Las tardes en La Caserna son más que simples tardes. Esa atmósfera que te envuelve nada más pasar el portón de madera de la entrada, ese precioso patio lleno de flores, su mimada decoración, sus productos de última calidad y, cómo no, el trato, hace que el rato que se pasa allí no sea un rato como cualquier otro. Y si a eso le sumas, sentarte con dos generaciones de Villamayor, de “los de toda la vida”, dos alcaldes de Villamayor, pero sobre todo un padre y una hija que aman sus raíces creo que el resultado puede ser inmejorable. George Herbet, un poeta religioso, decía: «Un padre vale por cien maestros» y seguramente estuviera en lo cierto. Es el claro ejemplo de los dos invitados de hoy, aunque más que invitados, son veteranos, de los de casa, de los de siempre: Los Diego. Dos generaciones de la misma familia que comparten no solo la misma sangre, sino el amor por esta tierra armuñesa y figurar en las páginas de la historia de nuestro pueblo.
Empezamos por el más veterano, José. Hábleme de su vida personal: ocupaciones, familia…
Yo he sido funcionario. He trabajado en el Gobierno Civil, en la Subdelegación. Ya estoy jubilado y ahora me dedico a estar con las nietas, llevarlas al colegio, irlas a buscar… En definitiva, echarle una mano a otro hermano de Elena. Siempre hay que echarle una mano a la gente joven para que ellos puedan seguir trabajando.
Elena, ¿y su situación personal?
Yo estoy trabajando en las Cortes de Valladolid, en las Cortes de Castilla y León. En este momento tengo una vida de viajera porque, en realidad, estoy casada y vivo en Terradillos. Viajo constantemente: entre semana estoy en Valladolid, luego vengo los fines de semana. Mi vínculo con Villamayor es continuo. Vengo a casa de mis padres y a ver a mi hermano, que tengo dos sobrinas preciosas.
¿Qué hacen Elena y su padre en los ratos libres?
José: Yo en el tiempo libre lo que hago es leer mucho. Me gusta leer muchos libros, leo la prensa diariamente. También paseo mucho. Ahora tengo una pequeña parcela con un huerto, por pasar el rato, y además, lo que te he comentado anteriormente de cuidar a mis nietas.
Elena: En mi caso, tengo aficiones que en este momento no les dedico todo el tiempo que me gustaría. Me gusta mucho ir al cine, leer y demás… Pero en este momento, estoy muy entusiasmada porque llevo tres años muy involucrada en la elaboración de una tesis doctoral que me lleva todo el tiempo del mundo, que no es tiempo laboral; pero como lo disfruto y es un tema que me gusta mucho, y que además es un reto que tengo por delante, tengo que decir (y no con esto estoy diciendo que sea una aburrida) que dedico el tiempo que no es de trabajo, mayoritariamente a eso. Pero bueno, también me gusta mucho estar con mis amigos, en casa, hacer comidas ricas… A parte de eso, disfruto mucho del tiempo con mi perro, que es maravilloso.
José Diego ha pasado a la historia por ser el primer alcalde democrático de Villamayor. Su amor por el pueblo, lugar donde nació, le llevaron a comprometerse al 100% con sus gentes, construyendo un pueblo que se parece más al Villamayor de ahora. José fue un alcalde de esos que ya no quedan, de los de ayudar a sus vecinos en problemas personales, hasta levantarse un sábado para colaborar en el asfaltado de calles. José Diego y sus dos décadas en la alcaldía ya son parte de nuestra historia.
Os hemos reunido para hablar del municipio. José, usted ha sido el primer alcalde democrático de Villamayor. ¿Qué se siente al ser una figura tan importante en la historia del municipio?
Yo creo que es lo máximo a lo que se puede aspirar: ser el alcalde y encima de tu pueblo. Es una experiencia interesantísima. Como bien has dicho, fui el primer alcalde democrático en el año 1979. He estado veinte años de alcalde, cinco legislaturas, hasta el año 1999. Por circunstancias de cómo estaba el pueblo en aquel momento, un pueblo que estaba a 4km de Salamanca, pero que estaba totalmente abandonado. Esas circunstancias fueron las que me llevaron a preocuparme y a mirar por el bien de todos.
Dos décadas en la alcaldía dan para mucho, ¿en qué ha cambiado el pueblo en estos años?
