COMUNICACIÓN, ASERTIVIDAD Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN LA FAMILIA

Un dicho africano dice  “para tener un hijo sólo hacen falta unos padres, para educarlo hace falta toda la tribu”.

Efectivamente, la educación deber ser un compromiso de todos los estamentos y fuerzas sociales, pero nuestra sociedad es compleja por la diversidad de puntos de vista y de culturas que se están instalando en nuestra sociedad por lo que llegar a puntos básicos que sean admitidos y respetados por todos es difícil, pero necesario
Por eso, la tarea de educar es cada vez más compleja, tanto la educación informal, que se suele transmitir a nivel familiar y social, como la educación formal, referida a la que se imparte en los centros educativos.
En este tema trataremos de la comunicación, en un sentido amplio, como medio básico de relación social y de educación. Dentro de la estructura familiar es un pilar importante al ser el canal a través del cual se transmiten aspectos tan importantes como la afectividad, los sentimientos, los valores, el respeto, etc.
La comunicación es la transmisión de mensajes entre las personas y constituye el fundamento de las relaciones humanas. La comunicación no se reduce al hecho de solo hablar, puesto que dos personas pueden hablar entre sí y no comunicarse. Para que se dé el proceso de la comunicación entre dos personas tiene que establecerse un intercambio de mensajes o permuta de información. En la comunicación se establece una reciprocidad entre los dos comunicantes, un intercambio de información, ideas, pensamientos, sentimientos.
El proceso de la comunicación se produce cuando un emisor (el que habla), transmite un mensaje (información que se transmite: pensamiento, opinión, sentimientos) a un receptor (el que escucha), y este mensaje es recibido y comprendido por el receptor.

CARACTERISTICAS DE LA COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS
La comunicación depende, entre otras cosas, de la edad de nuestro hijo. En este cuadro resumimos algunos consejos a tener en cuenta (Cuadros tomados del libro «Recetas para Educar»):Consejos para tratar a los más Pequeños (hasta 3 años)
(Es previsible que el niño diga a todo que no).
• Ofrézcale alternativas.
• Felicítelo por su habilidad para pensar por sí mismo.
• Póngase en su lugar.
• Trate de distraerle.
• Póngale límites.

Consejos para tratar a niños en edad Preescolar (de 4 a 7 años)
(Es fácil que a esa edad nos vuelvan locos con sus preguntas).
• Cree una gran familia.
• Acepte sus limitaciones.
• Búsquele compañeros de juego.
• Busque la ayuda de un niño de su edad.
• Establezca un tiempo especial para atender a sus preguntas

Consejos para tratar a niños de primer ciclo de básica (de 7 a 12 años)

(Es previsible que a esa edad se lo discutan todo)

• Hágale saber que el desacuerdo es normal.
• Escuche siempre lo que el niño tenga que decirle.
• Busque la verdad en lo que él dice.
• Expóngale su punto de vista.
• Utilice el sentido del humor.

Consejos para tratar a los adolescentes.

(Su comportamiento puede ser hiriente)

• No tome la forma de ser de un adolescente como algo personal.
• Escuche positivamente.
• Dígale que usted tiene el deber de establecer límites razonables.
• Explíquele que es bueno tener secretos.
• Intente ser un buen modelo para su hijo.

¿Cómo nos comunicamos con nuestros hijos adolescentes?
Anteriormente vimos la comunicación, los principales estilos en la comunicación y la asertividad. Aquí, por su importancia, queremos centrarnos en el tema específico del diálogo de los padres con los adolescentes.
Sugerimos algunas ideas a tener en cuenta para el diálogo entre los padres e hijos adolescentes:
• Para lograr una buena comunicación, si están en una discusión y no puede lograr el acuerdo perfecto, póngase, al menos, en una actitud de apertura y disponibilidad para acercarse más a su hijo y para conocerle mejor. Más tarde quizás se podrá reemprender el diálogo.
• Una disponibilidad afectiva favorece el número y la calidad de la comunicación.
• Comprenda que el adolescente necesita “practicar la dialéctica”, por lo que suelen buscar la discusión y el enfrentamiento con frecuencia. No se irrite por esta actitud, sea razonable y practique tranquilamente con él.
• Sepa que el adolescente discute muchas veces más para convencerse a sí mismo que para convencer al interlocutor. Tenga un poco de paciencia y escúchele, sea receptivo y verá que muchas tensiones desaparecen.
• El adolescente desea afirmar su autonomía de pensamiento, además de acción y muchas veces adopta, por sistema, la opinión contraria a la que sostienen sus padres en cualquier tema. No se muestren preocupados por este proceso del adolescente del que él puede sacar placer dialéctico y ustedes irritabilidad.
• No descalifique ni menosprecie las ideas u opiniones del adolescente. Para él son muy importantes. Piense que, en todo caso, está construyendo su mundo intelectual. No olvide que el adolescente está lleno de sueños y fantasías y el adulto de realidades y de obligaciones.
• No se alarme de la actitud “enfrentadora” del adolescente, él también está en un período de lucha interna y externa intensa.

LA ASERTIVIDAD EN LA FAMILIA

Ser asertivo significa confiar en uno mismo, en nuestras opiniones, nuestros derechos, deseos, relaciones, etc. Es lo que definimos como la autoafirmación personal: responsabilizarse uno mismo de sus sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos, y darlos a conocer a los demás. También significa aceptar que los demás también tienen exactamente el mismo derecho a autoafirmarse.

