CURIOSIDADES DE NUESTRA HISTORIA (24)

Y LLEGARON LOS REPOBLADORES (PRIMERA PARTE)

La idea de que la zona situada entre el Duero y las montañas del Sistema Central, tras la invasión musulmana, se hubiera convertido en un desierto demográfico y se hubiera producido una ruptura de cualquier tipo de estructura agraria, se ha debido más a la imaginación de determinados autores que a los datos que nos pueden aportar las fuentes escritas. Las cosas no están tan claras o son probablemente muy distintas a lo que se ha venido pensando.

Representación de la Batalla de Simancas

(www.fotoseimagenes.net)

Durante los primeros años del siglo X los hechos documentados permiten deducir que  existen asentamientos cristianos en algunos puntos muy próximos al curso del Duero y que, sería inmediatamente después de la batalla de Simancas (año 939) cuando tiene lugar el decidido avance hacia el sur, pasando a ocupar y controlar los cristianos la ribera del Tormes en el sector occidental y hasta el río Cega en la parte oriental. Ya en el último cuarto del mismo siglo Almanzor dirige numerosos ataques contra los puestos más avanzados con el fin de frenar la expansión territorial cristiana, ataques que no dejan en el olvido prácticamente ninguno de los núcleos más importantes y quizás mejor guarnecidos y organizados. Y desde comienzos del siglo XI, con la crisis del califato cordobés, la presencia de castellanos y leoneses en el sector meridional de la cuenca, aunque documentalmente efímera, es cada vez más frecuente, llegando, en algunos puntos, hasta las mismas estribaciones del Sistema Central.

Miniatura con la imagen del rey Ramirro II de León,

uno de los contendientes en la batalla de Simancas.

(www.rupestrevero.blogspot.com.es)

¿Quiénes eran los pobladores de la zona de vanguardia? Las fuentes, aunque escasas, son claras sobre esta cuestión: junto a la población cristiana, en unos casos descendientes de quienes permanecieron en el territorio y en otros pudiera ser el resultado de inmigraciones; se contaría también población preárabes y algunos grupos árabes de muy probable origen étnico beréber.

La colonización de nuevos territorios fue estimulada pero también controlada de manera permanente por los distintos poderes establecidos. Todo se hace con el beneplácito o por mandato regio y la repoblación de las diferentes comarcas se presenta como competencia exclusiva, previo compromiso de fidelidad contraído con el rey, de otros tantos condes; así, la zona de Salamanca pasa en un cierto momento a depender de Fernando Flaínez, conde de Cea, Pero además es muy posible que personajes importantes del círculo regio participaran en la creación de algunas aldeas a las que darían sus nombres; éste pudo ser el caso de los pueblos salmantinos de Iusvado (hoy Juzbado) y Sarrazín Yuanes.

Imagen de Abd-al-Rahman III

(www.vavel.com)

El estudio de las campañas anuales de Álmanzor contra el reino de León, según el texto del geógrafo Al-‘Udrï, son el método más adecuado para conocer los distintos grados de ocupación cristiana y los probables efectos sobre el poblamiento anterior, producidos por los repetidos ataques amiríes. En el año 977 Almanzor lleva a cabo expediciones militares contra la comarca salmantina de Baños y contra Cuéllar y Salamanca; al año siguiente la penetración llega hasta Ledesma; en el año 979 los ataques se dirigen contra Sepúlveda y de nuevo contra Ledesma; es casi seguro que una de las campañas organizadas en el 980 afectaría a la comarca salmantina de La Armuña;  ya en el 986, y de camino hacia Zamora y León, sufren los rigores de la guerra y de la devastación Alba de Tormes y por tercera vez Salamanca.

Más difícil resulta evaluar la incidencia de tales ataques sobre las poblaciones. Parece ser que no existe relación directa ni automática entre devastaciones y despoblación. Más bien todo indica que se produjo un retraso, una paralización temporal, en la dinámica migratoria hacia el sur y en el avance colonizador cristiano, pero sobre todo que hubo dificultades para mantener el control político y social sobre las poblaciones instaladas en las fronteras. El propio Almanzor, ya en su lecho de muerte, se lamentaba precisamente de no haber despoblado los territorios que atacó.

Tropas de Almanzor representadas en las Cantigas de Santa María

(www.es.wikipedia.org)

Otro testimonio indirecto de la pervivencia del poblamiento es la persistencia de pequeñas aldeas, como Ribas, Cardaba o Cuevas de Provanco, cuya existencia consta documentalmente desde la primera mitad del siglo X y documentadas también con los mismos nombres todavía a mediados del XIII.

