LOBOS

Al sur del Duero los lobos están colonizando sus territorios antiguos. Eso es lo que nos dicen desde la Administración. Lo cierto es los lobos siempre estuvieron ahí, al sur del Duero; zonas como Aliste y Sayago en Zamora y el oeste de Salamanca, siempre han tenido lobos. En la zona zamorana en mayor abundancia con manadas estables; en Salamanca con individuos divagantes procedentes de Portugal y Zamora y raramente residentes. En Valladolid nunca desparecieron del todo en el entorno de los Montes Torozos. Los lobos que ahora colonizan el sur del Duero son ejemplares jóvenes, faltos de experiencia, individuos expulsados de manadas asentadas en zonas más norteñas y adaptadas a convivir con el hombre. Desde hace tiempo, más de lo que parece, han ido llegando ejemplares jóvenes que se han acabado de hacer adultos en unos territorios que no estaban preparados para recibirlos.
La legislación de hábitats de la UE prohíbe la caza de lobo al sur del Duero. Esta legislación no hubiera sido posible sin la presión de los países centroeuropeos como Alemania, Holanda, etc. que, previamente, exterminaron al lobo en sus territorios. Está muy bien proteger la fauna cuando está en casa del vecino. Cuando la presión sobre la cabaña ganadera no la sufren los conservacionistas galos o teutones. ¡Claro!, ellos no tienen lobos ni osos. Sólo hay que recordar la que montaron los galos cuando la administración francesa reintrodujo osos en los Pirineos. Montaron la mundial y fue la apoteosis cuando se supo que habían matado alguna res. Los ecologistas autóctonos han puesto el grito en el cielo porque la Junta pretende dar caza a cuatro lobos entre Salamanca y Ávila. Pretenden denunciar la medida en las instancias jurídicas europeas. Están en su derecho. Es más, hacen bien, todo bicho viviente tiene derecho a vivir, por supuesto, también los ganaderos. Sin la estúpida norma que prohíbe dejar cadáveres de animales en el campo a lo mejor no pasarían hambre los buitres ni los lobos; a lo mejor los buitres no se comerían recentales, vacas y ovejas parturientas. Algo que sucede demasiado a menudo por mucho que los ecologistas lo quieran ocultar. Norma que deriva de la estupidez inglesa de alimentar rumiantes con despojos cárnicos. Muy conservacionistas y amantes de los pajarillos ellos.
Pero volviendo al lobo. En Salamanca hay varias manadas (grupos de unos cuatro individuos). Se sabe de una, al menos, en la zona de Ledesma, otra más al E-SE y dos más en la zona del NO. La que campea en la zona norte no es nueva. Hace años que, tras muchos días de espera, un amigo mío consiguió fotos de dos lobos en el vertedero de Santiz. Bien es verdad que se podía tratar de individuos divagantes procedentes de Zamora. Pero en la misma zona ya había encontrado personalmente huellas bastante antes. Ahora bien, ¿por qué en esa zona no hay graves ataques al ganado y sí más al sur? Las zonas de Valdelosa y Ledesma han sido en los últimos años centro de lobadas con cuantiosas pérdidas. Posiblemente se les presionó lo suficiente para que buscaran zonas más tranquilas o simplemente comprobaron que era más fácil encontrar comida más al sur, donde hay ganado en extensivo que vive en el monte todo el año.
Parece claro que las zonas que ha vuelto a colonizar el lobo no son aptas para él. La existencia de ganadería extensiva, la falta de presas salvajes y la ausencia de memoria histórica sobre el depredador , hacen que la compatibilidad entre ganadería y lobos en las zonas que no sean las sierras del sur, sea imposible. No se puede pedir a los ganaderos que soporten el peso
del mantenimiento de manadas de lobos al sur del Duero en hábitats poco propicios para él puesto que la presencia de ganado en régimen de extensivo lo hacen inviable.
Alguien puede decir que está presente en las llanuras cerealistas a los pies de los Montes Torozos desde siempre. Y es cierto; pero hay un detalle a tener en cuenta: la presencia de ganadería. En la zona de los Montes Torozos, sobre todo en la provincia de Valladolid, la ganadería de extensivo presente está formada por rebaños trashumantes, bien protegidos por perros con experiencia y que no se amilanan ante los lobos. Además, la presencia del lobo está muy limitada en cuanto a grupos se refiere. Barrientos, uno de los mayores expertos en el tema, filmó en los años 80 grupos familiares compuestos por dos adultos y varios cachorros en las llanuras de cereal de la zona. Lo que solía ocurrir era que a finales de verano se abatía, de forma ilegal, tanto cachorros como adultos. Es la razón por la que se podía mantener una exigua población en la zona. En cuanto al tema de perros un detalle: en la zona de Añover hubo un ataque hace unos años. El rebaño estaba protegido por mastines que hicieron frente a los lobos (porque sí fueron lobos). El resultado fue que los mastines no fueron capaces de repeler el ataque por falta de experiencia. Uno de ellos, de hecho, resulto herido de gravedad. Si esos perros hubieran dispuesto de collares defensivos, posiblemente el resultado hubiera sido distinto. De todas formas son elucubraciones. El hecho demostrado es que desde siempre se producen bajas entre el ganado por ataques de lobos. Y no es de recibo que se vilipendie a los ganaderos por decir que el lobo es incompatible con la ganadería extensiva de la dehesa. La dehesa tiene sus propios mecanismos de regulación y no hace falta que cuatro ecologistas de salón vengan a “educar” a ganaderos de toda una cultura pastoril. Una cosa es la presencia ocasional y otra muy diferente que haya manadas residentes. La penillanura salmantina no dispone de presas salvajes de entidad que permitan la supervivencia del lobo; sencillamente, es la ganadería de extensivo la que debe soportar la presencia permanente del cánido.
Personalmente propongo la adopción de un lobo en el jardín del chalet que disfrutan muchos de estos amantes de la naturaleza salvaje o que, en su defecto, propongan una c/c en la que ingresen sus cuotas mensuales para el mantenimiento de sus cánidos. También pueden mantener un rebaño de ovejas con la única intención de que coman los lobos.

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