Tomando un café con… VIOLETA MONREAL, Ilustradora

Villamayor es cultura. Esta afirmación es indudable. Nos encontramos rodeados constantemente de manifestaciones culturales que nos hacen apreciar un poquito más nuestra localidad. Desde nuestra amada y venerada arenisca, hasta las distintas actividades que se desarrollan en el municipio. Sí, Villamayor es cultura. Y es cultura gracias a personas como nuestra entrevistada de hoy, que, sin estar vinculada a Villamayor, ha  aportado su granito de arena para que esta se convierta en un lugar donde apreciar el arte.

Decía Leo Burnett,DSC_1198 ejecutivo de publicidad estadounidense: «La curiosidad sobre la vida en todos sus aspectos, continúa siendo el secreto de las personas más creativas«. Aprender, conocer y descubrir: esas son las tres palabras más pronunciadas por nuestra entrevistada de hoy. Violeta Monreal. Mujer que no solo ha estado en los centros educativos de Villamayor para fomentar la lectura, sino que además pudo presentar su exposición y fue la creadora del logo de la “arañita” que tiene la Biblioteca Municipal.

Ovetense de nacimiento y licenciada en Bellas Artes. Violeta Monreal ha colaborado con la O.N.U. en la ilustración de varios proyectos. Además, idea y realiza prDSC_1208oyectos editoriales en su estudio en los que coordina textos e imágenes para crear colecciones de libros en colaboración con diversas editoriales. Su estilo y técnica, especialmente los collages, son fácilmente reconocibles, y dotan a su trabajo de una genuina personalidad que se resiste a las comparaciones.

¿Cómo y por qué se convirtió en ilustradora?

Porque para mí es como una forma de vida. A lo mejor, la respuesta parece un poco complicada: un dibujo es un problema; un problema se puede dividir; y si el problema se convierte en problemas más pequeñitos, será mucho más fácil de solucionar. Por lo tanto, mi forma de dibujar es trocear los problemas para volver a juntarlos, y construir con ello un dibujo. Para mí dibujar es como construir el mundo, en vez de dibujar el mundo.

¿Qué es lo que más le gusta su profesión?

Quizá sea esas personas a las que va dirigido mi trabajo. Muchas veces me dicen por qué no hago ilustraciones adultas, y es porque no puedo. Mi mundo son los niños y es realmente lo que me gusta. Me gusta hacer que los niños se den cuenta que casi todos los trabajos son iguales, tienen las mismas normas. Es en el mundo infantil, en el comienzo, donde noto que esto sí se puede decir, porque todavía están a tiempo. Me da mucho apuro cuando tengo que hacer cursos de profesores o cursos de adultos, cuando realmente ¿quién soy yo para decirle a una persona que ya tiene su vida programada cómo tiene que hacer las cosas?

¿Y lo que menos?

Yo creo que quizá lo negativo sea que tienes que separar muy bien. Mi trabajo es como si planteara a la hora de trabajar y por mi forma de hacer, siempre me planteo las cosas como atreverme a empezar a trabajar. Siempre el trabajo es muy difícil. Yo no soy de las que le salen las cosas muy sencillas. Tengo que atreverme a decir que sí, a llamar a “este” para ver si me dan un trabajo… De alguna forma, en todo momento es como si me estuviera iniciando, como si fuera novata. Quizá lo negativo de mi trabajo es mi forma de ser, pero eso no tiene la culpa el trabajo, porque yo no sé nunca lo que voy a dibujar, no sé nunca como voy a hacer una cosa hasta que estoy dentro. Es desde dentro donde voy construyendo el dibujo, y eso es muy agobiante. Por tanto, lo peor de mi trabajo es mi forma de ser, y de eso, el trabajo no tiene la culpa de nada.

Como ilustradora que es, ¿Cómo definiría su estilo?

Suelo utilizar tres tipos de dibujo. El clásico; el de toda la vida; el de, como digo yo: cojo un rotulador, cojo un lápiz y dibujo. Pero luego, utilizo una técnica que la gente lo suele llamar “romper papel” que en el fondo es dibujar con papel. Si yo quito el rotulador y me doy cuenta que la mano sabe dibujar, porque es la mano la que empuja el rotulador, lo mismo me da dibujar un corazón, que hacer un corazón rasgado; lo mismo me da hacer un cuadrado con un rotulador, que coger una cartulina roja y cortar un cuadrado de color rojo. Y luego utilizo otra forma. En mis trabajos siempre hay mucha fotografía, muchas cosas que hay a nuestro alrededor que nos están gritando siempre: “Yo también quiero entrar en un dibujo”, pero muchas veces no las escuchamos: pelotas saltarinas, palos, ramas, fotografías de soles, de nubes… Ese otro mundo que se puede utilizar también para dibujar.

La labor de Violeta dentro de la ilustración, le ha permitido ganar numerosos premios, entre los que destacan el Premio CCEI de Ilustración 2011 o el Premio XXVI Salón del Libro poDSC_1201r su labor en la Promoción del libro infantil y juvenil, en diciembre de 2002. Desde sus inicios, se publican constantemente libros con sus imágenes en las principales editoriales españolas. Algunos de sus libros han sido publicados también en numerosos países como Estados Unidos, Japón o varios países iberoamericanos entre otros. No cabe duda que Violeta es una mujer todo-terreno en el mundo de la ilustración.

