PERSONAJES HISTÓRICOS (26)

Relación de personajes que han tenido que ver con nuestra historia.

CAPUCHINOS:

Son una reforma de los Franciscanos de la Observancia y pertenecen a la Primera Orden de San Francisco.

La citada orden fue iniciada en 1525 por observantes que marcharon a conventos de retiro para tener una vida más contemplativa. Con el tiempo su número creció y decidieron hacer una reforma de la orden franciscana. Como las otras ramas los capuchinos se dedican al cuidado pastoral de parroquias, compaginándolo con la vida contemplativa y el estudio.

Usan un hábito marrón con una cuerda (como los franciscanos observantes), pero la diferencia principal con los otros dos grupos es que llevan una capucha unida a la túnica (de acuerdo a la forma del hábito original que usaba San Francisco) y es más larga comparada con la de las otras ramas.

Los capuchinos llegaron a Salamanca en 1614 y aquí permanecieron hasta la exclaustración de 1835. Volvieron en 1889, estableciéndose en una iglesia propiedad de la Venerable Orden Tercera que se la cedió junto con la casa adjunta.
En la ciudad habría que distinguir el convento de los franciscanos de la actual capilla de la Venerable Orden Tercera.
El convento de San Francisco, llamado el Real, fue uno de los más antiguos e importantes que existieron en España. Fue fundado en 1231 por discípulos de San Francisco de Asís sobre la ermita de San Hilario y diez años después comenzó la construcción de la iglesia con el apoyo del infante don Fadrique, enterrado en la capilla mayor. A sus donaciones siguieron otras de la nobleza salmantina, algunos de cuyos miembros lo eligieron como lugar de enterramiento.
Todavía quedan en pie la capilla mayor y una lateral, levantadas en el siglo XIV. En la capilla se abren huecos sepulcrales y en la central se conserva un retablo pétreo dieciochesco.

Interior de la Capilla de San Francisco

(www.verpueblos.com)

Esto es todo cuanto queda de lo que fue un monumental convento en el que se levantaba un magnífico claustro renacentista, del cual sólo han llegado hasta hoy algunos capiteles, uno con la fecha de 1542, aludiendo a la época de su construcción, financiada por el arzobispo Fonseca. De esta obra y del resto del convento no queda nada, su destrucción comenzó con la Guerra de la Independencia y el abandono se encargó del resto.
En 1968 se construyó un edificio para residencia de los estudiantes universitarios y que pasó a ser colegio de filosofía y teología en 1974.
En la actualidad los hermanos destinados en esta fraternidad atienden el culto de la iglesia y una capellanía de religiosas clarisas.

CARVAJAL, Juan de (1399-1469)

Eclesiástico.

Nace en Trujillo (Cáceres).

Hijo de Juan Tamayo, corregidor de Trujillo, y de Sara Carvajal, perteneciente a una familia de Plasencia. Estudia ambos Derechos en la Univer­sidad de Salamanca, donde debió de obtener la licen­ciatura antes de 1430.

Es clérigo de la diócesis de Ávila, ca­nónigo y porcionario de la de Palencia, y tiene dos capellanías perpetuas y la mitad del beneficio simple de Santa María de Trujillo.

Es canónigo de las diócesis de Ávila, cuya administra­ción tiene encomendada el cardenal Cervantes desde 1436, y de Salamanca. En 1433 es deán de la dióce­sis de Astorga; tres años más tarde se le nombra abad de la colegiata de Santa María de Husillos (Palen­cia). Finalmente, en enero de 1438, el papa Eugenio IV le concede los beneficios que, en las diócesis de León y Palencia, había poseído Juan de Bondreville, colector apostólico en Castilla.

Fe nombrado legado pontificio y residió en Roma.

Escudo de D. Juan de Carvajal

(www.es.wikipedia.org)

Desde mediados de 1433 el pontífice Eugenio IV tiene serias dificultades derivadas del Concilio de Basilea y la lucha contra los husitas, así como por el retroceso de la autoridad temporal del Papa, culminado con el levantamiento romano contra éste en mayo de 1434, que obliga al pontífice a salir de Roma y refu­giarse en Florencia. Juan de Carvajal, refugiado inicialmente en Sant’Angelo, logra huir de Roma y reunirse con el Papa.

Debió de participar en los trabajos de la comi­sión arbitral que logró un precario equilibrio en la Italia del Norte entre Venecia, Florencia y el duque de Mi­lán, cuyo laudo se emitió el 18 de agosto de 1435, y en la larga y difícil negociación con el concilio de Ba­silea en lo referente a la designación de una sede para celebrar el concilio de unión con la Iglesia griega.

