Las tertulias en La Caserna con…. MANUEL ESTELLA, Expresidente de las Cortes de Castilla y León

Los nuevos comienzos son las grandes oportunidades de la vida. A veces, mirar atrás solo sirve para coger impulso. Hemos vivido grandes momentos encerrados en cuatro paredes de un local oscuro, pero lleno de luz por todas las personas que conocimos dentro. Todo se acaba, pero siempre que una puerta se cierra, otra se abre. Y la puerta que se nos ha abierto ha sido la del Restaurante La Caserna, un espacio único situado en el corazón de Villamayor que ofrece a sus clientes la mejor gastronomía en un lugar mimado y decorado al más mínimo detalle.

Decía David Weinbaum, profesor universitario: “El secreto de una vida rica es tener más comienzos que finales” y esa es la tónica que vamos a seguir a partir de ahora. Cambiamos el sitio y el nombre, pero no cambiamos la esencia, esa que nos ha hecho seguir y llegar hasta aquí con más de cuarenta charlas.

¿Qué mejor manera que empezar de nuevo que con nuestro invitado de hoy? Manuel Estella Hoyos nació en Salamanca con el fin de la Guerra Civil. Es un político español de los de toda la vida, Presidente de las Cortes de Castilla y León desde 1991 al 2003 y Procurador por Salamanca durante dos décadas. Un hombre de los de antes cargado de sabiduría, experiencias y anécdotas.

Hábleme de su vida personal: su edad, estado civil, familia…

Nací en Salamanca el 19 de agosto del año 39 y tengo, por lo tanto, 78 años. Estoy casado con una asturiana que me ha dado cuatro hijos, dobles parejas de reyes damas. Además, tengo seis nietos: un par de mellizos de tres años que son los que me traen loco.

¿Ninguno de sus hijos se ha dedicado a la política como usted?

No, y mejor porque no estamos en el mejor momento. Ninguno se ha dedicado a la política. Mi hija mayor es economista y los otros dos son licenciados en Derecho. Mi hija pequeña es farmacéutica en Madrid.

¿Cómo llego a ese puesto?

No puedo decir que llegué casualmente, todo es debido a mi curriculum. Yo hice oposiciones de Abogado del Estado, estuve destinado unos años en Lugo y después en  Oviedo, de ahí viene la asturiana. En cuanto quedó una plaza me vine a Salamanca. Llegue en una época en la que estaba a punto de aprobarse la Constitución y, por lo tanto, las primeras elecciones. A mí me llamo un Catedrático de Derecho Civil, Pablo Beltrán de Heredia, que además había sido alcalde en Salamanca, y me pidió que le acompañase en la lista en las primeras elecciones. Acepte y fui a las elecciones y luego me hicieron presidente del partido tras las elecciones autonómicas en el año 1983, que fue cuando se aprobó el Estatuto. Desde entonces, aquí estamos.

¿Cuántos años llego a presidir las Cortes?

Presidí las Cortes durante tres legislaturas: doce años. En ese sentido soy el decano, porque no ha habido ningún compañero que haya aguantado tres legislaturas.

¿Cómo se definiría usted como político?

Yo soy un político a la antigua usanza, yo soy Abogado del Estado. Tuve una etapa de mi vida que dedique a servir a los demás, prestando mis conocimientos. Ese fue mi deseo de ser político con mayúsculas.

¿Qué trabajo realizaba en el Consejo Consultivo de Castilla y Leon?

El Consejo Consultivo es el órgano superior de consulta de la Administración: emite dictámenes jurídicos y constituye una garantía para la Administración porque se vela por la legalidad de las propuestas que hace, y mi labor como jurista era esa. Me hicieron consejero emérito con carácter vitalicio.

La política, como todo en la vida, tiene sus luces y sus sombras. ¿Qué es lo mejor y lo peor de ella?

Lo mejor de la política es poder hacerla y ejercerla como un sacerdocio, como un enseñar, un ayudar. Hoy día la política ha variado mucho, los políticos de entonces no éramos así, lo digo en general en todos los partidos. Cada uno tenía sus quehaceres, sus negocios, sus profesiones… Pero es que ahora la política es una profesión. Y de ahí veo lo negativo, que hay gente que no ha hecho nada más y se sale de la política sin tener un oficio.

La política me ha dado momentos buenos y momentos malos, aunque me acuerdo más de los buenos. Los malos quedan como anécdotas.

Gracias al cargo que he ocupado, he tenido la satisfacción de tener una audiencia privada con el Papa Juan Pablo II. Eso me impresiono mucho. He conocido a toda la Casa Real, desde los antiguos Reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía, al entonces Príncipe Felipe; he conocido Jefes de Estado, los principales herederos, a Lady Di, a los presidentes de países vecinos.. Y a los de España, no te digo nada: Felipe González, Adolfo Suarez… todos los gobiernos y todos los ministros; artistas, deportistas, toreros… He disfrutado mucho.

Este año se celebra el 35 aniversario del nacimiento del Estatuto, y hay muchos que desconocemos en que consiste. Explíquenos que es el Estatuto.

Los que tienen menos de 35 años no saben lo que es el estatuto y los que tienen más, algunos tampoco lo saben. Yo creo que lo que si sabe es que hubo unas elecciones generales después de la muerte de Franco para formar un nuevo gobierno. Si damos un paso largo, se aprobó la Constitución en el año 78. Así comenzó el llamado Estado de las Autonomías, y empiezan a constituirse por agrupaciones por razones históricas o de proximidad; entre ellas, una de las comunidades que se crea es la de Castilla y Leon. En principio partíamos de once provincias, pero hubo problemas. En Logroño y en Santander, las asambleas que tenían que aprobar el Estatuto se pusieron de acuerdo por una abultada mayoría, y decidieron no integrarse en esa comunidad.  Con las otras nueve provincias que quedaban, hubo también intentos de uniprovincialidad en Burgos y en León.