¿Cómo se manifiesta la asertividad?
Existen diversos tipos o formas de “manifestarse” la asertividad:
1. La asertividad positiva. Consiste en expresar de forma clara, abierta y sincera el afecto y los sentimientos positivos que se sienten o que le hacen sentir otras personas.
Es reconocer todo aquello que le gusta de los demás y ser capaz de expresarlo sin vergüenza y sin miedo. Ejemplos de comunicación asertiva positiva: “Me gusta mucho trabajar contigo; me haces las cosas muy fáciles; estoy feliz de haberte conocido; siento admiración por ti…”.
2. La asertividad negativa. Consiste en saber decir no o saber negarse cuando no estamos de acuerdo con lo que nos piden, por ejemplo: “No voy a ir a esa fiesta; no quiero, no me apetece; no estoy de acuerdo contigo; no, eso no lo voy a hacer…”. También consiste en expresar comentarios o sentimientos negativos cuando la conducta de alguien nos hace sentir mal o nos incomoda, por ejemplo: “Me molesta que me interrumpas delante de la gente; me gustaría que me respetaras cuando hablo con alguien; no me parece bien lo me que has hecho; estoy molesto contigo…”.

Esta afirmación negativa, que consiste en expresar lo que nos hace sentir mal y aclararlo para que no vuelva a suceder, ayuda a sentirnos mejor al expresar lo que sentimos y nos ayuda a mejorar las relaciones.
3. La asertividad empática. Consiste en expresar nuestros deseos y sentimientos pero después de haber reconocido la situación y los sentimientos del otro: “sé que estás cansado y ya no aguantas más pero yo necesito que ahora me ayudes; sé que puede que no te guste pero quiero decirte algo…”.
4. La asertividad progresiva. Comienza cuando, a pesar de los esfuerzos por ser asertivos y empáticos, la otra persona no responde positivamente. Entonces debemos aumentar la firmeza y repetir nuestra postura pero sin ponernos agresivos, por ejemplo: “por favor, te estoy pidiendo que dejes de interrumpirme, cállate ya…”.

LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Cuando existe un problema en la relación padres-hijo:

Formas ineficaces de solucionar los problemas

“Mensajes solución”. Frecuentemente los padres no esperan a que el niño inicie un comportamiento determinado, sino que, incluso adelantándose, le dicen lo que debería, podría o tendría que hacer.
– “Mensajes humillantes”. Son aquellos mensajes que comunican vergüenza, juicio, ridículo, crítica o culpabilidad.
– Cuando trata de resolverlos en su favor a fin de que el padre gane y el hijo pierda.
– Cuando hacen que sus hijos ganen constantemente por miedo al conflicto o la frustración de sus necesidades. En estas familias el chico gana y el padre pierde.

Formas eficaces de solucionar los problemas.

  • “Mensajes yo”: Cuando los padres dicen cómo se sienten a causa de algún comportamiento inaceptable del hijo, el mensaje se convierte en un mensaje “yo”. (Por ejemplo: “me siento mal cada vez que gritas de esa manera”).
  • El diálogo entre padres e hijos: su importancia para resolver conflictos
    La comunicación es el mejor modo de intentar resolver un conflicto mediante el diálogo supone, por tanto:
    • Definir claramente el problema, exponer abiertamente todos aquellos aspectos que pueden originar el conflicto.
    • Saber expresar y poner el nombre a los sentimientos que en cada uno de los implicados provoca dicho desacuerdo.
    • Encontrar las alternativas viables para resolverlo y lograr los acuerdos posibles, de modo que la solución sea satisfactoria para las dos partes sin que ninguno pueda considerarse vencedor o perdedor absoluto.
    11. La comunicación no es una conversación esporádica, sino un ambiente que se crea y se respira, como el oxígeno. Este ambiente comienza por el establecimiento de un auténtico encuentro con nuestro cónyuge.
    12. Para hablar se necesita tiempo. No existe un equivalente o sustituto económico del cariño, de la experiencia ni de la cercanía.
    13. Tan importante como hablar es saber callar: la clave del saber escuchar está en intentar comprender el punto de vista de nuestro hijo.
    14. Reconocer que nos hemos equivocado y pedir perdón acerca de ello a las personas es un signo de madurez. No temamos desandar el camino andado cuando nos equivoquemos. Y enseñemos a nuestro hijo a hacer lo mismo.
    15. Tratemos de escoger el momento oportuno para la discusión, los nervios no suelen ser buenos consejeros.
    16. No minusvaloremos nunca la importancia de los problemas de nuestros hijos: lo que les hace sufrir nunca es una tontería, puesto que les hace sufrir.
    17. Evitemos en las conversaciones con nuestros hijos de todo lo que pueda parecer interrogatorio intempestivo o curiosidad por su vida privada.
    18. Recordemos que nuestros hijos son estudiantes, pero no sólo estudiantes, los libros abren a la vida pero, no lo olvidemos, la vida es mucho más grande que los libros.
    19. Tratemos de proponer o sugerir a nuestros hijos metas más que imponerlas. Pero no renunciemos a ofrecerles apoyo y exigencia. Dialogar no es ceder de nuestra responsabilidad de padres.
    10. Y procure mantener el difícil equilibrio entre la libertad y la responsabilidad.
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