La (por así decirlo) segunda repoblación se va a prolongar a lo largo de más de un siglo: desde las décadas finales del siglo XI (inicio de la repoblación de Salamanca) hasta finales del siglo XII y principios del siglo XIII (repoblación de los espacios serranos) y va a suponer una doble acción: implantar una organización que articule política y socialmente a todo el territorio y paliar las deficiencias de población que, sin duda, pudieron existir durante los primeros siglos de la Alta Edad Media en los territorios situados entre el río Duero y la línea de cumbres del Sistema Central.

Sistema Central, con el Pico Almanzor al fondo,

desde la Laguna Grande del Circo de Gredos

(www.casasgredos.wordpress.com)

Se van a producir importantes movimientos de población entre las zonas más septentrionales del reino castellano-leonés y los nuevos territorios de frontera.

Así pues, si se produjo un corte demográfico, debió ser demasiado breve. Y en cualquier, caso, no cabe duda de que en los sectores de vanguardia muy pronto volvió a existir una jerarquía de señores, que a veces son los mismos descendientes de los antiguos tenentes, quienes han vuelto a recuperar el poder.

Tal es así que en el momento en que Alfonso VI realiza la integración efectiva de los territorios salmantinos al Reino de León, no lo hace como una simple asimilación de estos a la realidad existente al norte del Duero sino a través del reconocimiento jurídico de las formas específicas de organización que se han ido desarrollando en estos territorios y que desde el primer momento se presentaron como elementos diferenciadores.

Alfonso VI en una miniatura del siglo XII,

existente en la Catedral de Santiago de Compostela.

(www.es.wikipedia.org)

Estas diferencias aparecen de forma clara en aquellos asentamientos (Alba, Ledesma Salamanca) que asumieron el protagonismo y la dirección de la defensa en las distintas zonas de la frontera atacados por las campañas de Almanzor y que se iban constituyendo en centros autónomos de organización del territorio circundante. Van a ser los embriones de las futuras ciudades y villas, cabezas de un amplio alfoz, a las que su integración en el reino castellano-leonés no les va a impedir mantener e incluso profundizar en su autonomía municipal.

La aparición de un nuevo sector económico y social (el de los caballeros campesinos o caballeros no nobles) será la base de la evolución de estos centros con funciones militares y políticas, pues serán ellos los que asuman funciones de defensa y administración propias de las nuevas entidades concejiles. Este papel se verá reforzado por la progresiva incorporación de elementos burgueses que se irán enriqueciendo a través del comercio y que, al fusionarse con los caballeros, van a llegar a constituir un grupo de poder en la vida municipal. Aparecería (de manera embrionaria) una jerarquización social como consecuencia de la división entre caballeros (con bases económicamente ganaderas), junto con el sector más enriquecido de la burguesía comercial, y peones (campesinos dedicados prioritariamente a la agricultura).

Campesinos medievales y sus vestimentas

(www.pinterest.es)

Estos flujos de efectivos humanos han dejado su huella en la toponimia de los asentamientos creados, tal y como han demostrado los importantes estudios llevados a cabo por Ángel Barrios y Luis Miguel Villar.

Pero esto será objeto de exposición en el próximo artículo, donde veremos la relación de los topónimos salamantinos con comarcas del norte y del este, así como la procedencia de los colonizadores de nuestras tierras.

Para la elaboración del presente artículo se han tenido en cuenta los siguientes documentos:

–  “Historia de Salamanca”.  BONILLA HERNÁNDEZ, J.A.; HERNÁNDEZ DÍAZ, J.M. y MARTÍN MARTÍN, J.L. Ediciones GRUPOSA. Salamanca, 1996

– “La repoblación de los territorio salmantinos. El primer ensayo repoblador de la monarquía leonesa”.  MÍNGUEZ, J.M. correspondiente al capítulo I de HISTORIA DE SALAMANCA II  (coordinador J.M. Mínguez, director  J.L. Martín), edita Centro de Estudios Salmantinos. 1997

– “Repoblación de la zona meriodional del Duero. Fases de ocupación, procedencias y distribución espacial de los repobladores”. ÁNGEL BARRIOS GARCÍA. Studia Histórica. Historia Medieval. Usal Revistas. Vol 3 (1985)

 

 

 

 

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