Ha cambiado muchísimo. Date cuenta que por aquel entonces éramos unos 800 habitantes aproximadamente, y ahora estamos sobre los 7.000 habitantes. La fisionomía del pueblo también ha cambiado mucho, porque entonces era un pueblo con casas bajas. Ahora se ha edificado muchísimo. Tuve la gran ocasión de promover en un pleno, y se aprobó por unanimidad, que todos los edificios que se hicieran dentro del casco del pueblo, se pusiera la piedra de Villamayor. Esas fueron una de las cosas importantes que se consiguieron, por eso, los edificios que hay en Villamayor lucen la piedra. También, por aquel entonces no teníamos agua potable en las casas, ni alumbrad, solo cuatro bombillitas por el pueblo. En el colegio, los 7 años, ya llevaban a los niños a Salamanca. Las escuelas estaban desatendidas, porque hasta la valla estaba tirada. Los maestros no dejaban a los niños entrar a los aseos, tenían que salir a hacer sus necesidades a la calle. En el año 1980, conseguí que se quedaran aquí todos los niños hasta los 14 años. Se empezaron a hacer colegios, a venir profesores… Se han hecho muchísimas cosas. Una de las cosas más importantes también fue el asfaltado de las calles. Ni había ni una calle asfaltada en el pueblo. Tengo que agradecer a todo el pueblo y toda la gente el apoyo por la prestación que dieron, porque las calles se empezaron a hacer por prestación personal. Saqué una ordenanza por la cual la gente, los sábados y domingos empezábamos a hacer las calles. El pueblo se construyó a basa del esfuerzo de su gente. Se hicieron muchísimas cosas, habrá habido aciertos y fallos pero en mi época se construyeron las piscinas municipales, el frontón, el campo de El Salinar.
El relevo generacional vino de la mano de Elena. Primera alcaldesa de Villamayor, que dio un toque de frescura e igualdad a nuestro municipio. Una mujer con garra que desde pequeña soñó con ser como su padre y lo consiguió. Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, Elena ha dedicado toda su vida a hacer lo que le gusta: política. Senadora, Procuradora o Diputada son solo algunos de los títulos que aparecen en su Curriculum, aunque para ella el más importante y el que lleva para siempre en su corazón es el de alcaldesa de su pueblo.
Elena, ha sido concejal desde el 11 de junio de 1999 hasta el 24 de mayo de 2014, de esos años, ocho has ejercido como alcaldesa. ¿Qué recuerdos tiene de esos años?
Un poco hilando lo que ha dicho mi padre, el que yo decidiera presentarme como alcaldesa no es algo que fuera de la nada. Todo lo que te acaba de contar mi padre yo lo viví desde muy pequeña. Cuando mi padre empezó a ser alcalde tenía 32 años y yo tenía 5; entonces, viví 20 años con un alcalde en casa, y un alcalde que era diferente a la alcaldía a la que tuve que hacer frente yo. Era un pueblo muy diferente, la fisionomía era muy diferente, la problemática también… Incluso la gente que vivía en el pueblo. Todos estos factores hacen que sea muy diferente el tiempo que estuve en el Ayuntamiento, al que estuvo mi padre. Yo logré ser alcaldesa porque yo desde pequeñita quería ser como mi padre, pero lógicamente han cambiado muchas cosas a mejor. El desarrollo es lo más importante, pero también es cierto que la manera de hacer política es diferente. Hay una parte en Villamayor por el tamaño del municipio que te hacía vivir la alcaldía de una manera muy diferente a un municipio más grande que a un municipio pequeño; pero con las dos maneras de hacer política. Principalmente, la alcaldía consistía en tener problemas de ciudad grande, con una población muy demandante, críticos y exigentes; pero al mismo tiempo, tenías que resolver problemas como un pueblo muy pequeño, como tenía que hacer mi padre. Yo cuento muchas veces como en mi casa, cuando yo era pequeña, yo he dormido con niñas del pueblo que las metían en la cama conmigo porque sus padres maltrataban a sus madres, y esas madres llevaban a la hija a mi casa. De alguna manera eso a mí me marcó, y por eso me gustaba también resolver las cosas así. Fueron menos años, pero fueron unos años intensos. Del tiempo que estuve en la alcaldía, lo que más orgullosa me hace sentir es que Villamayor se convirtiera en un municipio universitario, las actividades culturales, las actividades sociales, tener una trabajadora social en el municipio… Muy orgullosa. Me siento muy querida, a pesar de que ha habido momentos duros, y eso es con lo que te tienes que quedar.
Su carrera política continuó. Ha sido Procuradora en las Cortes, Senadora, Diputada… Hábleme de su carrera en la política.
