De la A a la Z (19)

Relación de términos y expresiones (incluidos insultos)  de nuestra historia.

BARRAGANA:

Palabra procedente del latín tardío baricanbaricanis y éste del término gótico “barika” (libertad), diminutivo de “baro” (barón, hombre libre, apto para la lucha).

Es una de las voces castellanas más antiguas, documentada en el siglo XI.

Esposa legítima, aunque de condición inferior a la del marido y a la que las leyes no reconocían los mismos derechos civiles que a la esposa principal.

Concubina, mujer que vive amancebada, haciendo vida con un hombre que no es su esposo, incluso aunque fuera clérigo.

Antiguamente se llamaba así a la amiga, dama o concubina que se encontraba en la casa del que estaba amancebado con ella; y para serlo era preciso que fuese libre, y no sierva, soltera y que no tuviese parentesco en grado conocido.

María de Portugal, esposa del rey Alfonso XI, reclamó en el año 1345 la pena de azotes para las barraganas de los clérigos salmantinos.

Portada del Código de las Siete Partidas de Alfonso X

en el que se habla de la figura de la barragana y de los requisitos que debía tener

(www.barbararosillo.com)

BARRAGANÍA:

Procede del latín tardío barican-baricanis y este del gótico barika (libertad).

Concubinato de carácter estable fuera del matrimonio, al que en los códigos medievales se atribuían efectos similares a los de éste. El contrato que constituía la barraganía estableció una serie de derechos para la mujer y los hijos, incluso en lo referente a la herencia; se exigía que no se hubiera contraído matrimonio válido previamente y estaba prohibido contraer este tipo de vínculo con varias personas simultáneamente.

Según fuero y costumbre antigua se distinguían tres clases de enlaces de varón y mujer autorizados o tolerados por la ley: el matrimonio (celebrado con todas las solemnidades de derecho y consagrado por la religión), el matrimonio jurmentado (era un casamiento legítimo, pero oculto, que inducía perpetuidad y las mismas obligaciones que el solemne) y la barraganía.

La barraganía se fundaba en un contrato de amistad y compañía, cuyas principales condiciones eran la permanencia y fidelidad.

BARRILLA:

Palabra procedente del término latino vulgar “barra

Planta cuyas cenizas se empleaban para hacer sosa, ya en el siglo XVII  y se utilizaba para blanquear la ropa.

Planta de la barrilla

(www.cultivarsalud.com)

BARRIO:

Palabra procedente del término árabe “barri” (exterior) y este del árabe clásico “barri” (salvaje).

Cada una de las partes en las que se dividen los pueblos o ciudades. Si el barrio se halla fuera del recinto de la población, recibe el nombre de arrabal.

Grupo de casas o aldeas dependientes de otra población, aunque estén apartadas de ella.

Plano de Salamanca de 1858

(www.salamancapasoapaso.blogspot.com)

BARRIOBAJERO:

Palabra procedente del término árabe “barri” (exterior) y este del árabe clásico “barri” (salvaje).

Habitante de los barrios bajos o arrabales, extramuros de la ciudad.

Generalmente estas barriadas, de menestrales primero y de proletarios después, se ubicaban en la parte baja, de ahí que surgieran ciertas connotaciones sociales, por pertenecer sus moradores a las capas humildes. Esta condición convirtió el calificativo en voz ofensiva e hiriente, por ser gente bulliciosa y dada a la alegría que sirve el vino.

En el siglo XIX se los llamó «gente de barrio» un tanto despectivamente.

BARROCO:

Procede del francés “baroque” (extravagante) y del portugués “barroco” (perla irregular)

Estilo arquitectónico o de artes plásticas que se desarrolló en Europa durante los siglos XVII y XVIII, opuesto al clasicismo y caracterizado por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza ornamental.

El Barroco aparece en Italia, principalmente en Roma, donde el arte fue utilizado como medio propagandístico para la difusión de la doctrina contrarreformista.

Fachada de la Clerecía

(www.versalamanca.com)

La Reforma protestante sumió a la Iglesia Católica en una profunda crisis durante la primera mitad del siglo XVI, que evidenció tanto la corrupción en numerosos estratos eclesiásticos como la necesidad de una renovación del mensaje y la obra católica, así como de un mayor acercamiento a los fieles. Para contrarrestar el avance del protestantismo y consolidar el culto católico se celebró el Concilio de Trento (1545-1563), sentando las bases del dogma católico (sacerdocio sacramental, celibato, uso litúrgico del Latín, culto a la Virgen, etc) y creando nuevos instrumentos de comunicación y expansión de la fe católica, poniendo énfasis en la educación y en la predicación y la difusión del mensaje católico. Este ideario se plasmó en la recién fundada Compañía de Jesús, que mediante la predicación y la enseñanza tuvo una notable y rápida difusión por todo el mundo, frenando el avance del protestantismo y recuperando numerosos territorios para la fe católica (Austria, Baviera, Flandes, Polonia, por ejemplo).