¿Cuál es su fuente de inspiración a la hora de ilustrar?

Principalmente el arte. Además, considero el arte como una piedra angular no solo para mí, sino que debía ser para el mundo entero, para los niños principalmente. Esa cultura tan rica de todo tipo de artes, desde lo más sencillo a lo más elaborado, desde lo más abstracto hasta lo más realista, desde lo más personal o subjetivo a lo más surrealista… Ese arte para mí tenía que ser el principio donde se estructurar toda la educación, porque es nuestra cultura. Qué bonito sería que el típico día de la madre en vez de la típica flor que a lo mejor hacen en el cole, fuera el girasol de Van Gogh. Yo creo que la felicidad está en la cultura, en el conocimiento, en la lectura, en llenar de contenido esos tiempos vacios…

Ha sido ilustradora de muchos libros, ¿cuáles son  aquellos que recuerda con mayor cariño o alguno que quiera destacar por alguna razón?

Son muchos… Por ejemplo, yo recuerdo con mucho cariño, quizá por lo que me costó, la colección de “Sentimientos y valores”. Es un alfabeto en el que cada letra es un sentimiento, y todo tiene su por qué. Hacer que los niños sepan decir lo que sienten significa que ya es el primer paso. Saber cuando tenemos algo malo o algo bueno, que no somos perfectos, y reconocer que yo soy una gruñona ya es un primer paso. Entonces una colección que sirve como para eso, para crear vocabulario y hacer que un niño se reconozca, y así reconozca a los demás. Esa colección para mí es muy importante para formar.

Yo creo como el mundo en colecciones para poder sentir. Ilustrar por ilustrar o escribir por escribir es rarísimo, tiene que servir para algo. Veo a los profesores tan necesitados de herramientas para poder hacer a esos niños creativos que, la colección de “Formas encantadas” para partir de formas sencillas, crear mundo enteros o la colección de “Papeles rotos” donde en cada libro se enseña a dibujar algo diferente o muy sencillo. A lo mejor, los hay un poco más complicados como “Oro parece, plata no es”. Pequeñas disculpas para recrear ese mundo de nuevo y, sobre todo, para enfrentarte a problemas.

Desde hace tiempoIMG_20170223_110236, Violeta se encuentra desarrollando una línea de trabajo en la que recrea las ciudades que han influido en su vida, ya sea porque las ha conocido o porque las quiera conocer. La última de ellas ha sido Granada, ciudad donde ha podido realizar una exposición de sus dibujos originales. Quién sabe, quizá Salamanca 2018 no estaría mal para un próximo proyecto…

¿Qué se encuentra ilustrando actualmente?

Yo ahora estoy disfrutando “haciendo” ciudades. A mí me gusta mucho viajar, pero en mi trabajo, y quizá porque estoy en una época de la vida donde los niños estudian y son muchos gastos, pues no sé… Me da la sensación que todo el mundo viaja menos yo. Sin embargo, viajar dibujado… ¡Buah! Escoges el sitio donde quieres ir, y hasta me lo sé de memoria. Si cierro los ojos, sabría reproducir exactamente los grises y los oscuros que tiene cualquier momento: el Coliseo romano o la Torre Eiffel porque lo dibujé, entonces estoy dibujando ciudades. La última fue Granada: me inventé cantidad de cipreses que quedan siempre como dibujo, queda precioso y porque es maravillosa. Yo ahora estoy bastante enganchada porque hablo la ventana del hotel y justo da a la catedral, y pienso: ¡qué dibujo tengo delante! Entonces tengo que hacerlo…

Ha llegado a tal punto su fama dentro del mundo de los libros, que un colegio de Zaratán, en la provincia de Valladolid, lleva su nombre: el CEIP VIOLETA MONREAL. Junto a su trabajo como ilustradora y autora de relatos, compagina la labor de conferenciante como especialista de dibujDSC_1205o infantil. Además, coordina talleres prácticos y teóricos de fomento de la creatividad del profesorado y alumnos en toda España. En su página web se puede leer: “Violeta tiene manos de hada y corazón de niña. Por eso no es de extrañar la mágica empatía que logra tener con los chavales, quienes la escuchan hechizados por su singular mundo de fantasía. Duendes, brujas y dragones salen de su maleta y de sus manos en un increíble despliegue de imaginación y destreza”.

Compagina su trabajo de ilustradora con la labor de animadora de lectura por los centros educativos. Cuénteme un poquito más qué es lo que hacen.