Mi labor en el Ayuntamiento de Villamayor lo he compaginado con una vida política bastante intensa. Como cargo público del Partido Socialista en Salamanca, también a nivel autonómico y estatal. Eso tiene que ver más con una serie de convicciones y mi manera de entender la vida… Me preparé para ello, estudié y me esforcé para hacer política. La política es agridulce. Yo creo que la política real, la buena, la del tú a tú es la de los pueblos, la de ser alcaldesa o concejal. Eso para mí siempre ha sido prioritario. A mí cuando me preguntan “Elena, ¿tú que has sido?” pues yo he sido alcaldesa, y he sido alcaldesa de mi pueblo. Me siento muy orgullosa de lo que he hecho y lo que he conseguido, a pesar de los errores que haya cometido, pero me siento muy orgullosa de haber sido alcaldesa.
A pesar de compartir muchas cosas, Elena y José han tenido que hacer frente a alcaldías totalmente diferentes. La población, las necesidades y la fisionomía del municipio nada tenían que ver. Mientras José tuvo que levantarlo, Elena tuvo que hacer frente a las demandas de un pueblo muy diferente al que dejó su padre. Lo que no cabe duda es que ambos lo hicieron con la mejor de sus voluntades y por el amor al lugar que les vio nacer y crecer.
Para ambos, el haber estado tantos años en la alcaldía, imagino que ha dado para mucho. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos? ¿Y los peores?
José: ¿Cosas buenas? Cuando se consiguió el agua potable para el pueblo, hacer los colegios, que los niños hasta los 14 años se quedaran en Villamayor… Hay un montón de cosas que te dan alegrías. Luego, sin embargo, hay otras que no tanto. Por circunstancias de la vida, aquí sucedieron unos casos, que hubo una inundación muy grande. El 19 de junio de 1993 hubo una tormenta grandísima; ese día a mí me marcó muchísimo. Coincidió que al año siguiente, en 1994, ese mismo día mataron a una niña portuguesa, de esos temporeros que venían aquí a hacer la labor del campo. Ambas cosas coincidieron el mismo día pero de años consecutivos. Fue lo que a mí más me afectó.
Elena: Pues yo, aparte de que mi padre desde el 19 de junio de 1993 toma el “Lexatin” para dormir, yo desde el 5 de febrero del año 2006, tomo una más moderna que se llama “Noctamid” para dormir. Fue cuando a las 4 de la mañana, me llamó el Subdelegado de Gobierno, para decirme que al niño Raúl lo acababan de matar. Eso fue horrible. Es el peor momento que he pasado en Villamayor, al frente de la alcaldía. No hay nada como aquel momento. Ni el interés de algunas personas por haberme dañado van nunca a cubrir el momento tan terrible que fue aquella noche. Me encontré con una situación terrible donde viví posteriormente momentos muy duros. ¿Qué te quedas también de lo bueno? Pues te quedas de lo bueno que Isabel, su madre, cada Navidad, o cada X tiempo, me siga llamado por teléfono o yo la llame a ella para ver cómo está. Esas son las cosas buenas que te quedan de haber sido alcaldesa. Porque sí, es verdad que la Universidad, el impacto de muchísimas cosas de desarrollo cultural y demás, el conseguir el instituto… Muchas cosas, pero no. Lo bueno y lo malo está unido también. Te tienes que quedar con eso. A mí lo que me sigue llegando y me sigue emocionando es que recibas todos los años una llamada telefónica de una persona que siga agradeciéndote el haber estado ahí y yo agradeciéndole a ella que me apoyara también.
Amantes de la arenisca de Villamayor, de sus calles, de sus gentes. Padre e hija pasean como dos vecinos más, a sabiendas que su huella ha quedado para siempre. José y Elena no solo aman su pueblo sino que también es ya una parte muy importante de sus vidas.
Estamos de acuerdo en que se vive muy bien en Villamayor, pero siempre hay cosas que mejorar. ¿Qué servicios creéis que hacen falta en el municipio?
José: El transporte público podría ser una de las cosas que todavía queda mucho por hacer. También, el hecho de que tengamos que ir a Villares al Centro de Salud, porque encima en Villamayor tenemos muchos más habitantes. Otro de los principales problemas es la travesía que tenemos en Villamayor: la cantidad de coches que pasan diariamente por Villamayor.