A comienzos de enero de 1441 llega a Núremberg encabezando una embajada de la que forman tam­bién parte Nicolás de Cusa y Jacobo de Ferrara, para asistir a la dieta convocada en esta ciudad y después trasladada a Maguncia. En esta ciudad, tras haber de­fendido la legitimidad de Eugenio IV en Wurzburgo y Frankfurt, pronunció Carvajal un importante dis­curso en el que descalificó con irrebatibles argumen­tos la obra de Basilea y al antipapa allí elegido. Ade­más presentó dos escritos, uno en que defendía la superioridad del Papa sobre el concilio y en el que rebatía las teorías conciliaristas, y otro en el que recla­maba enérgicamente el abandono de la neutralidad.

La decisión fue remitida a una nueva dieta en Frankfurt, en noviembre, en la que nada decidió salvo la remisión del asunto a una nueva dieta, también en Frankfurt, en abril de 1442. Carvajal volvió a des­granar sus argumentos contra el concilio de Basilea y a exigir el fin de la neutralidad alemana. Tuvo poco éxito porque la Dieta resolvió enviar embajadores a Eugenio IV y a Félix V para solicitarles la convocato­ria de un nuevo concilio y una nueva dieta en Núremberg, en febrero siguiente.

La de Núremberg, en febrero de 1443, fue una re­petición de las anteriores, sin avances, al igual que la de noviembre, celebrada en la misma ciudad.

En el momento en que Carvajal ini­ciaba su viaje a Alemania, para asistir a la Dieta, el 11 de octubre de 1443, Eugenio IV le nombró obispo de Coria. El nombramiento chocó con la voluntad del infante aragonés Don Juan, rey de Na­varra, dueño de la situación política en Castilla, que deseaba esa sede para Alfonso Enríquez, cuyo linaje con el de Pimentel constituía en aquel momento el soporte del poder del monarca navarro. Carvajal se vio obligado a renunciar al episcopado a favor de su rival, en mayo de 1444, a punto de iniciar una nueva misión en el Imperio.

Visitó al emperador en Viena, asistió, en junio, a la dieta de Núremberg y mantuvo numerosos contactos privados. A comienzos de diciembre estaba de regreso en Roma.

En marzo de 1446 inicia de nuevo el camino de Alemania; le acompaña Tomás Parentucelli, que será el próximo Pontífice. Es portador de bulas de Euge­nio IV que otorgan diversas gracias al emperador, re­sultado de las negociaciones del año anterior. En el curso de esta embajada logra suavizar las exigencias conciliaristas de los príncipes, alarmados por el visible acercamiento del Papa y el Emperador. Ello permite que la Dieta de Frankfurt (septiembre de 1446) apruebe resolu­ciones que conducen a la prestación de obediencia a Eugenio IV (febrero de 1447), apenas unos días ante del fallecimiento del Pontífice.

Tras breve estancia en Viena, Carvajal regresa a Roma. Durante su ausencia, Eugenio IV le ha nombrado obispo de Plasencia (11 de agosto) y le ordena carde­nal (17 de diciembre), junto a Tomás Parentucelli, su colega de embajada, de modo que ambos fueron solemnemente recibidos en Roma, de acuerdo con su reciente dignidad.

Como obispo de Plasencia se construyeron dos puentes: uno sobre el Tajo y otro sobre el Almonte.

Creó una cátedra de Gramática e impulsó la construcción de la iglesia de San Fran­cisco.

Nombrado nuevamente legado en Alemania por Nicolás V, su antiguo compañero de embajada, se traslada a Viena donde negocia un concordato con el Emperador cuya vigencia se mantendrá hasta la extinción del Im­perio.

Regresa a Roma en agosto de 1449. Nicolás V le ha concedido la encomienda del monasterio de Mo­reruela (Zamora) para compen­sarle los gastos realizados en este viaje. En los próximos años será consejero del Pontífice en las difíciles rela­ciones con el gobernador general de Bohemia y la situación de los católicos checos o en lo referente al Emperador en cuyo viaje y corona­ción tuvo importante protagonismo.

