CURIOSIDADES DE NUESTRA HISTORIA

CAPÍTULO 16

LA ECONOMÍA EN LA SALAMANCA ROMANA

Terminada la guerra de Augusto contra los cántabros y los astures, la Península Ibérica conocerá un largo período de paz, la llamada Pax Romana, que va a durar, aproximadamente, dos siglos, hasta la crisis militar que tienen lugar en el siglo III, a la que siguen las invasiones bárbaras y los acontecimientos políticos que conducirán a la desaparición del Imperio de Occidente durante el siglo V.

En cuestión económica, la integración en el Imperio por parte de la Península Ibérica no supuso ningún cambio; fue una zona fundamentalmente productora de materias primas; especialmente metales, aceite, vino y esclavos.

La atracción de los metales tanto preciosos (oro y plata) como útiles (estaño, plomo y cobre) fue una de las causas de la conquista.

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Vista general de Las Médulas, explotación minera en la provincia de León

(www.spain.info)

Además de los metales, los esclavos fueron una materia prima de gran interés para la economía romana y la península los suministró en abundancia. Este interés se debe a que la economía romana se basó en la explotación de propiedades medianas o grandes, cuya mano de obra fundamental era la mano de obra esclava; igualmente, en las minas y en las industrias poco especializadas se utilizaba con abundancia el trabajo esclavo.

Además se produjo un cierto desarrollo de la manufactura, sobre todo de productos poco especializados y que servían para necesidades cotidianas, como ladrillos o tejas, cerámica, tejidos y ropas de baja calidad, aperos de labranza, etc.

En particular Salamanca asistió a un panorama económico no muy diferente al que había tenido durante la II Edad del Hierro. La economía había sido fundamentalmente agropecuaria, basada en la existencia de un grupo de pequeños y medianos propietarios, completada con otras actividades, como la extracción de mineral en algunos filones (de pequeña importancia) y el comercio.

Los principales recursos económicos de la provincia de Salamanca en la Antigüedad eran los derivados directamente de la explotación de la tierra (sobre todo ganadería y agricultura), pesca y algunas explotaciones mineras.

Reproducción de una calzada romana en el itinerario de las minas romanas de Las Cavenes de El Cabaco. Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. Salamanca. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Reproducción de una calzada romana en el itinerario

de las minas romanas de Las Cavenes de El Cabaco

(www.siempredepaso.es)

La ganadería debía constituir la principal fuente de riqueza, si bien el hallazgo de útiles de labranza (molinos de mano en los castros y poblados, o trigo carbonizado) atestigua la práctica de la agricultura. En todo caso sería una agricultura de secano (trigo y cebada).

Las especies ganaderas eran ovejas, cabras, cerdos, ganado vacuno y equino.

Se han aducido diversos hechos para demostrar la importancia de la ganadería dentro de la economía salmantina en la Antigüedad. Las esculturas zoomorfas conocidas como “verracos” pudieran reflejar la importancia de especies como el cerdo o el jabalí. La abundancia de bocados y piezas de atalaje de caballos y la existencia de una unidad de caballería vetona en el ejército imperial pueden justificar la importancia de la ganadería caballar.

Es posible que se practicara un régimen de ganadería trashumante más o menos extendido. Pero, ¿por dónde? En un principio la Vía de la Plata se empieza a construir a finales del siglo I a.C., con lo cual cabría suponer que previamente existiría una red de caminos secundarios y cañadas que pudieran servir, en tiempos de paz, para el desplazamiento estacional de los ganados. En el territorio lusitano y vettón se produciría esta trashumancia entre las sierras de Béjar, de Gata y de la Estrella y las zonas cálidas del Tajo o los valles del Alagón y el Tiétar.

A mediados del siglo XX, y teniendo en cuenta estudios llevados a cabo durante el siglo XIX, R. Aitken realizó un mapa de las cañadas españolas en la que podemos constatar que la Cañada Real leonesa entraba en la provincia desde Zamora, cruzaba el Tormes por Salamanca y franqueaba el puerto de Béjar. Otra cañada iba desde Ciudad Rodrigo a Ledesma, cruzaba el Tormes y se dirigía hacia Zamora.