Cuando voy a un colegio suelen ser “Encuentros con autor”. Yo creo mucho en el libro, entonces a mí estos encuentros me sirven para que por fin los niños se encuentren con su libro. Eso es un poquito difícil porque estamos en una sociedad donde tú puedes ir a un colegio, puedes dar una charla, pero es como si la das y los niños no tiene que comprar mejor. El niño tiene que tener libros porque tiene que poseer su biblioteca. El niño es un ser que le gusta tener cosas y cuantas más, mejor. Si eso es así, ¿por qué quitarle el libro? ¿Por qué no creer en la cultura del libro y tener su biblioteca? Entonces, a mí estos encuentros, la animación me da esa pequeña varita mágica para decir este libro va a ser especial. ¿Por qué? Porque primero me vas a conocer, voy a hablar contigo, voy a explicarte cómo es mi trabajo y te vas a dar cuenta como es muy parecido al tuyo. Además, no solo te voy a firmar el libro, sino que te lo voy a firmar de tal manera, con un dibujo, con un recuerdo, que no te vas a querer deshacer de ese libro. Para mí el libro es importante, no se puede querer hacer lectores sin que el niño tenga libros. Tenemos que hacer la cultura del libro más presente: ir a librerías, a bibliotecas, pero que también los libros tengan sus propios libros. Los encuentros con autor me sirven para eso, para que el niño crea en el libro, y el profesor también.

También ha coordinado talleres prácticos de fomento de la creatividad no solo para alumnos, sino para profesores. ¿Cómo se dirige a este público adulto?

Los profesores son más complicados porque están más a la defensiva. La diferencia únicamente es esa. Entonces, es como romper esa fortaleza: unas veces se consigue y otras no se consigue. Yo tengo un problema que es mi forma de hablar, y es que parece que hablo con realidades profundas y absolutas, pero luego, mi forma de ser es todo lo contrario. Entonces, que las cosas queden claras desde el principio es la forma que tengo de romper las defensas de los profesores. Yo te voy a decir cómo hago las cosas, yo te voy a decir qué hago en mis colecciones, para qué las hago, y si tú las quieres usar porque las necesitas, las usas. Entonces es cuando el profesor sabe que no le estoy queriendo imponer nada. Para mí hacer trabajos con los profesores es una gozada, porque creo que quizá son los más necesitados: necesitan herramientas porque tienen muchas presiones, saben cómo hacer las cosas. Cada profesor tiene que tener su forma de hacer, entonces lo que se debería hacer desde las instituciones es darse cuenta que no hay por qué pautarlo tanto y meter las cosas en tantos cajones, hay que dar más libertad para que cada uno pueda ser ellos mismos.

Sabemos que ha estado en varias ocasiones en Villamayor, cuéntenos su experiencia.

Este año no he estado aquí. Pero el colegio de Villamayor es casi como mi colegio. Villamayor para mí es como un recuerdo especial: la biblioteca de Villamayor, la arañita de Villamayor… Es un recuerdo muy bonito, muy entrañable. Quizá porque la gente de Villamayor a mí me recibió muy bien. Hice una exposición preciosa, y después de ahí quedó una relación muy cercana. Para mí, este pueblo es como mi segunda casa.

Usted creó el logo del Club Lector de la Biblioteca Pública de Villamayor, y vino a presentarlo. Cuénteme aquel proyecto.

La araña no solo se convirtió en el símbolo de la biblioteca. Para mí es mi símbolo, es como una forma de trabajar. Yo no espero a que me llamen para trabajar, y es lo que yo intento transmitir a los niños, sino a lo mejor nunca me dan trabajo. Es como yo conozco a un editor, y de repente es como si yo lanzara mi primer hilito, la tela de araña. Voy construyendo una tela de araña, y de repente, sin saber cómo, es el editor el que me está proponiendo a mí el trabajo que yo quería hacer. Sin que se dé cuenta, yo construyo relaciones humanas. A mí me cuesta mucho trabajar mucho cuando la relación con el editor es por ordenador, la relación se hace más fría. La araña es como si fuera yo. Esa araña es trabajadora, donde realmente me cuesta todo mucho y voy construyendo  esta tela de araña alrededor de esa persona que tiene que darme mi trabajo. Incluso en un encuentro, cuando estoy con los niños, yo construyo sin que se den cuenta un hilo invisible, que es una pequeña tela de araña entre nosotros. Dependerá de nosotros que se construya fuerte o no. Y sin querer, se va construyendo despacito como una inmensa casa a nuestro alrededor, y sin darse cuenta ellos mismos se están construyendo el trabajo y me lo están construyendo a mí también.

Carismática, curiosa y cercana. Así es Violeta Monreal. Una mujer que a base de trabajo y constancia ha forjado una carrera que, indudablemente quedará para la posteridad, siendo como una de las mejores ilustradoras del panorama nacional.

Es un placer poder contar en nuestro municipio con gente así. Gente que ofrece, gente que enseña, pero sobre todo, gente que aporta. Gente que sueña que el mundo puede ser un lugar mejor donde la cultura sea el eje vertebrador de nuestra vida. Porque cultura hay en todos los lados, hasta donde menos lo podamos imaginar. Violeta Monreal me ha ensDSC_1196eñado a valorar un poquito más los libros, esos grandes compañeros cargados de sabiduría y conocimiento, pero sobre todo esos grandes compañeros que nos hacen un poquito mejores. Gracias Violeta por  su labor en este municipio. Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro.

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