Un rincón salmantino de carácter universal.
En un Villamayor de casas cada vez más altas y chalets por doquier, entrar en la casa de “Medes” es reencontrarse con un innumerable número de 
piezas y objetos de diversa índole y procedencia, un “Rincón Salmantino” donde todo tiene cabida, pero muy especialmente objetos de su tierra, de sus raíces, de La Armuña. Allí se encuentra todo aquello que “Medes” fue recogiendo a lo 
largo de su vida y que de esa forma evitó que se perdiera en las manos de algún anticuario o en algún rastro.
El museo está organizado de forma racional, por materias, conservando en la planta baja una variopinta colección de sombreros (de militar, de chofer, de guardia civil, etc.), poesías primorosamente enmarcadas, 
reproducciones del retablo de la Catedral Vieja y de la iglesia de Villamayor, condecoraciones, diplomas, premios y demás galardones…
La entrada al museo propiamente, instalado en el 
desván de la casa, se franquea mediante el permiso de una vieja carraca que antiguamente anunciaba la Semana Santa en el pueblo.
Es a partir de aquí donde se puede ver de todo, millares de piezas y objetos se acumulan en vitrinas y estantes, estando recubierto techo y paredes de cuadros y carteles de todas las épocas. En pequeños frascos hay tierras de 
muy diversas partes del mundo así como piedras de todos aquellos lugares que visitó.
En uno de los rincones se amontonan colecciones de “Abc” y “Blanco y Negro” desde que se fundaron. Al fondo de la estancia se conserva el antiguo lecho 
nupcial vestido con los 
bordados originales así como la cuna que arrullo a sus hijos. Son de destacar numerosos objetos de tocador así como unas tenacillas que calentadas a la lumbre servían para rizar el cabello de las mujeres. También se conserva un 
retrete de madera con bacín de china, cosa de “ricos” para los tiempos que corrían así como un pupitre de la es cuela de entonces.
En una segunda estancia, flanqueada por sendas granadas de la guerra de la Independencia da cobijo a centenares de herramientas y aperos de 
labranza: hoces, celemines, martillos, albarcas, guarniciones para caballerizas, horcas, etc. etc. Cualquier apero o instrumento relacionado 
con las labores del campo se puede encontrar allí.
También podemos ver instrumentos musicales de muy diversos lugares, destacando una importante colección de castañuelas en cuyo arte era único Medes, un viejo gramófono, carteles de ferias y de toros.
En una última dependencia de este desván nos encontramos con el museo torero y la Taberna del Tio Chirico. Entre carteles y 
recuerdos taurinos se intercalan muchos de los pasodobles que Medes dedicó a los toreros de la tierra. Destaca una reproducción del primer
cartel de toros que se imprimió en España.
La leyenda “El que entre en la Taberna Chirico tiene que mojar el pico” advierte a los visitantes que así ha de ser.
En fin, que mas podemos decir, la
muestra de imágenes que adjuntamos hablan por si solas y éstas son solo un ejemplo de todo lo que en este desván podemos encontrar.
Cuando podrían disfrutar todas aquellas personas
amantes de las tradiciones si 
pudieran disfrutar de la visión de cuanto allí hay almacenado y cuantos recuerdos se evocarían de momentos lejanos en el tiempo pero inolvidables para mucha gente.