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Distribución de las distintas vías pecuarias de la provincia

(www.caminoshistoricos.es)

Otro factor que pudiera haber contribuido a la existencia de la trashumancia es la práctica del Hospitium (la hospitalidad) y que se documenta por medio de las tesserae hospitales (téseras de hospitalidad) o documentos, generalmente en láminas de bronce, en los que se registraba un pacto de hospitalidad contraído entre dos partes y en el que se concedían derechos y reconocimientos mutuos.  De la provincia de Salamanca sólo se tiene constancia de una tésera de hospitalidad, la denominada “tésera de Ciudad Rodrigo” o “tésera de las Merchanas” (cerca de Lumbrales) y en la que se registra la hospitalidad entre la ciudad de Coria y un magistrado indígena de nombre Turos que debía de actuar en representación de la comunidad del castro de las Merchanas.

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Reproducción de la tésera en bronce de Las Mechanas

(www.tierracharra.blogspot.com.es)

En cuanto a la agricultura, constituía la base de la alimentación y debía practicarse en cada poblado o en el entorno rural de las ciudades. Con el incremento de la importancia de la agricultura aparecerán las villae a partir del siglo I. Las que conocemos en la provincia de Salamanca se ubican preferentemente entre el curso del Tormes y el norte de la provincia, aunque existen en el sureste y en el curso del río Águeda.

Junto a la ganadería y la agricultura, aparecen la recolección de frutos silvestres, la caza menor y la pesca fluvial sobre todo para el autoconsumo. Estrabón refiere que los poblados recolectaban bellotas que tostaban y molían, convirtiéndolas en harina con la que se fabricaba una especie de pan o torta que se consumían sobre todo en invierno.

Es probable que se practicara la minería a pequeña escala, que explotaba filones de estaño, plomo, plata o pequeños auríferos en las arenas de los ríos. Un mapa de la distribución de los castros de la II Edad del Hierro de la provincia muestra una gran abundancia de ellos en la mitad occidental de la misma, zona donde se sitúan la mayor parte de los filones mineros.

Uno de los ámbitos en los que el dominio de Roma tuvo consecuencias más palpables fue el de las comunicaciones y el comercio. Sin duda, el desarrollo de las vías de comunicación debió tener un efecto positivo sobre el comercio.

En la provincia salamantina debió existir un pequeño comercio entre la ciudad y el campo que la rodeaba. El campesino vendía en el mercado local su excedente agrícola a cambio de manufacturas que él no podía fabricarse (instrumentos de labranza, vajilla doméstica o vestidos). Además a la provincia llegaban productos importados de otras zonas. En Ciudad Rodrigo se descubrió un lote de cerámica entre la que había vasos de importación del sur francés.

Durante el Imperio romano se consolidó en toda la península la economía monetaria que había ido extendiéndose desde la República. Prueba de ello es el hallazgo del tesorillo en los vertidos entre la Universidad y la Catedral Nueva. Se han encontrado también  monedas del Imperio, acuñadas en la ceca de Roma en otros lugares de la provincia como el lote de monedas de la época de Claudio encontrado en Ciudad Rodrigo.

Por lo que hace referencia a las comunicaciones hay que poner en antecedentes esta cuestión. Con anterioridad a la conquista en la península existían caminos con un trazado y un pavimento tales que hacían lenta e insegura la circulación de bienes y personas. Los romanos pavimentaron muchos de estos caminos, convirtiéndolos en calzadas; otros permanecieron de tierra y en algunos lugares construyeron nuevas calzadas y levantaron puentes para salvar ríos o arroyos, facilitando el tránsito y evitando el tener que cruzarlos con balsas o barcazas, algo frecuente en las épocas anteriores.

La finalidad principal de estas construcciones era tanto militar como comercial.

Una de las calzadas más antiguas era la denominada Vía Heraclea que recorría el litoral mediterráneo y unía Cádiz y el sur de Francia. Otra vía unía Asturica Augusta (Astorga) con Burdeos.

Al final de la República Cecilio Metelo comenzó la construcción de una vía que penetrara en la Meseta desde el sur. Sería el origen a partir del cual se desarrollaría la Vía de la Plata, que fue la principal vía de comunicación romana del occidente de la Meseta y, por consiguiente, de Salamanca.

via de la plata

Restos de la Vía de la Plata, cerca de Puerto de Béjar

(www.descubresasturias.com)

Con anterioridad esta ruta se había denominado Vía del Estaño y durante el Imperio se llamó Item ab Emerita Caesaraugusta (Camino de Mérida a Zaragoza). Esta ruta, la vía que unía Mérida y Astorga, con un recorrido de 632 millas romanas (928 km), de los cuales 109 km pasan por la provincia de Salamanca, se comenzó a construir por Augusto prácticamente al comienzo de nuestra era y fue terminada a comienzos del siglo II por los emperadores Trajano y Adriano.