Elena: Aunque yo ahora no viva en Villamayor, mi seguimiento es continuo y estoy muy preocupada de algunas cosas que se han quedado en el tintero. La crisis económica ha producido la falta de recursos para algunos servicios que, desde mi punto de vista, son esenciales para un municipio como Villamayor. Es cierto que hay que tener en cuenta una cosa: el problema histórico que han tenido los Ayuntamientos y que siguen teniendo, es que tienen competencias propias y no tienen los suficientes recursos para poder llevar a cabo esas competencias. En el caso, como puede ser el tema de la guardería, puede hacer frente a la apertura de esa guardería. En un determinado momento se cambia esa legislación, la guardería la tiene que construir la Junta de Castilla y León pero cuando se hace la reforma local, se dice que el coste del mantenimiento de la gestión de las escuelas infantiles tienen que ser ahora de los ayuntamientos. ¿Qué ocurre? Que se hacen unos edificios muy grandes, se hacen unos servicios muy grandes y es escandaloso que en este momento no pueda tener económicamente recursos para hacer frente. Y no los tiene no porque se los haya gastado en otras cosas, es que no los tiene porque es una previsión de un coste que tiene que hacerse cargo la Junta de Castilla y León. Ese servicio es muy importante para muchos matrimonios jóvenes, para conciliar. El transporte público, el tema de la ampliación de los colegios… Principalmente para mí el tema de la conciliación de la vida familiar y laboral de la gente del pueblo para mejorar la calidad de vida.
La piedra de Villamayor es el tesoro del municipio. ¿Qué opinan de ella y de la situación en la que se encuentra actualmente?
José: El problema de la situación de la arenisca, creo que es debido al problema de la construcción. Yo soy un enamorado de la piedra de Villamayor, y por eso fue uno de las ordenanzas que saqué yo para que se hicieran todos los edificios de aquí de esa piedra. El problema viene que actualmente no se construye nada, es una pena… con lo bonito que es Salamanca debido a Villamayor.
Elena: Es una pena. El mayor problema que existe ahora es el intrusismo, que es lo más grave en este momento. Es verdad que ha caído la demanda de la piedra. Una de las curiosidades que tiene la piedra de Villamayor es que funciona a demanda: no se abre una cantera, se abre toda la piedra de esa cantera y está ahí para luego ubicarla en edificios. Quizá es una cosa que debería replantearse para no encarecer tanto el coste, pero claro es muy difícil trabajar la piedra, es muy difícil sacarla, es una piedra muy especial… Pero lo que hay que evitar actualmente es el intrusismo. Hay edificios en Salamanca que dicen que son piedra de Villamayor y no lo son. Creo realmente que la falta de obra pública, debido a la crisis, y la falta de obra privada en España, en general y en Salamanca, en particular, ha sido un gran batacazo como la piedra de Villamayor. Por eso yo creo que hay espacios, como las antiguas canteras, que deberían de potenciarse por la Junta y crear un espacio de enriquecimiento histórico, formativo…Yo creo que en eso es en lo que habría que trabajar.
Imagínense que tienen que hablar de Villamayor a una persona que no conocen, ¿qué le dirían?
José: Villamayor es una cuna. Le hablaría de Salamanca, que se lo debe a Villamayor. Le explicaría como se sacaba la piedra antiguamente. Yo recuerdo cómo la gente picaba la piedra y cómo se transportaba de aquí a Salamanca para hacer los edificios. Le explicaría toda esa historia que nos une a Salamanca y a Villamayor. También se podría hablar del tema de la Universidad, de todas las empresas importantes que tenemos en el Parque Científico…
Elena: Yo creo que Villamayor, las cosas como son, no somos un pueblo como puede ser Candelario o Ledesma porque no tenemos un patrimonio histórico. Tenemos una iglesia preciosa, muy desconocida, que yo siempre que puedo invito a la gente a que venga, pero si es verdad que no es municipio para venir a visitar. Sí que hay momentos puntuales como la Feria de la Piedra, un momento interesante para conocer nuestra historia. Yo creo que Villamayor es un municipio donde se vive muy bien, donde la gente joven tiene muchas posibilidades, donde hay una Escuela de Música maravillosa… Y luego también esa parte desconocida del Campus de Villamayor. Yo creo que no hay en el mundo un municipio tan pequeño que cuente con un espacio así, con esos edificios y tantos jóvenes trabajando en ellos. Es un sitio también para invitarles a venir y conocer el día a día del Parque Científico. También es interesante venir a disfrutar de las fiestas, la bajada de la Virgen que es algo muy excepcional… Sobre todo eso, un pueblo perfecto para vivir en él.
José y Elena, Elena y José. Alcalde y Alcaldesa. Padre e hija. Dos generaciones de Villamayor y dos generaciones de políticos. Dos personas que vieron crecer nuestro pueblo, uno desde sus manos y otra a través de los ojos de su padre. Dos personas que se entregaron en cuerpo y alma a una pequeña parte del territorio, que muchos llaman Villamayor, pero otros llamamos “casa”. Porque como dice el dicho (valga la redundancia): “Como en casa en ningún sitio”, y eso lo saben bien José y Elena cuyo corazón vive para siempre en las calles de nuestro pueblo. Porque los Diego son ya historia de Villamayor y Villamayor es la historia de los Diego.
Gracias por tanto.