La caída de Constantinopla manifiesta el peligro turco. Cualquier reacción a esa amenaza exige la previa pacificación de Italia: para lograrla es enviado Juan de Carvajal a Florencia, Ve­necia y Milán. Participa también en asuntos tan diversos como la comisión cardenalicia que prepara la canonización de san Vicente Ferrer o los conflictos entre francis­canos conventuales y observantes. Al fallecer Nico­lás V (25 de marzo de 1455), Carvajal desempeña un papel decisivo en la elección de Calixto III (8 de abril).

El nuevo Papa nombra (8 de septiembre de 1455) a Juan de Carvajal legado en Alemania y Hungría, con la misión de organizar un ejército cruzado para contener la amenaza turca. Despliega una gran activi­dad diplomática y gracias a sus esfuerzos en la organización de un ejército de socorro, Belgrado resistirá el ataque turco (21 de julio de 1456).

Vuelve a Roma en septiembre de 1461. Poco des­pués de su regreso fue nombrado cardenal obispo de Porto. Desde ese momento colabora con Pío II en los preparativos de la nueva cruzada, que no llegará a partir, en buena medida por la muerte del Papa (5 de agosto de 1464) y por delegación del nuevo pontí­fice, Pablo II, administrará los fondos de la cruzada.

Interviene en algunos problemas castellanos, en par­ticular el conflicto entre Enrique IV y la Liga nobilia­ria.

A partir de entonces permanece en Roma, obligado por los años y la enfermedad, sin abandonar por ello la actividad diplomática y de asesoramiento al Pon­tífice. En enero de 1469 fue nombrado camarlengo, cargo que ostenta hasta el momento de su muerte, el 6.XII.1469, ocurrida en su casa, vecina a su iglesia de San Marcelo al Corso, donde fue sepultado.

Fachada de la iglesia de San Marcello al Corso (Roma)

donde se halla sepultado D. Juan de Carvajal

(www.artehistoria.com)

CARVAJAL Y SANDE, Juan de (1590-1667)

Político.

Nació en Cáceres.

Caballero de Calatrava, consejero de Indias.

Hijo de Jerónimo de Carvajal y de Juana de Godoy, naturales de Cáceres.

Estudió en Salamanca en cuya Universidad, después de haberse graduado de bachiller, ingresó en el Colegio Mayor de Cuenca y obtuvo luego el grado de licenciado.

Fue nombrado regente de la Real Audiencia de Canarias (24 de marzo de 1624) en lugar de Gaspar Martínez, promovido a una plaza de oidor en la Audiencia y Chancillería Real de Valladolid (14 de octubre de 1630) y designado como visitador de la Real Audiencia de Charcas con plaza supernumeraria en el Consejo de Indias, de la que se le libró título en el año siguiente (17 de mayo de 1631) y de la que prestó juramento antes de embarcarse a las Indias (24 de mayo de 1631).

Restos del Colegio de Cuenca, en el solar del Botánico (Salamanca)

(www.tribunadesalamanca.com)

Partió a las Indias llegando a la ciudad de La Plata en el año 1632 y debió hacerse cargo de los negocios de la presidencia de la Audiencia de Charcas mientras llegaba el titular don Juan de Lizarazu, tiempo durante el cual hizo el repartimiento general de los indios y redactó un texto en el que compendiaba las órdenes reales y de los virreyes sobre la materia.

También en ese período se produjo el descubrimiento del asiento de mineral de Chocaya. Posteriormente (1638) pasó a Lima a continuar la visita que había iniciado el obispo de Arequipa.

Regresó a España y se le nombró ministro en el Consejo de Órdenes (17 de enero de 1640), agraciado con un hábito de la Orden de Calatrava (1640).

En 1644 fue promovido a la presidencia de la Audiencia y Chancillería Real de Granada (22 de abril de 1644), y desde ella pasó a la presidencia de la Audiencia y Chancillería Real de Valladolid (21 de noviembre de 1648) para suceder a Pedro Carrillo de Acuña.

En 1652 fue nombrado presidente del Consejo de Hacienda.

Fachada de la Real Audiencia y Chancillería (Granada)

(www.es.wikipedia.org)

Tras dimitir de esta presidencia por sus achaques, se le concedió una plaza en el Consejo Real de Castilla y en su Cámara en 1658 y en la que permaneció hasta su muerte en abril de 1667.

En su testamento dejó una cuantiosa biblioteca formada por 1.950 cuerpos de libros que correspondían a 1.328 obras.

Para la elaboración del presente artículo se han tenido en cuenta los siguientes documentos:

– NIETO GONZÁLEZ, J.R.: Portal de Patrimonio Cultural de Castilla y León. Junta de Castilla y León

– REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA: “Diccionario biográfico español

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