, de los agustinos de Salamanca.

En 1727 fundó la Congregación de San Lucas,  para la defensa de la liberalidad de las artes plás­ticas, que aglutinó a la mayor parte de los artífices que trabajaban por entonces en Salamanca.

A comienzos de la década de 1730, el artista gozaba ya de un im­portante reconocimiento, lo que le valió el encargo de la decoración escultórica de la Plaza Mayor, comen­zada a construir por Alberto de Churriguera.

Entre 1730 y 1733 realizó Medallones de los reyes de España de la Plaza Mayor, San Miguel Arcángel ubicado en la iglesia de Tarazona de Guareña (Salamanca) y San Lucas, sito en la iglesia de San Pablo.

Una repentina enfermedad le obligó a marchar en el verano de 1733 a Valladolid para ingresar en el Hos­pital de Dementes. Pocos meses después, al salir de dicho centro, decidió quedarse en esa ciudad, donde permaneció hasta finales de 1738. Las obras que llevó a cabo durante ese período, entre las que destacan el San Miguel Arcángel para la iglesia del hospital de Nava del Rey o el San Juan Nepomuceno para el reci­bidor de la Orden de Malta, consolidaron su presti­gio. A su regreso a Salamanca se había convertido en el escultor más reputado de toda la provincia.

La década de los cuarenta fue la etapa más fructí­fera de su trayectoria, momento en que su obra gozó de gran proyección al recibir encargos procedentes de distintos puntos del país, como una Santa Eulalia de Mérida para la catedral de Oviedo, la sillería coral del monasterio jerónimo de Nuestra Señora de Guada­lupe o las esculturas del retablo mayor de la catedral de Coria, así como las figuras del órgano de la cate­dral de León o los grupos remitidos a Moraleja del Vino (Zamora) y Alaejos (Valladolid).

Vista general del Coro de los Canónigos de la Catedral Nueva de Salamanca.

En su sillería trabajó Alejandro Carnicero.

(www.catedralsalamanca.org)

En el año 1746 realiza el Medallón de Fernando VI en la Plaza Mayor de Salamanca y el Carro triunfal en las fiestas de procla­mación de Fernando VI, Salamanca (que se encuentra desaparecido)

En 1749 se trasladó a Madrid, al ser contratado para participar en la decoración escultórica del Palacio Real Nuevo, donde coincidió con los artistas más acreditados del país, lo que supuso el reconocimiento definitivo de su valía profesional.

Falleció en Madrid cuando trabajaba en las estatuas de los reyes para el nuevo Palacio Real.

Para la realización del presente artículo se han consultado las siguientes obras:

– BRASAS EGIDO, J.C.: “Dos pintores salamantinos pensionados en Roma. Antonio Carnero Martín y Vidal González Arenal”. Revista de Estudios, Nº 57. Diputación de Salamanca. 2009

– GARCÍA CATALÁN, E.: “Una ciudad histórica frente a los retos del urbanismo moderno. Salamanca en el siglo XIX”. Ediciones Universidad de Salamanca.  2016

– NIETO GONZÁLEZ, J.R. y AZOFRA AGUSTÍN, E.: “Inventario artístico de bienes muebles de la Universidad de Salamanca”. Ediciones Universidad de Salamanca.  2002

– REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA: “Diccionario biográfico español

 

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