En definitiva, del Estatuto nacen las instituciones: las Cortes y la Junta, como instituciones básicas de la comunidad.

¿Es verdad que en un principio la provincia de Segovia no formaba parte de Castilla y León?

El problema surgió en Segovia: cuando aprobamos el Estatuto no formaba parte de esta comunidad, y en el artículo referido a la delimitación del territorio no aparece la provincia de Segovia, solo aparecen ocho provincias. Tuvo que ser una ley posterior pero publicada en la misma fecha, que anexionó Segovia a Castilla y León, pero por las malas, digamos. En teoría quedó constituida.

¿Qué reformas ha tenido el estatuto en sus 35 años de vida?

Yo diría que ha habido tres reformas.

En la primera, con cinco años de retraso, asumimos un paquete de competencias que ya tenían otras comunidades. Más adelante hubo una reforma más amplia que suprimió algunas limitaciones que tenía el Estatuto. En principio el Estatuto no permitía retribuciones periódicas muy fijas a los procuradores, que así se llaman los representantes del pueblo. Además, solamente celebrábamos sesiones como periodo hábiles en 120 días al año. Esas limitaciones desparecieron y ahora se celebran las sesiones que hagan falta, y hay procuradores que tienen dedicación exclusiva y cobran un sueldo; los demás, cobran dietas. En aquella reforma también tuvo mucha importancia el que se crearan las instituciones propias de la comunidad. Junto al Consejo Consultivo del que ya hemos hablado, estaba el Consejo Económico y Social, el Procurador del Común, que es nuestro defensor del pueblo, y el Consejo de Cuentas. Esa reforma fue la más importante. Por último, la tercera reforma es más bien programática, donde se determinan derechos y obligaciones de los ciudadanos de Castilla y León. Esa reforma ahora exige su desarrollo, y es en el tramo en el que se encuentra la Junta.

Como ya sabe, este portal está dedicado a Villamayor ¿qué opinión le merece nuestro pueblo? ¿Cómo lo ve en Salamanca y Castilla y León?

Hacía mucho que no venía por aquí y está totalmente cambiado. Ha cambiado para mejor, ha crecido. Desde Salamanca, echo en falta en los medios de comunicación que se le preste mayor atención. Villamayor forma parte del alfoz y tiene poca voz. En cuanto a la piedra, es un tesoro. Los edificios de Salamanca son conocidos precisamente por la piedra de Villamayor.

Me gusta mucho una oda de Unamuno a Salamanca donde llama: “Bosque de piedras que arrancó la historia donde yo te bendigo mi Salamanca”.

Con sus años y experiencia, ¿cómo ve la juventud en estos tiempos? ¿Qué consejo nos daría a los jóvenes?

Lo veo muy difícil. Desgraciadamente os vamos a dejar un país que no es lo que pensaba yo, lo más deseable. Estamos pasando una etapa de crisis de valores. Yo creo que el problema es de educación, de cultura. ¿Qué le voy a aconsejar yo a los jóvenes? Pues lo que le puedo aconsejar a mis hijos y no es fácil decirlo. Yo algunas veces les digo a mis hijos y nietos: “Haz lo que yo te digo aunque no hagas lo que yo hago”. Solo les digo que sean buenos, que sean solidarios, todo se traduce en eso, en educación, en cultura.

¿Qué hace Manuel Estella desde que se jubiló? ¿Cuáles son sus hobbies?

En mi día a día no suelo madrugar mucho, me levanto sobre las 9 y media. Desayuno y leo el periódico en casa, y a eso del mediodía me voy a la piscina a hacer ejercicio, a nadar. Cuando vuelvo, me voy a tomar una caña. Después de comer no tengo costumbre de dormir la siesta y ahí es donde tengo que llenar el día, pero suelo hacerlo. Tengo mucha afición por la música; tengo miles de fotografías ordenadas cronológicamente en álbumes y es un repaso a lo que he sido en la vida. Me emociona un poco ver algunas.

En cuanto aficiones me gusta la natación, la música, los toros y el Dry Martini que es lo que tomo todos los días, la mejor medicina para dormir.

Tiene una especial afición al mundo de los toros, ¿cómo los suele seguir por televisión o en vivo?

Voy perdiendo la afición. Han sido muchos años, yo empecé a ir a los toros  a los 10 años que me llevaba un tío mío que era muy taurino, entonces he visto muchas corridas. Cuando era presidente, ha habido temporadas que he visto 30 o 35 corridas. Me gusta el toro en el campo, tengo amigos ganaderos que me invitan a herraderos. La afición a los toros la conservo, pero va decayendo. Ya no tengo la pasión que tenía antes para ir a los toros.

Si tuviera que definir con una sola palabra a Manuel Estella, esa sería SABIO. A través de sus ojos me muestra los resquicios de un pasado que, sin ninguna duda, fue mucho mejor; a través de sus palabras me muestra la experiencia de un hombre que por encima de político, es Abogado del Estado; y a través de sus gestos me muestra que su mayor triunfo en la vida ha sido y es su familia.

Ya quedan pocos como Manuel Estella. Gracias, amigo.

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