La Vía de la Plata cerraba por el oeste un circuito que ponía en comunicación el Valle del Ebro, Levante y Andalucía (los territorios más fértiles) con la costa portuguesa, Galicia y León, donde había importantes yacimientos mineros (como por ejemplo Las Médulas). Permitía, además, un rápido desplazamiento de tropas hacia cualquier punto si hacía necesario su presencia (como cuando se produjeron incursiones de moros en Andalucía a finales del siglo II).

El trazado presenta una calzada que partía de Mérida hacia el norte, tenía una anchura de no menos de entre 4 y 6 metros, una profundidad de 0,5 a 1 metro y sólidos contrafuertes laterales, disponiendo de puentes (de anchura variable)  y mojones. Contaba cada 20 o 25 millas romanas (cada milla romana equivalía a unos 1500 metros) con una mansio  o estación donde los viajeros encontraban parada y fonda.  La lista de estas mansiones más importantes (según el Itinerario de Antonino) en la provincia de Salamanca, era: Caelionicco (Baños de Montemayor o Puerto de Béjar), Ad Lippos (Valverde de la Casa), Sentice (término de Pedrosillo de los Aires) y Salmantice (Salamanca).

Los restos que se conservan en la provincia de Salamanca son piedras miliares, de forma cilíndrica, que indicaban la distancia en millas, desde el origen de la vía en Emerita Augusta, y cuya función era semejante a la de los actuales puntos kilométricos. Dichos miliarios suelen llevar una inscripción en la que figura el nombre del emperador bajo cuyo reinado se construyó o reparó el tramo de la vía. Se conocen unos treinta de  estos miliarios de la vía en su trazado por tierras salmantinas.

miliario

Miliario de Sentice, Pedrosillo de los Aires

(www.jcyl.es)

Con todos los datos disponibles podemos reconstruir el trazado primitivo de la vía romana. Esta penetraba en la provincia, procedente de Cáceres, por Puerto de Béjar, cruzaba el río Cuerpo de Hombre, continuaba por Calzada de Béjar y Navalmoral de Béjar. Desde aquí se dirigía hacia Peromingo y Valverde de Valdelacasa. Luego por los Santos y Fuenterroble se dirigía al norte, rodeando por el oeste la Sierra de Frades, para llegar a Pedrosillo de los Aires. Después, por Santo Tomé de Rozados discurría paralela al curso del Zurguén hasta llegar a Salamanca, cruzando el Tormes a través del puente romano. Cruzaría la ciudad y se dirigía al norte por Calzada de Valdunciel e Izcala, abandonando en este punto la provincia.

Puente romano

Vista del puente sobre el Tormes

(www.salamancaantigua44.blogspot.com.es)

Durante el siglo III los emperadores se preocuparon de hacer reparaciones parciales.

El final del imperio y las invasiones bárbaras hicieron que, poco a poco, la conservación de la Vía de la Plata quedase abandonada, bien por cuestiones económicas (las ciudades no podían costear su reparación) o por cuestiones de inseguridad y decadencia económica. No obstante los árabes la debieron encontrar en buen estado dado que le pusieron el nombre de Calzada de la Plata, que deriva del árabe BaLaTa (“camino empedrado”).

Existieron, por lo demás, otras vías en la provincia cuyo trazado puede reconocerse por algunos restos conservados. Sucede con la calzada que discurría entre Salamanca y Alba de Tormes o con los restos de varias en torno a Ledesma y al castro de Yecla de Yeltes.

El trazado de la Ruta de la Plata por el núcleo urbano de Salamanca lo trataremos más específicamente en otro artículo.

 

El presente artículo ha sido redactado

– Siguiendo el texto de M. Salinas, “Salamanca romana: economía, sociedad y mentalidades”, correspondiente al capítulo V de HISTORIA DE SALAMANCA I  (coordinador M. Salinas, director  J.L. Martín), edita Centro de Estudios Salmantinos

– “La Vía de la Plata a su paso por Salamanca”. A. VACA LORENZO. Revista de Estudios nº 48, año 2002.

Continuará…

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