Otro efecto de la Contrarreforma fue la consolidación de la figura del papa, cuyo poder salió reforzado, y que se tradujo en un ambicioso programa de ampliación y renovación urbanística de Roma, especialmente de sus iglesias, sobre todo la Basílica de San Pedro y sus aledaños.

La Iglesia utilizó el arte como caballo de batalla de la propaganda religiosa, al ser un medio de carácter popular fácilmente accesible e inteligible.

Culturalmente, el Barroco fue una época de grandes adelantos científicos: W. Harvey comprobó la circulación de la sangre; Galileo perfeccionó el telescopio y afianzó la teoría heliocéntrica ya estableciza por Copérnico y Kepler un siglo antes; Newton formuló la teoría de la gravedad universal; Torricelli inventó el barómetro; Bacon estableció el método experimental como base de la investigación científica o Descartes llevó a la Filolosofía el racionalismo.

En España la arquitectura de la primera mitad del siglo XVII acusó la herencia del estilo herreriano, (austero y geométrico). Lo barroco se fue introduciendo paulatinamente sobre todo en la recargada decoración interior de iglesias y palacios, donde los retablos fueron evolucionando. De este período fue figura destacada Juan Gómez de Mora, autor de la Iglesia del Espíritu Santo (Clerecía) salmantina. Barroco es el patio de la Universidad Pontificia.

Claustro de la Universidad Pontificia

(www.visitarsalamanca.com)

Entre finales de siglo y comienzos del XVIII se dio el estilo Churrigueresco (el término procede de la familia Churriguera), caracterizado por su exuberante decorativismo y el uso de columnas salomónicas: José Benito Churriguera fue autor del Retablo Mayor de la Iglesia de San Esteban (1692); Alberto Churriguera proyecto la Plaza Mayor de Salamanca; y Joaquín Churriguera fue autor del Colegio de Calatrava y el Claustro del Colegio de San Bartolomé.

La escultura barroca salmantina destaca Alejandro Carnicero con obras como El Flagelado.

Imagen de Nuestro Padre Jesús Flagelado

(www.spain.info)

En España, pese a la decadencia económica y política, la pintura alcanzó cotas de gran calidad, por lo que se suele hablar, en paralelo a la literatura, de un “Siglo de Oro” de la pintura española. La mayor parte de la producción fue de temática religiosa, practicándose en menor medida la pintura de género, el retrato y el bodegón.  Ejemplo de ello es la Púrísima de Ribera en la Iglesia de la Purísima

La Literatura barroca, como el resto de las artes, se desarrolló bajo preceptos políticos absolutistas y religiosos contrarreformistas, y se caracterizó principalmente por el escepticismo y el pesimismo, con una visión de la vida planteada como lucha, sueño o mentira, donde todo es fugaz y perecedero, y donde la actitud frente a la vida es la duda o el desengaño, y la prudencia como norma de conducta.

Cuadro de La Purísima de Ribera, en el retablo de la iglesia  del mismo nombre.

(www.turismoporsalamanca.blogspot.com)

En España, donde el siglo XVII sería denominado el “Siglo de Oro”, la literatura estuvo más que en ningún otro sitio al servicio del poder, tanto político como religioso. La mayoría de obras van encaminadas a la exaltación del monarca como elegido por Dios, y de la Iglesia como redentora de la humanidad, al mismo tiempo que se procura una evasión de la realidad para diluir la penosa situación económica de la mayoría de la población. Sin embargo, pese a estas limitaciones, la creatividad de los escritores de la época y la riqueza del lenguaje desarrollado produjeron un elevado nivel de calidad.

En la lírica se dieron dos corrientes: el culteranismo, liderado por  Luis de Góngora, donde destacaba la belleza formal y el conceptismo, representado por Quevedo,  y donde predominaba el ingenio, la agudeza, la paradoja, con un lenguaje conciso.

La prosa estuvo dominada por Miguel de Cervantes.

Otro terreno donde se desarrolló la prosa barroca española fue la novela picaresca, continuando la tradición iniciada el siglo anterior con el Lazarillo de Tormes.

Cuando hablemos de personajes históricos salamantinos y de lugares a visitar profundizaremos más en este estilo.

Para la elaboración del presente artículo hemos consultado los siguientes documentos:

– AA.VV.: “Diccionario curioso de Salamanca”. Gruposa S.A.; Salamanca, 2007

– AA.VV. (1776) “Diccionario de Lengua Castellana”. Madrid. Real Academia de la Lengua

– AA.VV. ( 2014 ) “Diccionario de Lengua Española”. Madrid. Real Academia de la Lengua

– PANCRACIO CERDÁN “Inventario general de insultos” (Ediciones del Prado)

Continuará …..

 

 

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